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lunes, 11 de enero de 2010

EL AMIGO INFORMÁTICO, EL PUNTO G Y "SEIS SEGUNDOS"


Tres cositas muy breves para el día de hoy:

1) Tengo la computadora- un elegante portátil-estropeada desde hace unos días, por lo que no he podido actualizar este vuestro bizarro rincón en los últimos días.
Mientras espero por ese amigo informático que sabe mogollón, me voy vistiendo de gallina y haciendo la paella, como en el next vídeo de esos genios del post-humor que son los fanegas de Muchachada Nui(recordad que esta semana comienza nueva temporada y el Bonico del tó volverá con sus sabios consejos tipo: "A las personas hay que juzgarlas por el aspecto que tienen, eso de que hay que esperar a conocerlas es mentira, por que además, digan lo que digan, una persona con pinta descuidada nunca va a ser buena, si fuera buena persona, vestiría como Dios manda ¿sabes? en consecuencia, todos tenemos que juntarnos luego con las personas que son como nosotros, porque si no empiezan los problemas y los disturbios. )





2) Un reciente estudio científico, con la inestimable colaboración de varios miles de mujeres, nos ha desbaratado la magia y devuelto a millones de seres humanos a la cruda realidad: no existe el dichoso Punto G, por más que las susodichas se lo han buscado desde las uñas de los dedos de los pies hasta el lóbulo de las orejas.
Resumiendo, que ya podéis dejar unos y otras de buscar ese misterioso botoncito de la felicidad- un misterio parecido al de la Sábana Santa o al de los enigmáticos dibujos de animales de Nazca... casos para investigar por Scooby Doo y sus amigos- y dedicar ese improductivo tiempo a otro tipo de afanes y labores. Algo tipo sacar de una vez el graduado, apuntaros a un curso del INEM de masajes unisex tibetanos con "happy end" para satisfacción de vuestra pareja o incluso pensarse en serio lo de volver al gimnasio a bajar el flotador y los excesos acumulados durante las fiestas.
Es triste, pero es que la vida se empeña a veces en estas crueles tareas de frustar los sueños más hermosos.


3) Me gustan tanto los microrrelatos, que hasta a veces escribo alguno. Por ejemplo, éste:


" SEIS SEGUNDOS"

Aquella fue la semana en la que su mujer lo dejó por otro tipo más joven e inteligente. La misma semana en la que declararon suspensión de pagos en su empresa y en la que le diagnosticaron una hiperplasia benigna de próstata( prostatitis).
Así que ese sábado se puso su abrigo de espiga gris, cogió el viejo paraguas con una varilla rota y salió a la lluvia de diciembre, sonriendo muy despacio al pensar en el hecho de que ya nada le podía ir mucho peor, y que todavía disponía del resto de su vida por delante para tratar de mejorar aquella maldita semana.
Y todo esto se le paso por la cabeza justo seis segundos antes de que aquel coche rojo se saltara el semáforo y su viejo paraguas con una varilla rota ascendiese, despedido, hacia aquella lluvia de diciembre que caía a plomo sobre las aceras.

Saludos de Jim y hasta pasado mañana, que tengo un articulazo que ni las mejores plumas de la revista PRONTO podrían superar.
Y eso ya es bastante, ¿no?.
¡Y que venga ya mi amigo informático!!!

8 comentarios:

Mae West dijo...

Un tipo que se atreve a salir a la calle con un paragüas con la varilla rota ¡¡¿Cómo no lo va a dejar su mujer?!! Es cutre, triste..¡sórdido incluso!..... una ve salir a su hombre por la puerta de casa así... Y una se dice "cualquier día te cambio, por dios bendito, cualquier día te cambio" Y tendrá suerte el marido en cuestión si todo lo que le ocurre es eso: que lo cambian por otro ¿Entiendes Jim?

Pablo Franco dijo...

Tu microrelato me es muy familiar.
Conocí a un hombre que se llamaba Eliseo, estuvo 35 años emigrado en Alemania y 45 casado con su mujer. No tenía ni hermanos ni hijos.
Cuando volvieron a España hicieron un pequeño puñado de amigos, no muchos. Vivía en Vigo.
Hace algo más de un año murió su mujer. De repente se encontró solo, solo de verdad. Hace un mes me lo encontré en el Facebook y le agregué. Tuvimos una de nuestras largas conversaciones hasta casi las 3 de la mañana por el chat del Facebook. Se despidió diciéndome... "un placer Pablo, espero que no tardemos tanto en tener otra de nuestras largas conversaciones".
El día después de Reyes iba caminando por la calle, de repente se mareó y le golpeó un autobús. Falleció en el hospital.
Cuando me enteré, lo primero que pensé fue... ¿por qué no tuve más conversaciones como aquella con él?
Era un hombre bueno.

Azra dijo...

Hombre, los Reyes tampoco existen,pero en fin. La ingenuidad , imaginación o como se quiera llamar, nos convierte en jóvenes de nuevo.Las ganas de saber, conocer más. Dejémonos de tanto existencialismo por Dior!

Pd/tengo dos paraguas, y cada uno de ellos tiene como mínimo una varilla rota...Salgo?

TEMIS dijo...

Pues a mi me inspira ternura un paraguas roto bajo la lluvia. Me parece la imagen de desamparo tal que es como personalizar una pena tan honda que poco te importa lo que los demás piensen de ti. Exteriorizas un sentimiento de pena, nostalgia, te desprovistes completamente de dar una imagen que no tienes o no sientes. Un paraguas roto bajo la lluvia, es como decir, "si me mojo me da igual, si no me mojo, también, la cuestión es que da igual qué imagen proyecto, me muestro como me siento". Y si lo cambian por otro por ese momento de pena, es que no era para ti. ¡Qué mejor amor es aquel del que te quiere cuando nadie lo hace!

Andra Mari dijo...

Con su viejo paraguas con una varilla rota salió a la lluvia de diciembre.
...Y aquel cohe rojo hizo que su viejo paraguas con una varilla rota ascendiese, despedido, hacia aquella lluvia de diciembre.

Tal vez ese paraguas con su varilla rota volase, por fin, por encima de todas nuestras, suyas preocupaciones.

Tal vez ese paraguas con una varilla rota, en seis segundos, se había transformado en el de Mary Poppins.

Me lo imagino volando, sonriendo y con su gran paraguas sin ninguna varilla rota.

Pablo Arangüena dijo...

Hasta hace poco, yo tenía dos paraguas, uno verde y otro azul, ambos de propaganda de R. Me gustaba más el verde y, por otro lado, era-estaba más nuevo.

Hace cosa de un mes tuve que ir a los Juzgados de Orense, dejé el paraguas verde en la oficina del Colegio de Abogados y, cuando volví, me lo habían mangado. Parece que la gente de orden también practica el viejo comunismo de los paraguas.

Ya solo me queda el cada vez más deteriorado paraguas azul, que creo que era (o debería decir es) de mi madre y cogí prestado un día.
Como decía F.Scott Fitzgerald, la vida es un proceso de demolición.

Que vuelva pronto Muchachada Nui. Nui. Y en cuanto al punto G, sabido es que lo tienen en la oreja. Lo que no estoy seguro es en cuál.

Pablo Franco dijo...

Pablo, gente de orden en un colegio de abogados es una imposibilidad conceptual :-)
Un saludo

Jim Alegrías dijo...

Mae West: Pues lo he estado pensando y tienes bastante razón. Si el tipo no es capaz de comprarse otro paraguas y lleva siempre el roto... ¿cómo será en todo lo demás de rancio y sórdido?
Buen apunte, Mae.

Pablo F: Una historia triste, Pablo.
Triste por lo real, sobre todo.

Azra: Aprovecha las rebajas y cómprate uno baratito, Azra. O vete a la sucursal de tu Banco y que te den uno, coño, que nunca dan nada los cabronía y luego se lo llevan todo.

Temis: No lo sé, pero igual Mae tiene razón. Es cutre y triste y un paraguas no cuesta tanto.

Andra Mari: Me gusta mucho. Y ese final es delicioso.

Pablo A: Pues los fanegas de Muchachada ya han vuelto y ayer le ha tocado el descojone surrealista al truño de Luis Cobos, que se lo merece, que se lo merece y mucho, por plasta, por hacerse millonario con sus astracanadas MTV clásicas y por lucir esa melena hortera al viento.
A mí me da que el Punto G ese de marrás está en la rodilla.
Si has visto "La Rodilla de Clara", de Rohmer, Pablo, lo entenderás.

Saludos de Jim a los damnificados por el 2010.