John Oldman, profesor de Historia en la universidad, se reúne con un pequeño grupo de colegas un atardecer en su casa del desierto para comunicarles una extraña noticia: se marcha, abandona la facultad después de 10 años dando clase en ella.
No les da ninguna razón sobre el abandono.
Sus amigos y colegas, intrigados, comienzan a bromear y especular sobre las posibles causas que llevan a Oldman a abandonar una universidad donde es apreciado y valorado por todo el mundo.
La conversación avanza.
En un momento dado de la charla, John hace una extravagante confesión: él es un ser humano, que por alguna excepcional anomalía genética o jugarreta del destino, lleva vivo 14.000 años.
Es un viejo Cromagnon que ha sobrevivido a mamuts, dientes de sable, glaciaciones, hambrunas, luchas tribales... hasta llegar a nuestros días, en un proceso de supervivencia y adaptación evolutiva constante, y que tiene que cambiar de residencia continuamente para no levantar sospechas entre su comunidad por sus inmutables características físicas.
Entre los ocho personajes de esta película hay un biológo, otro antropólogo, un filósofo... todos amigos y colegas de la universidad de Oldman y, lo que al principio comienza casi como especie de broma, se acaba convirtiendo en una suerte de juego intelectual para intentar refutar y/o verificar desde las variadas perspectivas del conocimiento humano que se dan cita en esa cabaña al atardecer la revelación de John Oldman, buscando las contradicciones en su narración, los posibles agujeros negros e incongruencias de su trama....
No les da ninguna razón sobre el abandono.
Sus amigos y colegas, intrigados, comienzan a bromear y especular sobre las posibles causas que llevan a Oldman a abandonar una universidad donde es apreciado y valorado por todo el mundo.
La conversación avanza.
En un momento dado de la charla, John hace una extravagante confesión: él es un ser humano, que por alguna excepcional anomalía genética o jugarreta del destino, lleva vivo 14.000 años.
Es un viejo Cromagnon que ha sobrevivido a mamuts, dientes de sable, glaciaciones, hambrunas, luchas tribales... hasta llegar a nuestros días, en un proceso de supervivencia y adaptación evolutiva constante, y que tiene que cambiar de residencia continuamente para no levantar sospechas entre su comunidad por sus inmutables características físicas.
Entre los ocho personajes de esta película hay un biológo, otro antropólogo, un filósofo... todos amigos y colegas de la universidad de Oldman y, lo que al principio comienza casi como especie de broma, se acaba convirtiendo en una suerte de juego intelectual para intentar refutar y/o verificar desde las variadas perspectivas del conocimiento humano que se dan cita en esa cabaña al atardecer la revelación de John Oldman, buscando las contradicciones en su narración, los posibles agujeros negros e incongruencias de su trama....
No cuento más(spoiler), a riesgo de revelar datos y claves relevantes del magnífico desarrollo de esta obra de culto que ya es para algunos aficionados al género "The Man From Earth", obra escrita en forma de relato por el autor Jerome Bixby hace ya algunos años y que Richard Schenkman adapta a la gran pantalla de forma magistral.
Pero la gran pregunta sería... ¿cómo se puede rodar una obra maestra de la ciencia ficción con ocho personajes que durante una noche no salen de una habitación? ¿ Un clásico de hipótesis científicas sin F/X, naves espaciales, batallas intergalácticas, monstruos siderales y sin soles que estallan o invasiones extraterrestres puede resultar mínimante entretenido y/o digerible? ¿ Ocho personas que hablan durante la noche se puede considerar ciencia ficción?
La respuesta, siempre halagüeña, a todos estos interrogantes tiene mucho que ver con un guión soberbio apuntalado sobre un logrado tono crepuscular y trascendente que funciona como un viejo cuento o fábula( de aquellas antiguas que se contaban a la luz de las velas y alrededor de una mesa camilla) y que nos narra con magnética y encomiable habilidad ese peregrinaje de la especie humana desde su larga noche de los tiempos hasta la era de los rascacielos.
Una banda sonora atravesada de fraseos enigmáticos que subrayan todavía más los diálogos hipnóticos y precisos que nos van seduciendo poco a poco, envolviéndonos sin apenas darnos cuenta en esa trama que a primera vista- y desde fuera del contexto sugerente de esa cabaña- nos puede parecer absurdamente alambicada y forzada, pero cuyas líneas discursivas racionalizan de forma admirable y salvan a la perfección todas las posibles fallas de la suspensión de la realidad que este relato fantástico( ¿o no?) pudiera poseer.
Ciencia ficción introspectiva, de ideas, construída alrededor de una de las más fascinantes hipótesis del género: la inmortalidad.
Solamente me queda decir que yo he visto esta pequeña y brillante joya hace ya varios meses y que todavía, algunas noches, me despierto a las tres de la mañana de algún jueves pensando en John Oldman, en las resonancias bradburianas de El Hombre de la Tierra, en el poético y metafísico crepúsculo en el que ocho seres humanos al lado de una chimenea reflexionan sobre su misteriosa condición y naturaleza bajo las mismas estrellas en las que el hombre de Cromagnon se reunía las noches de invierno a tallar huesos de oso para sus útiles de caza y adornos rituales.
Han pasado ya 14.000 años, muchas lunas se han deslizado por el firmamento, millones de seres humanos se han levantado un momento del fango para volver a él poco después... y las estrellas, mientras tanto, ni han parpadeado.
Hay libros, paisajes, personas, películas... que se quedan a vivir dentro de uno, se instalan en insospechados rincones y anfractuosiades, y no se sabe muy bien por qué.
"The Man From Earth" es una de estas raras reliquias que se meten en los cajones de la memoria y dejan poso.
Comprobadlo.
Post Scriptum: Además, de paso, volveremos a ver a William Katt, el protagonista de la mítica serie televisiva de los años 80 "El Gran Héroe Americano".
Pero la gran pregunta sería... ¿cómo se puede rodar una obra maestra de la ciencia ficción con ocho personajes que durante una noche no salen de una habitación? ¿ Un clásico de hipótesis científicas sin F/X, naves espaciales, batallas intergalácticas, monstruos siderales y sin soles que estallan o invasiones extraterrestres puede resultar mínimante entretenido y/o digerible? ¿ Ocho personas que hablan durante la noche se puede considerar ciencia ficción?
La respuesta, siempre halagüeña, a todos estos interrogantes tiene mucho que ver con un guión soberbio apuntalado sobre un logrado tono crepuscular y trascendente que funciona como un viejo cuento o fábula( de aquellas antiguas que se contaban a la luz de las velas y alrededor de una mesa camilla) y que nos narra con magnética y encomiable habilidad ese peregrinaje de la especie humana desde su larga noche de los tiempos hasta la era de los rascacielos.
Una banda sonora atravesada de fraseos enigmáticos que subrayan todavía más los diálogos hipnóticos y precisos que nos van seduciendo poco a poco, envolviéndonos sin apenas darnos cuenta en esa trama que a primera vista- y desde fuera del contexto sugerente de esa cabaña- nos puede parecer absurdamente alambicada y forzada, pero cuyas líneas discursivas racionalizan de forma admirable y salvan a la perfección todas las posibles fallas de la suspensión de la realidad que este relato fantástico( ¿o no?) pudiera poseer.
Ciencia ficción introspectiva, de ideas, construída alrededor de una de las más fascinantes hipótesis del género: la inmortalidad.
Solamente me queda decir que yo he visto esta pequeña y brillante joya hace ya varios meses y que todavía, algunas noches, me despierto a las tres de la mañana de algún jueves pensando en John Oldman, en las resonancias bradburianas de El Hombre de la Tierra, en el poético y metafísico crepúsculo en el que ocho seres humanos al lado de una chimenea reflexionan sobre su misteriosa condición y naturaleza bajo las mismas estrellas en las que el hombre de Cromagnon se reunía las noches de invierno a tallar huesos de oso para sus útiles de caza y adornos rituales.
Han pasado ya 14.000 años, muchas lunas se han deslizado por el firmamento, millones de seres humanos se han levantado un momento del fango para volver a él poco después... y las estrellas, mientras tanto, ni han parpadeado.
Hay libros, paisajes, personas, películas... que se quedan a vivir dentro de uno, se instalan en insospechados rincones y anfractuosiades, y no se sabe muy bien por qué.
"The Man From Earth" es una de estas raras reliquias que se meten en los cajones de la memoria y dejan poso.
Comprobadlo.
Post Scriptum: Además, de paso, volveremos a ver a William Katt, el protagonista de la mítica serie televisiva de los años 80 "El Gran Héroe Americano".
Saludos de Jim.
3 comentarios:
Uy, esta pinta bien, tengo(tenemos) que verla.
Gracias por compartir, a veces es complicado encontrar buenas pelis, en medio de tanta mediocridad....
"resonancias bradburianas"
Me recordó a Bradbury también :)
Todos los buenos relatos de ciencia ficción giran en torno a las grandes preguntas que la humanidad se ha hecho desde el principio de los tiempos.
Esto es Bradbury, o Borges, y se puede hacer en una habitación. Tiene una pinta soberbia. Me la apunto para verla en cuanto pueda.
Un saludo.
Magnífica película en todos los sentidos y, sobre todo, es una clase magistral de lo que se puede hacer con un buen guion y 4 duros. Gracias, me la has recordado y voy a volver a verla.
Un saludo.
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