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miércoles, 17 de marzo de 2010

EL AMOR ENTRE QUÍMICOS


Se conocieron en el VI Congreso Nacional de Química de los Alimentos y estuvieron hablando toda la noche, mientras bebían Red Bull sin parar, de glucuronolactona, ácido pantoténico y niacina.
Cuando ella le mencionó de manera muy sugerente la B12 o Cianocobalamina y las necesarias 70 etapas de reacción para su síntesis química, él ya estaba calculando los gramos por litro-soluto/disolución- de agua que contenían sus ojos marrones( aunque se daba perfecta cuenta de que sus ojos no eran marrones de verdad, ya que el color es una percepción visual que se genera en el cerebro al interpretar las señales nerviosas que le envían los fotorreceptores de la retina del ojo y que a su vez interpretan y distinguen las distintas longitudes de onda que captan de la parte visible del espectro electromagnético).
A las 5 de la mañana, en mitad de una cautivadora discusión sobre Sales Binarias y la formación de tetraóxido de hierro y dihierro (Fe3O4 = FeO – Fe2O3), se entrelazaron las manos y se besaron sin más.
- Su saliva tiene un ph bajo y un regusto como a bicarbonato de sodio... ¡¡¡me gusta mucho!!- pensó ella.
- Posee un evidente déficit de transcobalaminas en la sangre que habrá que subsanar con tiempo,cariño y dedicación- meditaba mientras él en silencio.

Subieron, desnudándose por el pasillo, a la habitación y penta-hicieron el amor de forma clásica y sistemática, como en la nomenclatura tradicional, hasta quedar extenuados y haber expelido todos los electrolitos posibles mediante su cálido sudor.
Con cada orgasmo, ella gritaba muy fuerte: - FeO(Óxido Ferroso). A él, extrañamente, le gustaba.

Para desayunar pidieron mantequilla con muchos triglicéridos y cereales almidonados. Se despidieron al finalizar el congreso con una sonrisa y un beso en la mejilla y se intercambiaron los correos y teléfonos.
Pero pasó el tiempo( el tiempo es la magnitud física con la que medimos la duración o separación de acontecimientos sujetos a cambio, de los sistemas sujetos a observación, esto es, el período que transcurre entre el estado del sistema cuando éste aparentaba un estado X y el instante en el que X registra una variación perceptible para un observador o aparato de medida... pero esto es física, no química, y no sé cómo se ha colado esta definición en mi relato) y ninguno de los dos tomaba la iniciativa, aguardando que fuese el otro el que lo hiciese. La Teoría de la Correspondencia parecía no funcionar adecuadamente.
Y hay que decir que, pese a la distancia, sus hipotálamos continuaban enviando mensajes a las diferentes glándulas de sus cuerpos, ordenando a las suprarrenales el aumento de adrenalina y noradrenalina- los neurotransmisores que comunican entre sí a las células nerviosas- cuando pensaban en el otro.
Pasaron varios meses así, con el corazón a 130 pulsaciones por minuto, la presión arterial sistólica alta, liberando grasas y azúcares para aumentar la capacidad muscular, generando más glóbulos rojos de lo debido con el fin de mejorar el transporte de oxígeno por la corriente sanguínea... así que era evidente, químicamente, que estaban enamorados.
Una noche de mayo ella recibió un correo que decía: " Los lixiviados de fosfoyesos presentan elevadas concentraciones de sulfato, calcio, sodio, fósforo y metales tóxicos entre los que se encuentra el uranio. Te quiero y te deseo.".
Ella respondió inmediatamente: " Ya sabía que el uso de fosfoyesos en agricultura de forma intensiva o continua puede producir la acumulación de metales tóxicos como el uranio, y te aseguro que también es cierto eso de que el uranio puede pasar a medio acuoso con el agua de riego o la lluvia, con el consiguiente riesgo de ser absorbido por las plantas de cultivo. Yo también te quiero y necesito estar contigo."

Se casaron en julio, tuvieron dos niños- niño y niña- con unas espléndidas y vistosas hélices de ADN y fueron juiciosamente felices, pues ambos, como buenos químicos, eran plenamente conscientes de que con el tiempo el organismo se va haciendo resistente a los efectos colaterales de estas primeras sustancias segregadas y toda la locura de la pasión de desvanece gradualmente, por lo que la fase de atracción no dura para siempre y comienza entonces una segunda fase que podemos denominar de pertenencia, dando paso a un amor más sosegado, a un sentimiento de seguridad, comodidad y paz, de profundo apego.
Y así, cuando se iban a trabajar se despedían siempre con un beso, ya que la gente que besa a sus parejas por la mañana pierde menos días de trabajo por enfermedad, tiene menos accidentes de tráfico, gana de un 20% a un 30% más y vive una media de cinco años más que el resto.

Saludos de Jim y ¡¡¡qué viva la química y el amor!!!

2 comentarios:

Azra dijo...

Así una se engancha a la química y no con la dichosa tabla periódica de elementos químicos que nos hacen empollar en BUP, suplicio de los horribles!
Ahm, a ver si cambiamos de aperitivos y merendolas que el queso a messié no le gusta nada...XD
Besos castos!

Jim Alegrías dijo...

Cambio lo del queso, Azra.
¿ Prefieres magret de pato caramelizado con puré de castañas o perdiz estofada?
Tú pide.

Un abrazo casto donde los haya.