Siempre hay que regresar, al contrario de lo que dice la canción, al lugar en el que fuimos más inconscientes, horteras y, acaso, felices.
Y aquí, en el Bazar de Jim, se le tiene mucho cariño marciano a esa cumbre del paroxismo bizarro que representan los años ochenta, con sus luces de neón, pero también con sus tinieblas de cartón piedra.
Por eso continuamos aquí esta inagotable saga que nos acompañará de por vida( ¡atreveos a releed para recordar cómo han sido los orígenes, el Génesis donde todo dio comienzo!: http://elbazardejim.blogspot.com.es/2011/07/aquellos-horribles-anos-80-iv.html ); una odisea entre hombreras, pantalones elásticos, polos Avidesa, guateques de viernes, chapas y pinballs de fabricación casera, con gomas y pinzas.
Una época un tanto hortera en la que algunos nos hicimos adolescentes, con todo lo que ello trae consigo, biológicamente hablando: los contornos de mapas de África o Francia dibujados en las sábanas cada mañana, después de las primeras poluciones nocturnas de los varones espinillosos... o la sorpresiva menarquía durante un recreo que brotaba como maná carmesí o Tang de fresa para esas hembras que todavía jugaban con el set de maquillaje de la Señorita Pepis.
Bienvenid@s a la aventura de los ochenta, así que vamos a comenzar a danzar ahora como los zíngaros del desierto, con candelabros encima, o como los balineses en días de fiesta, con todos estos artefactos fascinantes y las maravillas que nos legó esta década de los prodigios.
- LOS HOLLISTER: Crímenes, misterios, intrigas, cacofonías, enanos, tortugas, monstruos, relojes de cuco... todo tenía cabida en esta serie de novelas juveniles que protagonizaban Pete, Pam, Ricky, Holly, Sue y un perro llamado Zip.
Una familia norteamericana blanca de clase media que resolvía más enigmas en un minuto que todos nosotros en nuestra vida. Acción trepidante, mucho misterio y risas garantizadas durante, casi siempre, unas vacaciones de verano en las que la familia Hollister se desplazaba a alguna isla llena de tortugas con un faro misterioso en un espigón en el que se sucedían cosas extrañas: luces lejanas e intermitentes, apariciones y desapariciones de gentes, tesoros semihundidos en alguna playa, gnomos que salían a medianoche...
Al final, Pete, Pam, Ricky... resolvían el nudo del misterio y todo volvía a la normalidad entre risas, bromas y abrazos, como debe de ser en toda familia norteamericana normal y blanca de clase media.
Sin traumas.
Yo todavía conservo varios libros de Los Hollister, que era la única serie de esta categoría juvenil que leía(nada de "Puck", "Los cinco"... solamente Los Hollister y Marcial Lafuente Estefanía)
Si os falta alguno, suelen estar en tiendas de segunda mano a 1 euro o menos.
- NÁUTICOS, ROC NEIGE, AMARRAS Y PEGATINAS DE SNOOPY: Eso era ir a la moda o como se decía entonces "estar en la cresta de la ola": náuticos rosas, blancos o azul cerúleo, plumíferos Roc Neige, sudaderas Nudos o Amarras y, los más superpijos o del centro, una pegatina o parche de Snoopy en la culera del pantalón.
Si esto lo complementabas con el mítico monedero/cartera de Lacoste y una Vespino rosa ya estaba el pack de supervivencia "osea" completo para que la chica cocodrilo fuese al guateque del viernes en Green a tomar la granadina o algún sorbito del mítico cristal para poder desinhibirse un poco y entrarle así al chico del jersey rosa, que iba ya en COU y estudiaba en los Salesianos, para que le llevase a las rocas a enseñarle un poco de geografía humana y, de paso, de geometría y ángulos rectos.
Nada de J´Hayber o Yumas Galaxia de la quincallada de los barrios o esos pantalones de lycra con goma en los pies que llevaba la Nasarre.
Pobre Snoopy, con lo que él había sido.
- REBUMBIO Y BRILÉ: Los de las espinillas y el incipiente mostacho que tenían la suerte de poseer el mítico balón Tango(nosotros, que no lo teníamos, hacíamos una gran pelota con calcetines viejos de nuestros padres) se las apañaban con un portalón de garaje para cabrear a los del edificio de arriba con los pelotazos mientras trataban de emular a Éder o Toninho Cerezo.
Las niñas, mientras tanto, jugaban al brilé o a las gomas, momento en el que uno aprovechaba con picarona curiosidad- entre tanto movimiento, peloteo y aspaviento- para observar lo que vestian ellas debajo de las faldas de tablilla de cuadros escoceses de las calasancias.
Todavía no había llegado el Spectrum ni las grandes corporaciones de pederastas reunidos que según los telediarios infestan hoy en día nuestras calles, así que se jugaba en la calle todo el día sin temor a ser sodomizado por un maestro de matemáticas con gabardina.
- LASERDISC: Esto fue un visto y no visto. De repente surgió de las entrañas de Sony una especie de vinilo transparente que parecía salido de "2001, una odisea del espacio".
Esto, supuestamente, venía a ser una cosa totalmente innovadora y cara que vendían por más de 150.000 pesetas los comerciales con un reproductor de tamaño considerable y una enciclopedia de animales o de documentales submarinos de Cousteau que te garantizaban una "calidad como de Cine grande".
Creo que películas al final en ese formato salieron doce o trece.
Duró menos que el sistema 2000 o aquellos paraguas que se ponían en la cabeza para poder dejar las manos libres.
- EL PADRE MUNDINA: El cura de las plantas que salía en Televisión Española allá por los ochenta y que solamente hablaba de botánica-metafísica y de cosas relacionadas con el mundo vegetal.
El padre Mundina decía en televisión que las plantas nos oían y tenían consciencia propia. Yo estaba totalmente convencido de que algún día el sacerdote o padre de las plantas mantendría relaciones sexuales en directo con algún geranio u orquídea... ¡se intuía que existía tanto amor, paz y armonía en ese plató!
- Humildemente, creo haber hecho algún progreso, con la ayuda del Señor, en el estudio del lenguaje químico de las plantas- comentaba mirando a la cámara rodeado de ficus, geranios y enredaderas por todas partes.
Un personaje entrañable y bizarro que soltaba joyas como la siguiente:
¡Un ejército de poderosos árboles y sigilosas esporas para dominar el mundo con el Padre Mundina a la cabeza, ejerciendo de General de División Vegetal! ¡Lo que hubiese dado yo por ver eso, Dios mío!( o por lo menos, la versión para la película)
Nunca, lamentablemente, llevó a cabo el Padre Mundina su majestuoso ataque forestal, pero sí que fue galardonado con los méritos como "Jardinero mayor de Iberflora", además de con la "Cruz de Comendador al Mérito Agrícola", que yo ni sabía que existía y que debe de ser algo equivalente a la "Cruz de Hierro", pero en el sector hortifrutícola.
- GOMINA: La gomina reinó en solitario durante los ochenta en el tema de lo capilar, junto a esa otra tendencia- fina y elegante a más no poder- de moda entre los varones más jóvenes y moderneques que fue la coleta torera, al estilo del diablo Bosé. La gomina, básicamente, era un emplasto viscoso que la muchachada hiperhormonada que iba de discoteca o discopub se vaciaba sobre la cabeza para resultar más atractivos de cara a ser evaluados positivamente por las hembras de la barriada, anegarlas con sus feromonas y poder así mantener posteriormente la cópula o el coito con ellas de forma adecuada.
La gomina viene a ser un poco lo que la laca para las mujeres. Fija, moldea y pone el pelo pincho tan recto y fuerte que se podrían ensartar pinchos morunos allí y asarlos después.
Cuando ibas a la ducha necesitabas medio litro de champú Geniol de fresa o coco para que aquella cataplasma ya solidificada saliese del cuello cabelludo.
La había "extrafuerte", que tardaba dos años en salir del todo, así que había gente en la mili que todavía llevaba residuos añejos de gomina de adolescencia.
- TAB: Sin azúcar y sin cafeína para los que no eran ni cocacolos ni pepsicolos. Una bebida que proyectaba aquellos valores, muy de los ochenta, del esfuerzo, la vida sana y el deporte molón. Una bebida ideal para gente hermosa, deportista, de la que se cuida y sabe lo que le conviene a sus glóbulos rojos y blancos después del duro esfuerzo del pádel, el futbolín o la brisca.
A mí me gustaba mucho el Tab(como el Tang, que hace poco volvió a reaparecer en las estanterías) y recuerdo pedirlo habitualmente en el mítico Emporio de los sandwichs mientras tomaba un completo.
Pero es que yo, claro, hacía judo tres veces por semana.
- MODERN TALKING: "You're my heart, You're my soul", "Geronimo's Cadillac", "Cheri Cheri lady" y etcétera y etcétera.
Hasta los esquimales bailaban los singles pegadizos y llenapistas de los alemanes allá por lo ochenta. Modern Talking fue a los ochenta lo que Knight a David Hasselhoff o Samantha Fox al onanismo... no se pueden entender los unos sin los otros.
El rubio y el moreno- ¡de nuevo el infatigable poder pangermánico!- invadieron Europa y el resto del mundo como si fuesen el Cuarto Reich, aunque un poco menos arios y con más hombreras, lentejuelas y cardados.
- ITER SOPENA: Diccionario muy ilustrado y muy cuadrado de la lengua española que traía banderas de los países del mundo, conjugaciones de verbos, ilustraciones de los oficios, reglas gramaticales...
¿Quién no ha tenido un Iter Sopena? ¿Quién no ha garabateado su nombre y apellidos y el número de su clase en su portada?
El Iter Sopena ha sido el instrumento fundamental de consulta de bolsillo para el conocimiento de las reglas del lenguaje y su significado, la herramienta de toda una resplandeciente generación de literatos y poetas que fueron estudiantes en los ochenta y que ahora están llamados a regir los destinos de esta gran España en la que actualmente existimos.
Iter Sopena no fue un diccionario ilustrado más... Iter Sopena fue una forma barata, cómoda y sencilla de disponer de todo el conocimiento del mundo al alcance de la mano, de toda la sabiduría del universo dentro de la mochila de Naranjito del Mundial 82.
Más completo que Google.
- JIMÉNEZ DEL OSO: Jiménez del Oso y La Puerta del Misterio, la Puerta del Misterio y Jiménez del Oso.
Maestro de maestros, Jiménez del Oso ya se había asomado al trasmundo de lo arcano y la trashumancia paranormal antes de que Iker viese su primer UFO surcando los cielos de hojalata de Torrelodones o fuese abducido y sometido sexualmente por seres de otro sistema solar por vez primera.
Jiménez del Oso ya nos había hablado de Cuzco, de los círculos mágicos, de la poderosa energía telúrica que rodeaba Stonehenge, de la nigromancia, de los documentos UFO desclasificados por la NASA, del poder del vudú... él fue nuestro gurú en aquel programa mítico de TVE llamado "La puerta del misterio" que se emitía allá a mediados de los ochenta. Con Fernando aprendimos a percibir la otra realidad, el universo oculto, los enigmas que todavía estaban por despejar.
Gracias a Jiménez del Oso por dejarnos tantas y tantas noches sin dormir cuando éramos niños. Cada vez que tengo una pesadilla un poco paranormal me acuerdo de él.
- SACO DE LA RISA: Un singular artilugio que hizo furor en la década de los prodigios fue lo que se dio a conocer como el saco de la risa. Un pequeño saco con ojos y boca sonriente pintada que se echaba a reír de manera paranoica si le apretabas la nariz.
Una cosa un tanto surrealista que, de un modo extraño, disparaba la serotonina de las familias españolas de los ochenta y las contagiaba de aquella efervescencia de regocijo sonoro del todo a cien.
El precedente a las risas enlatadas televisivas.
La estampa de familias enteras desternillándose alrededor del pequeño saco de la risa que estaba depositado sobre la mesa camilla resultaba un espectáculo ciertamente inquietante y diabólico, como si se tratase de una secuencia de "La invasión de los ladrones de cuerpos" o "Historias de la cripta".
Y eso que supuestamente ya había finalizado la etapa de desarrollismo en esta España Moderna y Constitucional de las Autonomías.
- MÁQUINAS RECREATIVAS Y SALAS DE JUEGO: La última tecnología, de repente y sin avisar, llegaba a todos los bares, cafeterías y tabernas del barrio. Al lado de los barriles, entre los paisanos que jugaban al tute cabrón o al dominó, surgiendo por entre el serrín acumulado en el suelo... podías contemplar como una resplandeciente máquina recreativa se erigía en toda su hipnótica y majestuosa estatura.
Moon Cresta, Asteroids, Kung-Fu Master, Space Invaders, Comecocos... allí estaban esperándote aquellos sugerentes multiversos a tiro de moneda de 25 pesetas.
De pronto comenzaron a surgir locales que se dedicaban única y exclusivamente al negocio recreativo, las salas de juego, y aquello fue la eclosión de un microcosmos adolescente tremendamente sobrecogedor, pues por allí pasaban los quinquis que pedían que les dejases cinco duros o, en su defecto, jugar una vida de tu partida; los gafapastas que le daban tres vueltas a la recreativa más difícil; las nuevas máquinas recreativas que cada vez eran menos arcade y más 3-D, que se volvían más y más complejas e inteligentes para acabarte antes los dineros...
El antaño respetado y querido pinball languidecía mientras sus hermanos pequeños electrónicos lo copaban todo, te prometían universos de diversión y aventura sin límite y te dejaban sin blanca y al borde de la mendicidad o de ejercer la prostitución infantil en la cantera abandonada para así poder jugar otra partida más al Galaxy.
Y, mientras, las máquinas te susurraban dentro de la cabeza: Insert Coin, Insert Coin, Insert Coin...
- BOLÍGRAFO DE CUATRO COLORES: Esto sí que es I+D+I y no el AVE o la yogurtera. El boli de cuatro colores lo tenía todo: cuatro tonalidades a un simple click para poder tener los apuntes en verde, rojo y negro y así estudiarlo todo mejor el último día antes del examen; cuatro matices distintos para pintar vaqueros e indios multicromáticos en los márgenes del libro de Historia de Santillana. Cuatro colores a elegir, bic, bic, bic...
Una revolución silenciosa y cromática la del bolígrafo de cuatro colores, que además tenía una bolita en la cima para que pudieses chupar mejor y más cómodamente el boli.
Se hace tarde, así que dejaremos para otra ocasión a aquel perro Pippin que cogía su maleta para marcharse de casa porque nadie le hacía puñetero caso, o la legendaría crema nivea de las madres de ese bote azul y redondo que sirve para todo, desde ablandar los zapatos, hidratar las manos o hacer de after sun.
Así que los chándals de colegio azules y de rayas blancas que picaban, los jarabes de fresa que sabían tan ricos que uno fingía estar un poco enfermo para tomarlos o los órganos Casio PT-30 para tocar Carros de Fuego quedarán para otra nueva entrega de... ¡AQUELLOS HORRIBLES AÑOS 80!
Saludos con brillantina de Jim.
2 comentarios:
El bolígrafo de 4 colores. Eso sí que fue vivir por encima de nuestras posibilidades. Jugábamos a ser dioses!!!
...
Los Hollister, y Los Cinco de Enid Blyton.
Tiempos tan horteras como magníficos. Anhelados en todo este círculo de parafernalias y crisis que nos cubre de nieve la perspectiva.
Gran post.
Un saludos, P.
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