Una vez le preguntaron a José Luis Garci cómo distinguía él una obra maestra, y el director del "Crack" dijo que él mismo llevaba varias docenas de visionados de "Casablanca" y que al final siempre se sorprendía esperando a que Ilsa no cogiese ese avión para así quedarse a vivir su gran amor junto a Rick.
Lo que José Luis quería decir, más o menos, era que una obra maestra es una película imperecedera, transversal en el tiempo y en el contexto en el que fue rodada. Una obra que en cada nuevo visionado nutre al mismo espectador con renovados significados y emociones, le restaura las viejas expectativas y le aporta nuevos espacios de comprensión sobre la naturaleza de esa construcción artística.
En definitiva, que una obra maestra del Arte(Cine, Pintura, Literatura, Fotografía...) es una dinamo expansiva, abierta y transformadora del conocimiento y las sensaciones del ser humano que- por primera o por quincuagésima vez- la contempla asombrado y sorprendido.
"Moonrise Kingdom" me atrevería a decir que es una obra maestra. La obra maestra, hasta la fecha, de ese gran creador de fascinantes y personales artefactos cinematográficos que es Wes Anderson("Life Aquatic", "Viaje a Darjeeling", "Los Tenenbaums. Una familia de genios", etcétera)
En "Moonrise Kingdom", Wes Anderson afina y compendia todo su enrevesado y original arsenal imaginativo, componiendo una sinfonía genial de lugares, personajes, gestos, sueños, intenciones, estados existenciales de ánimo y desánimo...
Y lo hace desde la fábula, desde el cuento serio revestido del flemático sentido del humor y la ironía sutil (pero altamente corrosiva) que hacen de Wes Anderson uno de los creadores vivos más personales y geniales en este hiperinflacionista mundo del Cine. El equilibrio que mantiene Anderson entre la forma y el fondo, entre lo que desea contar y cómo lo cuenta... es, simplemente, el del trabajo minucioso de un mago u orfebre extraordinario.
Los parámetros estilísticos en los que se mueve Anderson para construir estos universos siempre he considerado, a nivel personal, que tienen mucho que ver con tres autores fundamentales: Jacques Tati, Mika Kaurismäki y Yasujiro Ozu.
Esa acumulación sustanciosa de ingeniosos y excéntricos gags, los divertidos y ácidos retratos de la naturaleza humana, el distanciamiento colorista y calculadamente perspicaz con que estos autores van desprendiendo sus cargas de profundidad sobre cada una de las líneas de flotación en las que pretenden acertar... forman parte del repertorio de estos tres grandes del Cine de ayer, hoy y siempre.
Magos de la depuración estilística y de la comicidad excéntrica y pasmada, de la comedia estática.
En definitiva, que la peripecia de estos entrañables Boy Scouts capitaneados por un Edward Norton en estado de gracia sobrenatural, del matrimonio de abogados pleiteadores que componen Bill Murray y Frances McDormand, del Bruce Willis solterón o de ese ejército peterpanesco que encabezan los fugados Sam y Suzy... es, para el que esto escribe, una de las comedias más hilarantes y deliciosas que he tenido el gusto de ver y vivir en mucho tiempo.
Una de esas películas que le hacen recobrar a uno la fe en la capacidad del Cine actual para conmover, soñar y hacernos, sino mejores, sí un poco más leves y dichosos.
Y ahora me voy que tengo que hacer mi juramento Scout.
Saludos de Jim.
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