España sería otro país muy distinto-podría incluso haber sido la aburrida Islandia, por ejemplo- sin sus bares de cortos, martinis, tapa de ensaladilla o croquetas de la una del mediodía.
Un bar en España es un hogar, una morada, una lumbre, un espacio acogedor al que los españoles y españolas siempre regresan( algunos varias veces al día, si es que salen del local para algo).
Ya sabía hace mucho tiempo el maestro Luis Carandell, gran aficionado y cronista de esto de los bares españoles(memorable su artículo sobre los distintos tipos de cafés que piden los españoles en un bar) , que en nuestra Celtiberia Show se estila aquello de "aunque tengo mal las piernas bien visito las tabernas" o lo de "el hombre guapo ha de oler a vino y tabaco".
Por ejemplo, para hablar de lo que nos diferencia de una buena parte del resto de Europa hay que tener en cuenta que uno de los baremos más significativos- mucho más que el del PIB, el déficit, las divisas u otras escalas macroeconómicas- es el bar, la tasca, la vida dentro del espacio comunitario, de socialización y de encuentro que supone el típico bar español.
Aquí radica buena parte de esa nuestra idiosincrasia y carácter patrio. ¿Qué razones nos han llevado a valorar aquí este hecho diferencial con el resto del mundo? Pues muy sencillo.
Tú estás en Londres o en Ámsterdam y le preguntas al nativo europeo qué es lo que hay para visitar por allí cerca de dónde estáis y el nativo europeo te hace una perfecta rondé de museos, bibliotecas, edificios históricos, la casa de Ana Frank, la estatua de Peter Pan, la fábrica de moneda y timbre, etcétera.
Tú estás en Madrid, en Murcia o Coruña y un guiri le pregunta al nativo español- al Pepe, que pasa por allí, por ejemplo- qué puede visitar aquí y va y le suelta:
- ... bueno, ahora ya son las dos y cuarto, así que Casa Baldomero para tomar un rioja y una tapa no está mal, y después justo al lado está el Bar de Manolo(en todos los barrios españoles hay un Bar de Manolo) que tiene unos calamares fritos para chuparse los dedos con un par de cañas... y cruzando la acera, para no moverse mucho por culpa del calor y la deshidratación, está el "Chipirón", con un vino de la casa bueno y a buen precio que...
Y si lo dejas un poco le planifica personalmente(todo español lleva dentro un personal training frustrado) al Francés o Checo una ruta de vinos, yantar y bebercio que a las cinco ya va cantando el guiri la de clavelitos por la Calle Real.
Porque en buena parte del resto de Europa se desayuna lo que allí denominan "English Breakfast"(tocino, salchicas, huevos fritos, zumo, cereales...) mientras que en las barras de los bares españoles el encofrador y el camionero, a las ocho de la mañana, ya pide su Sol y Sombra, una cerveza, un bocadillo de jamón y un purito para hacer la digestión de camino a la obra.
Pero, vamos al meollo de la questión... ¿qué es un bar español clásico, cómo lo definimos científicamente, en que orden de cosas y jerarquía natural lo encuadramos?
A continuación expongo una serie de elementos imprescindibles e infalibles para reconocer un bar español de los de siempre, de los buenos, coño, de los de toda la vida, con dos cojones, que diría Torrente:
- El dueño se llama Manolo o Pepe y su mujer, que está en la cocina, Maruja o Charo. Suelen tener bigote, ellos, algunas manchas de grasa en la camisa a cuadros y cercos de sudor alrededor de la axila. Huelen a Varon Dandy o Brummel. La mujer suele asomar la cabeza un poco por la puerta de la cocina- siempre va con un mandilón con flores- cuando él le pregunta si quedan camarones o "cocretas de pollo". Al principio son un poco huraños y protestones, aunque a medida que aumenta la confianza y no dejas a fiar nada compruebas que son buenas personas, incluso amables.
Pura zoología.
- En el suelo suele haber serrín, para la mejor limpieza del local cuando los clientes habituales, a partir de las ocho, regurgiten los brebajes y las olivas; o para absorber antes la sangre de los posibles cadáveres de los jubilados que puedan ir cayendo durante el día después de tanta sangría y fritanga.
- Un auténtico bar español que se precie siempre tiene presidiendo sus paredes algún calendario Pirelli o Firestone del año 1978 con su correspondiente jamona enseñando pechuga(lo más Eros en aquel momento, como la mecedora de mimbre de Emmanuel), o un póster firmado de la alineación del Deportivo con Bebeto, Manjarín y Djukic junto con otro del Real Madrid o el Barsa actual.
También suele formar parte del Feng-Shui del bar español para canalizar las energías positivas y negativas algún cartel de Mirinda, un garrote con algún lema chusco sobreimpreso por si se te había ocurrido( "hoy no se fía, mañana sí") darte el piro; una estantería de cristal con vasos antiguos de nocilla medio sucios, una botella de Anís el Mono como aquella con la que salía un regional tocando en el inicio del programa "Raíces" y alguna botella mediada y polvorienta de un licor que se llamaba Cynar.
- Hay tres mesas siempre reservadas en un bar español: una para los pensionistas y jubilados que juegan al tute y al dominó, otra para la tía cabrona que hace el crucigrama en el bar y acapara el periódico durante dos horas y la última para que los hijos de los dueños hagan los deberes cuando llegan del cole, mientras le gritan a su padre que quite España Directo y ponga los dibujos de los Gormiti.
Tú te estás tomando tu cerveza y pincho de tortilla rancio mientras el niño le pregunta al Manolo cuáles son los afluentes del Ebro. ¿Quién dijo que los bares no culturizan?
- La bayeta amarilla empapada para limpiar la mesa forma parte de la idiosincrasia y personalidad inimitable del bar hispano y no puede faltar en ningún local que quiera hacerse respetar. El dueño la pasa en varios sentidos distintos mientras te pide que levantes el servilletero para dejar la mesa más enmerdada de lo que ya estaba, como con olas de grasa y arcoiris diminutos, si la miras de lado.
- En cada bar español siempre hay dos o tres clientes mirando el telediario- el parte- mientras comentan cada noticia a la vez que echan pestes del gobierno, del presidente del equipo de fútbol de su ciudad o dictaminan fundamentados axiomas sobre el calentamiento global: - ...ahora ya no hay invierno ni nada, cuando yo era chaval eso sí que eran diciembres y eneros... todo por culpa del calentamiento global, como dicen en el parte.
Al final siempre llegan a dos acuerdos firmes, sea de lo que sea de lo que están hablando: la culpa es de los políticos, que son todos unos ladrones y mangantes... y las mujeres son más raras que montar un acelerador de partículas a mano y sin instrucciones.
- Así como antes la mayor parte de los guardia civiles y policías acababan de taxistas, los matrimonios dueños del bar siempre vienen de Suiza, por eso muchos bares se llaman Berna o Zurich. Juntaron un pequeño capital y ahí están, con sus cañas, olivas y frutos secos aguantando chismorreos de clientes borrachos en vez de haberse quedado disfrutando de la calidad de vida de Basilea y del aire puro y sabroso de la montaña alpina.
También los hay con ínfulas literarias que juegan con sus nombres a la hora de otorgarle una denominación al local: BAR MILITO( Él se llama Miguel, ella Lina y el hijo Tomás); o algo que empiece con Bar, por lo de hacer la gracia: Bar-Tolo, Bar-quillo...
Sin palabras.
- Un bar español que no tenga colgando en sus paredes esos azulejos con lemas tabernarios del tipo: " La mejor inyección, el vino y el jamón", "Soltero y cuarentón, menuda suerte, cabrón" o " Si por fiar tengo amigos y los pierdo por cobrar, para evitar enemigos lo mejor es no fiar".
Cultura popular en estado puro.
- Un elemento característico de los bares clásicos españoles son los servicios o WC, que dice la gente más fina. Suelen ser de fuerza y de apuntar, de esos con agujero y que sanidad había prohibido pero siguen ahí, reinando gozosos en muchos locales. La cisterna suele estar estropeada y hay una toalla vieja y roída en vez de secamanos, aunque con el pringue de dos semanas sin lavar parece el mapa de la Tierra Media, con un extraño y oscuro país de Mordor en el centro que da que pensar.
Pues eso, amigos y amigas, en estos tiempos de garzones impecables y musculosos con camisetas de licra ajustadas negras, de bares de diseño blanco nitrógeno y estanterías con cañas verdes de bambú en jarrones de cristal con piedrecitas, de vinotecas climatizadas y armarios bodega, de locales con suministro de oxígeno y tapas vanguardistas del tipo de Higos frescos con foie caramelizado y longaniza de chocolate macerada con soja... es cuando más tenemos que proteger y preservar con nuestra presencia y parloteo estos entrañables locales clásicos españoles, con sus boquerones, calamares y empanadillas con palillo incrustado; los menús del día con servilleta todavía de tela a cuadros, esa bollería industrial de tres días sobre mostrador con las moscas encima, los calendarios de "Bar Javivi" te desea Feliz 2009 o los cupones de las promociones de los periódicos siempre recortadas en el lomo.
No hay como el calor del amor en un bar. Español, claro, con dos cojones.
Saludos de Jim.
Ya sabía hace mucho tiempo el maestro Luis Carandell, gran aficionado y cronista de esto de los bares españoles(memorable su artículo sobre los distintos tipos de cafés que piden los españoles en un bar) , que en nuestra Celtiberia Show se estila aquello de "aunque tengo mal las piernas bien visito las tabernas" o lo de "el hombre guapo ha de oler a vino y tabaco".
Por ejemplo, para hablar de lo que nos diferencia de una buena parte del resto de Europa hay que tener en cuenta que uno de los baremos más significativos- mucho más que el del PIB, el déficit, las divisas u otras escalas macroeconómicas- es el bar, la tasca, la vida dentro del espacio comunitario, de socialización y de encuentro que supone el típico bar español.
Aquí radica buena parte de esa nuestra idiosincrasia y carácter patrio. ¿Qué razones nos han llevado a valorar aquí este hecho diferencial con el resto del mundo? Pues muy sencillo.
Tú estás en Londres o en Ámsterdam y le preguntas al nativo europeo qué es lo que hay para visitar por allí cerca de dónde estáis y el nativo europeo te hace una perfecta rondé de museos, bibliotecas, edificios históricos, la casa de Ana Frank, la estatua de Peter Pan, la fábrica de moneda y timbre, etcétera.
Tú estás en Madrid, en Murcia o Coruña y un guiri le pregunta al nativo español- al Pepe, que pasa por allí, por ejemplo- qué puede visitar aquí y va y le suelta:
- ... bueno, ahora ya son las dos y cuarto, así que Casa Baldomero para tomar un rioja y una tapa no está mal, y después justo al lado está el Bar de Manolo(en todos los barrios españoles hay un Bar de Manolo) que tiene unos calamares fritos para chuparse los dedos con un par de cañas... y cruzando la acera, para no moverse mucho por culpa del calor y la deshidratación, está el "Chipirón", con un vino de la casa bueno y a buen precio que...
Y si lo dejas un poco le planifica personalmente(todo español lleva dentro un personal training frustrado) al Francés o Checo una ruta de vinos, yantar y bebercio que a las cinco ya va cantando el guiri la de clavelitos por la Calle Real.
Porque en buena parte del resto de Europa se desayuna lo que allí denominan "English Breakfast"(tocino, salchicas, huevos fritos, zumo, cereales...) mientras que en las barras de los bares españoles el encofrador y el camionero, a las ocho de la mañana, ya pide su Sol y Sombra, una cerveza, un bocadillo de jamón y un purito para hacer la digestión de camino a la obra.
Pero, vamos al meollo de la questión... ¿qué es un bar español clásico, cómo lo definimos científicamente, en que orden de cosas y jerarquía natural lo encuadramos?
A continuación expongo una serie de elementos imprescindibles e infalibles para reconocer un bar español de los de siempre, de los buenos, coño, de los de toda la vida, con dos cojones, que diría Torrente:
- El dueño se llama Manolo o Pepe y su mujer, que está en la cocina, Maruja o Charo. Suelen tener bigote, ellos, algunas manchas de grasa en la camisa a cuadros y cercos de sudor alrededor de la axila. Huelen a Varon Dandy o Brummel. La mujer suele asomar la cabeza un poco por la puerta de la cocina- siempre va con un mandilón con flores- cuando él le pregunta si quedan camarones o "cocretas de pollo". Al principio son un poco huraños y protestones, aunque a medida que aumenta la confianza y no dejas a fiar nada compruebas que son buenas personas, incluso amables.
Pura zoología.
- En el suelo suele haber serrín, para la mejor limpieza del local cuando los clientes habituales, a partir de las ocho, regurgiten los brebajes y las olivas; o para absorber antes la sangre de los posibles cadáveres de los jubilados que puedan ir cayendo durante el día después de tanta sangría y fritanga.
- Un auténtico bar español que se precie siempre tiene presidiendo sus paredes algún calendario Pirelli o Firestone del año 1978 con su correspondiente jamona enseñando pechuga(lo más Eros en aquel momento, como la mecedora de mimbre de Emmanuel), o un póster firmado de la alineación del Deportivo con Bebeto, Manjarín y Djukic junto con otro del Real Madrid o el Barsa actual.
También suele formar parte del Feng-Shui del bar español para canalizar las energías positivas y negativas algún cartel de Mirinda, un garrote con algún lema chusco sobreimpreso por si se te había ocurrido( "hoy no se fía, mañana sí") darte el piro; una estantería de cristal con vasos antiguos de nocilla medio sucios, una botella de Anís el Mono como aquella con la que salía un regional tocando en el inicio del programa "Raíces" y alguna botella mediada y polvorienta de un licor que se llamaba Cynar.
- Hay tres mesas siempre reservadas en un bar español: una para los pensionistas y jubilados que juegan al tute y al dominó, otra para la tía cabrona que hace el crucigrama en el bar y acapara el periódico durante dos horas y la última para que los hijos de los dueños hagan los deberes cuando llegan del cole, mientras le gritan a su padre que quite España Directo y ponga los dibujos de los Gormiti.
Tú te estás tomando tu cerveza y pincho de tortilla rancio mientras el niño le pregunta al Manolo cuáles son los afluentes del Ebro. ¿Quién dijo que los bares no culturizan?
- La bayeta amarilla empapada para limpiar la mesa forma parte de la idiosincrasia y personalidad inimitable del bar hispano y no puede faltar en ningún local que quiera hacerse respetar. El dueño la pasa en varios sentidos distintos mientras te pide que levantes el servilletero para dejar la mesa más enmerdada de lo que ya estaba, como con olas de grasa y arcoiris diminutos, si la miras de lado.
- En cada bar español siempre hay dos o tres clientes mirando el telediario- el parte- mientras comentan cada noticia a la vez que echan pestes del gobierno, del presidente del equipo de fútbol de su ciudad o dictaminan fundamentados axiomas sobre el calentamiento global: - ...ahora ya no hay invierno ni nada, cuando yo era chaval eso sí que eran diciembres y eneros... todo por culpa del calentamiento global, como dicen en el parte.
Al final siempre llegan a dos acuerdos firmes, sea de lo que sea de lo que están hablando: la culpa es de los políticos, que son todos unos ladrones y mangantes... y las mujeres son más raras que montar un acelerador de partículas a mano y sin instrucciones.
- Así como antes la mayor parte de los guardia civiles y policías acababan de taxistas, los matrimonios dueños del bar siempre vienen de Suiza, por eso muchos bares se llaman Berna o Zurich. Juntaron un pequeño capital y ahí están, con sus cañas, olivas y frutos secos aguantando chismorreos de clientes borrachos en vez de haberse quedado disfrutando de la calidad de vida de Basilea y del aire puro y sabroso de la montaña alpina.
También los hay con ínfulas literarias que juegan con sus nombres a la hora de otorgarle una denominación al local: BAR MILITO( Él se llama Miguel, ella Lina y el hijo Tomás); o algo que empiece con Bar, por lo de hacer la gracia: Bar-Tolo, Bar-quillo...
Sin palabras.
- Un bar español que no tenga colgando en sus paredes esos azulejos con lemas tabernarios del tipo: " La mejor inyección, el vino y el jamón", "Soltero y cuarentón, menuda suerte, cabrón" o " Si por fiar tengo amigos y los pierdo por cobrar, para evitar enemigos lo mejor es no fiar".
Cultura popular en estado puro.
- Un elemento característico de los bares clásicos españoles son los servicios o WC, que dice la gente más fina. Suelen ser de fuerza y de apuntar, de esos con agujero y que sanidad había prohibido pero siguen ahí, reinando gozosos en muchos locales. La cisterna suele estar estropeada y hay una toalla vieja y roída en vez de secamanos, aunque con el pringue de dos semanas sin lavar parece el mapa de la Tierra Media, con un extraño y oscuro país de Mordor en el centro que da que pensar.
Pues eso, amigos y amigas, en estos tiempos de garzones impecables y musculosos con camisetas de licra ajustadas negras, de bares de diseño blanco nitrógeno y estanterías con cañas verdes de bambú en jarrones de cristal con piedrecitas, de vinotecas climatizadas y armarios bodega, de locales con suministro de oxígeno y tapas vanguardistas del tipo de Higos frescos con foie caramelizado y longaniza de chocolate macerada con soja... es cuando más tenemos que proteger y preservar con nuestra presencia y parloteo estos entrañables locales clásicos españoles, con sus boquerones, calamares y empanadillas con palillo incrustado; los menús del día con servilleta todavía de tela a cuadros, esa bollería industrial de tres días sobre mostrador con las moscas encima, los calendarios de "Bar Javivi" te desea Feliz 2009 o los cupones de las promociones de los periódicos siempre recortadas en el lomo.
No hay como el calor del amor en un bar. Español, claro, con dos cojones.
Saludos de Jim.
3 comentarios:
Muy bueno, Jim, profundo y gozoso estudio sociológico, que nos lo quiten tó...menos los bares.
Imprescindible,antes de ir de fiesta, pasarse por uno de estos monumentos al estilo,todo glamour, y así nos vamos vacunados para cualquier garito de diseño que parecen neveras.
Ese poster del Deportivo, cuanta gente lo tiene?.
Lo del cartelito es total y estoy totalmente de acuerdo, preferia el humo del tabaco que a esta panda de niños asilvestrados.
saludos
http://dalecalor.blogspot.com
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