"EL BLOG MÁS LEÍDO EN CÁCERES SEGÚN EL ÚLTIMO EUSKOBARÓMETRO"

lunes, 29 de junio de 2009

EL PUÑETERO TRIÁNGULO DE LAS BERMUDAS

Años.
Años me he pasado yo creyendo a pie juntillas en el puñetero Triángulo de las Bermudas, esa misteriosa porción de océano entre las Bahamas, las Bermudas y Florida en donde cada año desaparecían por arte de birlibirloque decenas de aviones de la USA AIR FORCE o (todavía mucho más enigmático) se encontraban barcos a la deriva, en perfecto estado y con las provisiones intactas... ¡¡ pero sin nadie a bordo!!!
Para flipar.

Años de lectura impaciente de la mensual Más allá o de Enigmas, de no perderme La Puerta del Misterio con el gran Jiménez del Oso y sus reportajes sobre las pistas de Nazca o los Moais cabezudos de la Isla de Pascua.

Años de engorrosos y complejos debates con los amigos de la calle y el colegio, intentando desenmarañar el enigma de lo que se ocultaba en las aguas del "triángulo del diablo"( ¿ Da miedo, eh?). Una zona de peligro misterioso y misterio peligroso de las de verdad, de esas sobre las que da gusto charlar horas y horas sentado en un portal cuando no se tiene otra cosa más importante que hacer.

Esas historias maravillosas que te activan la imaginación y que comenzaban siempre con un estilo tipo ( leer con esa entonación sobria pero con matices de intriga que pone el comentarista en estos casos): " Era un día magnífico, con sol en abundancia, y un cielo azul totalmente despejado de nubes... un día como cualquier otro. 5 aviones Avenger TBM estaban dispuestos a despegar para una misión rutinaria, un vuelo de entrenamiento al mando del veterano teniente Charles F. Taylor.
Todo el equipo estaba perfectamente, por lo que a las 2:00 del mediodía despegan los 5 aviones con los 15 tripulantes a bordo... pasan dos horas sin novedades, hasta que a la torre de control les llega un mensaje desconcertante cuando éstos están sobrevolando el área de las Bermudas:
- ... torre de control, torre de control, soy el teniente Charles F. Taylor... los aparatos se han vuelto locos, el mar luce un color extraño, no sabemos en dónde diablos estamos pero algo se está... "
Y así cientos y cientos de testimonios de estas mismas características.

Y esto ya era, claro, lo máximo, lo superlativo en materia de posibilidades imaginadas, de divagaciones fantásticas y de invenciones disparatadas y fantasmagóricas.
Que si los supervivientes de la Atlántida tenían unas pirámides bajo el océano con que controlaban la gravedad; que si unas bases de UFOS y extraterrestres (¿ qué carajo harían los extraterrestres en el fondo del océano atlántico?¿ Cómo se les darían por acabar allí?) que secuestraban a los humanos para sus investigaciones o para hacer mantequilla; que si agujeros de gusanos y vórtices electromagnéticos que modificaban el tiempo y el espacio y los pilotos y navegantes aparecerían de repente sobre un drakkar vikingo o desnudos en mitad de una bacanal de Nerón, por ejemplo.
La imaginación al poder, que también vende. Y mucho.

Claro que estos supuestos testimonios reales y teorías elaboradas "científicamente" no lo eran tanto.
Los promotores de todo este gran enredo, Gaddis y el inefable Charles Berlitz (todavía tengo en casa su libro " 1999, El Año del Fin del Mundo", que tomé "prestado" de la exigua biblioteca del Calasanz en su tiempo y me "olvidé" de devolver), parece que se pasaron por el forro toda verosimilitud y vinculación con la realidad con sus historietas de aviones perdidos y barcos a la deriva.
Y un día te enteras de que Berlitz se inventa buques, incluye dentro de las desapariciones en el Triángulo de las Bermudas a barcos que naufragaron a 800 millas de esta zona( incluso cerca de la península ibérica), falsea datos sobre la tormentas, manipula testimonios, etcétera.
El índice de siniestralidad del llamado Triángulo del Diablo es incluso más bajo que el de otras zonas del planeta.
Los científicos argumentan que las altas proporciones de metano, debido a la descomposición de materia orgánica, de la zona pudieron provocar algún siniestro o naufragio, pero nada más.

O sea, que el puñetero Charles Berlitz y su puñetero Triángulo de las Bermudas era esto, ¿no? Lo de siempre.

Una lástima. Yo que había elaborado mi teoría, sólida y muy bien argumentada, alrededor de esos supervivientes Atlantes que habrían desarrollado una nueva civilización bajo los oceános- domesticando incluso a medusas, tortugas marinas y tiburones ballena- y que se habían puesto en contacto, via email submarino, con los extraterrestres para conquistar la tierra mediante la fabricación de cúmulos y nimbos que contenían en su interior puentes de Einstein-Rosen para poder recluirnos a todos los terrícolas macho dentro de la cuarta dimensión y así poder refocilarse con nuestras mujeres y ...
Bueno, otro día os la cuento entera.

Espero que lo del Yeti y Nessi no sea otra coñita más de algunos para vender libros y demás...
Con lo que me gusta a mí todo este mundillo de lo enigmático, lo arcano y lo misterioso.

Saludos de Jim Alegrías, investigador de lo paranormal por CCC.

viernes, 26 de junio de 2009

LIBROS DE SANGRE

" El trabajo de Barker hace que parezca que los demás llevamos dormidos los últimos diez años" (Stephen King)

El ser humano es un animal tan complejo y contradictorio que es capaz de suministrarse a sí mismo grandes dosis de placer ahondando en su faz más lóbrega y sombría, recrearse en sus miserias cotidianas y espantos más íntimos y azuzar para su disfrute las pesadillas más siniestras que forman parte de su naturaleza y periplo vital desde la noche de los tiempos.
El miedo es una emoción básica. Experimentarlo es una estrategia evolutiva que nos pone en guardia frente a la irrupción de un peligro inesperado. Un mecanismo de supervivencia que nos advierte de los posibles riesgos a los que nos enfrentamos y que amenazan nuestra integridad física o psíquica.
Gracias a este indicador podemos modificar nuestra conducta dependiendo de las circunstancias o anticiparnos a esas amenazas.

La Literatura de Terror es hija reconocida de la Literatura Fantástica. Y si el gusto por la fabulación fantástica tiene que ver con lo extraordinario, con los difusos límites entre lo real e irreal, con lo mental figurado... las claves de la Literatura de Terror se incuban desde la mixtificación mórbida de todos estos ingredientes mencionados para asaltar con enfermizo y denodado empeño nuestras dúctiles conciencias.

Los Libros de Sangre de Clive Barker no nos harán gritar de terror y de pánico, no nos provocarán espasmódicos sobresaltos en nuestra butaca de lector favorita...
Los relatos de los Libros de Sangre de Clive Barker conforman un juego inteligente y perverso que abre la espita de ciertos interrogantes últimos del ser humano, una red tentacular que nos atrapa con su oscura energía y nos inocula en el océano infinitesimal de nuestros intersticios neuronales esas emociones primordiales -y a la vez altamente sofisticadas- de desasosiego, caprichosa crueldad y desconcierto existencial.
La fuerza expresiva y el sólido pulso narrativo de Clive Barker derriban con sencilla verosimilitud el muro existente entre lo fantástico y lo real; su portentosa y malsana imaginación consigue que, sin darnos cuenta, nos deslicemos dentro de esas pesadillas hermosas y oscuras que nos producen una sensación irreprimible de inmoralidad profunda, violenta... y gozosa.

En los relatos "Niños de Babel", "Las Pieles de los Padres", "El Tren Nocturno de la Carne", "En las Colinas, Las Ciudades" (uno de los mejores relatos que yo he leído nunca), etcétera, hay monstruos cotidianos, hay huellas de l mejor Poe, hay mucho sexo y humor negro, hay pistas que corren sobre las insanas cosmogonías Lovecraftianas, hay niños que lloran en mitad de la noche que es mejor no acunar y carreteras bajo las estrellas por las que es mejor no aventurarse; y hay crítica social y hondura filosófica, y también hay género y mucha, mucha, literatura de verdad, de la que escasea, de la nos induce a la reflexión a la vez que nos pone el vello de punta mientras nos hace imaginar lo inimaginable.

Los Libros de Sangre están reeditados recientemente en España por La Factoría de Ideas en una hermosa tetralogía.
Yo me los he leído del tirón.
Clive Barker es mucho más, aunque también, que "Hellraiser" y "Razas de Noche".
Es un torturador que nos hace felices y al que le quedaremos agradecidos de por vida después de administrarnos su sangrienta sesión. Lo racional no tiene nada que ver en esto.

Saludos de Jim y a disfrutar a la sombra de uno de los mejores escritores fantásticos contemporáneos.

domingo, 21 de junio de 2009

LA GENERACIÓN DE LA YOGURTERA Y EL SÁBADO CINE

( Por petición popular y después de las miles de cartas llegadas a nuestra redacción solicitando su reedición, recupero este tema)

Yo soy de la generación de la yogurtera y el Sábado cine.
Nací en los 70, una época en la que si tomabas Colacao y eras deportista te hacías, casi seguro, el amo de la pista.Un tiempo en el todos los peluqueros eran calvos y tenían sobre la mesa de esperar unas tres Interviú atrasadas y dos Superpulgarcito, y mientras te trasquilaban el casco de pelo todavía hablaban de mujeres y de si Arconada debía o no de estar en la selección. Después, en los ochenta, fueron poco a poco suplantados por metropeluqueros (o estilistas) con mechas y toreras que hablaban de depilación láser y no sabían hacerte la raya al lado pero si esos peinados estratosféricos de los SIGUE SIGUE SPUTNIK.

Nuestro barrio era en cuesta y muy humilde( que es como los pobres llamábamos entonces a los barrios pobres en los que habitábamos para así desdramatizar un poco la situación) y mi padre era Técnico de T.V y mi madre una de esas amas de casa que esperaba peinada a las cinco de la tarde a que el hombre blanco de Colón llamase al portal - no teníamos timbre- para dejarnos dosmilpesetas y así poder salir a comer fuera, de "restaurant", el domingo. Éramos una familia humilde, pero siempre teníamos Tang para comer. Lo que no es poco.

En primavera las madres sacaban sus sillas de playa a las aceras y se pasaban las largas tardes de luz marujeando y haciendo jerseys-canguros con capucha y bolsillo de tubo para los hijos y el invierno. Los niños entonces olíamos a moras, a borreguito de Norit y a Tulicrem y llevábamos tirachinas y cromos de Satrústegui e Iríbar y soldaditos de plástico verde en los bolsillos y ya tomábamos decisiones de adultos: ¿ Bic Naranja o Bic Cristal? Uno escribía fino y otro normal. No era fácil decidirse.

El ciberespacio entonces era algo como sacado de los tebeos de Vértice de Los Cuatro Fantásticos o de los universos caleidoscópicos del Pumby. Allí no había nada virtual y todo se podía tocar, rociar o aspirar: las calles, las huertas, los descampados, los caminos de tierra, los perros, los gatos, las peonzas, los guás para las canicas...Nuestra primera "pleiesteixon" fue sin cables ni pantalla y ya jugábamos on-line al escondite, las tres esquinas, churromediamangamangaentera, al pañuelo, a policías y ladrones... eso antes de que los coches nos invadieran por sorpresa una mala noche, ocupando las ciudades para ellos y prohibiendo a los niños jugar en sus antiguas calles. "La tecnología arrinconó al ser humano", que diría O Doutor Who.

Lee!!- nos decía la Bruja Avería en la tele- si no quieres ser como ellos... pero yo, que ya leía las de Marcial Lafuente Estefanía y consultaba a menudo la Enciclopedia de Los Jóvenes Castores, sólo quería ser como Koyi Kabuto o Lin Chung( La Frontera Azul) o Baretta y su loro o como el inspector Rocky Chaparro, que resolvía los casos cantando.Todo esto fue antes del Cubo de Rubik y del Spectrum, que lo jorobó todo. Para quien no lo sepa y quiera situarse conmigo, decirle que estos eran los tiempos mesozoicos de los chicles Cheiw Extra que sabían a una inyección de campo de fresas en la boca; los tiempos de las huchas de Heidi, de los Bimbovision, de los papeles de flores en toda la casa, de la Xlomatic, de los sobres Montaplex de soldados para niños y de cocinitas para niñas, del Rondel verde Rondel oro, de la Guagua, la Clave y el pegamento Imedio que tan mal pegaba los cromos de cartón.La época en que todavía existía la Mirinda, y la Cocacola venía en botellas de cristal de litro con tapones de jugadores y, lo que es más importante, ¡ todavía tenía fuerza de verdad!

En la Radio te dedicaban alguna de Leif Garret o Modern Talking a ti y a toda la clase de 4ºC. En la tele salía la Ruperta y El Bosque de Tallac y anuncios de Okal y Manuel Luque( Busque, compare y si...) y los sábados podías ver los Monster por la mañana, a Tarzán por la tarde y a Heston perseguido por un montón de simios por la noche, si es que tu padre era progre y te dejaba acostarte tarde. Después vinieron los lagartos come ratones y la salsa rosa de Dallas, pero mucho después de los Ford Torino rojos con raya blanca, de la pareja de viejos chistosos de los Teleñecos o del ¿ cómmmmmmo eeeeeeestán usteeeeeeeedes?

Todavía no había caído la avioneta de Félix ni habían encontrado al Fugitivo ni Tonet había ahogado al niño en las aguas de la Albufera. Y yo, que me crié en ese mundo perdido de bolígrafos de diez colores, lechecacaoyavellanas, gruesos supositorios, caligrafías Rubio, álbumes amarillos de Danone, naranjitos, Don Mikis, Coñac 103, el tipo de las gafas de Schweppes, el vuelve a casa por navidad, los petazetas, el blandiblup, las muñecas de Famosa se dirigen al portal, el subir a casa a ver Eurovisión, chiripitiflaúticos, mansiones de los Plaff, jerseises caseros y cuatro esquinitas tiene mi cama y vamos a la cama que hay que descansar... creo y pienso que tampoco era tan mala la vida antes de la TDT y de la plaisteixon 5.

Otro día hablaré de las yogurteras y de Sábado Cine.
Saludos de Jim.

miércoles, 17 de junio de 2009

LA MUDANZA, ESA GRAN AVENTURA

Tod@s, más o menos, nos hemos mudado alguna vez a otra residencia y techo en busca de un nuevo cobijo, trasladando así nuestras pertenencias (piano de cola, colección de iconos bizantinos, lámparas de mesilla de noche con forma de balón de fútbol, pósteres enmarcados de Samantha Fox...) a otro hogar dentro de cajas, bolsas del Carrefour, palanganas, etcétera.
Yo llevo varias mudanzas: de la zona de Peruleiro a Monte Alto; de Monte Alto a la Villa de Negreira; de la Villa de Negreira a Os Mallos... y en cada nueva mudanza he aprendido algo nuevo y valioso.
Si estamos lo suficientemente atentos, durante las mudanzas se pueden aprender muchas cosas nuevas que nos serán de ayuda y utilidad para el resto de nuestras vidas. Ejemplos:

1) Limpieza e higienización: durante una mudanza uno se da realmente cuenta de la multitud de cosas estúpidas e innecesarias que llegamos a acumular con los años en cajones, vitrinas, muebles, estanterías: ropa que no pones desde que dejaron de emitir La Clave, recibos del agua de 1920, llaveros y agendas de regalo del Banco Pastor o de Seguros Mapfre que fuiste amontonando en un cajón... puros de boda húmedos, preservativos de sabor de fresa caducados en 1990, figuritas de resina de ositos y perritos sentados con parasol en un banco que comprabas en los Cadena Cien para llenar los espacios vacíos entre los libros de las estanterías, etcétera.
Deshacerse de estos objetos suele ser algo terapéutico, diurético, una liberación de cierta sobrecarga que nuestra saturada cultura material trae aparejada... una liberación espiritual en toda regla que nos hace más leves y sencillos.
Digan lo que digan, la cultura ocupa lugar.
¿ Qué prefieres bajar y subir 2000 libros en cajas o subir y bajar con un e-book debajo del brazo, dando saltitos, las escaleras? De ti depende.

2) Distinguir a los amigos de los conocidos: una mudanza cuesta trabajo, requiere tiempo, esfuerzo físico, capacidad de orden. Cuando llega ese temido fin de semana de traslado de enseres, sabrás diferenciar con toda seguridad a tus amig@s incondicionales de tus, más o menos, conocidos sustituibles.
¿ Cómo?
Pues muy fácil: los que aparezcan el sábado por la mañana son tus amigos. Los demás, los que se excusaron diciéndote que justo ese fin de semana se iban a un balneario en León, que tenían un Congreso Extraordinario sobre La Historia del Origami en las afueras de Guadalajara o que se habían caído en la ducha y roto la muñeca por doce partes... estarán bien para tomar una cerveza, ir al cine o echarte unas risas, pero desengáñate, no son tus amig@s ni de lejos.
La verdadera amistad, la de toda la vida, se mide en la convocatoria de una mudanza y sus asistencias, bajas y altas.
Haz la prueba. Una mudanza es el mejor cedazo para separar a los amigos de los impostores y saber con quiénes te estás jugando los cuartos.

3) Aprendes a valorar cosas como un ascensor: yo que he llevado a cabo todas mis mudanzas entre pisos sin ascensores, sé lo que me digo.
Mi última mudanza, de un 5º a otro 5º sin ascensor fue una odisea comparable a la de Marco Polo. Yo diría que incluso bastante más sacrificada.
Quien haya subido, por ejemplo, una lavadora a un 5º sin ascensor en pleno julio sabrá de lo que estoy hablando. Eso no se paga con dinero.
También te das cuenta de la importancia que las cajas, las bolsas del Carrefour y la cinta americana tienen.

4) Tu coche se hace más grande: durante una mudanza tu Ibiza o Corsita se prolonga y alarga de forma misteriosa. Donde antes entrabais justitos tres personas y una maleta, ahora entran docenas de cajas y bolsas con lámparas e incluso un tresillo y el ficus grande del salón.
Cosas de la física cuántica y de los autos modernos, que pasan en un tris de ser reducidos utilitarios a amplios monovolúmenes.

5) Se redecora completamente el nuevo hogar: de repente, el sofá, el cuadro de los ciervos y la vitrina que llevaban veinte años contigo ya no sirven para la nueva vivienda. A nadie se le había ocurrido deshacerse de ellos antes, pero durante la mudanza siempre hay alguien que comenta:
- ¿ Y vais a llevaros eso... ? ¡¡¡Por favooooooooor!!!!
o - Cari, yo ya quería deshacerme de esta máscara africana hace tiempo... me da yuyu, pero como tú te empeñaste... pero lo que sí te digo es que en la nueva casa no entra...
Lo que antes lucía y quedaba bien, ahora, por arte de birlibirloque, ya no.
Tendré que volver a llamar a mi colega Tito el día que me mude para que se lleve los sofás con lamparones, las estanterías combadas, la colcha hortera de la cama o los cortinones verde botella de raso que me había regalado mi madre, con toda la buena intención del mundo, claro.

6) Te vuelves un experto en bricolaje y desmontaje y montaje de mobiliario moderno: esos muebles nórdicos de "fácil montaje" que traen 34.567 tornillos raros y que te costó tres tardes montar( hasta tiene una parte abollada en un lateral de la patada, causada por la impotencia, que le metiste la segunda tarde) tienen que ser desmontados de nuevo, por lo general.
La putada es que no sabes en dónde metiste los planos para volver a montarlos en la nueva casa, por lo que la aventura promete, siempre oscilando entre el drama y la comedia.
El mueble tiembla cuando te ve entrar con la llave inglesa y sin planos, pues ya había sido maltratado por ti anteriormente ¡¡ pero con los planos de montaje!!!

Para finalizar, deciros que una mudanza es una experiencia arriesgada, una tarea ingrata, una peripecia y viaje interior del que no saldréis nunca igual que como entrasteis.
Saldréis mucho más cansados, probablemente con alguna contusión y lesión lumbar de cierta importancia, pero siempre algo más sabios.
Como después de leer a Fante o a Sartre.

Saludos de Jim y recordad que os llamaré para mi próxima mudanza, a no ser que tengáis que asistir a un rally de tortugas en Kuala Lumpur, cita ineludible donde las haya.

domingo, 14 de junio de 2009

HOPPER, DE GASOLINERAS Y CARRETERAS DESIERTAS

Esta semana he aprendido varias cosas: que cada uno de nosotros llevamos dentro 97.000 kilómetros de vasos sanguíneos; que existe un virus informático llamado "el virus de la doble tilde" que me ha costado un par de días limpiar del ordenador, y que una empresa con unas deudas multimillonarias y con problemas con hacienda( "hacienda no siempre somos todos") puede contratar un nuevo empleado por la módica cantidad de 94 millones de euracos, que se dice pronto pero que a mí me cuesta ganarlos un par de añitos... y haciendo horas.

Dicho esto, recordar que hace un par de años en Madrid tuvo lugar una exposición del pintor Edward Hopper (EEUU, 1882-1967). E. Hopper es uno de mis pintores favoritos por mil y una razones: su composición clásica que transmite una sensación de ordenada plenitud, su tratamiento evocador de la luz y los espacios, sus personajes ensimismados y paisajes solitarios en medio de la nada... en los lienzos de Hopper hay un inquietante profundidad, cierta luz íntima en los personajes que se transparenta en la quietud de esos espacios desiertos y personas leyendo o en soledad, en una continua huida hacia sí mismas.
La búsqueda del primer y último refugio: el de un@ mism@.

La realidad de Hopper es un espacio pictórico perfectamente integrado. Un estilo muy personal y definido con ángulos reconocibles, formas arquitectónicas limpias, paisajes esquemáticos.
Hopper resumía su trabajo como "una búsqueda continua de luz", alejado de vanguardias y corrientes pictóricas y culturales en boga en su momento. Las escenas recreadas por él han sido fuente de influencia reconocida para cineastas, escritores de serie negra, dibujantes de cómics, fotógrafos... hasta en The Simpsons ha disfrutado de su propio homenaje.

Gasolineras desiertas, carreteras polvorientas y gentes solitarias con un libro abierto en un vagón de tren o sentadas bajo la inaugural luz de la mañana en una habitación de hotel o en una tumbona.

Recuperar a Hopper es un acto de justicia poética, de reivindicación de la excelencia de la calidad estética sin ataduras coyunturales.
Sus trazos limpios, el uso de la luz y el color como recurso revelador de ciertas parcelas insólitas de la realidad, su poderosa y sugestiva línea realista... una forma de entender la pintura a contracorriente de la época, y que quizás precisamente por ello haya perdurado más allá de la simple adscripción al rutinario acervo de las formas artísticas imperantes.

Hopper no sólo es Nighthawks... es también Morning Sun, Hotel Room, Gas...

En su "Mañana de Domingo" (Fotografía de Arriba) no hay nadie y casi nada, pero por la luz, la sensación de vacío y de languidez estática de las pocas cosas allí presentes, por la tonalidad del cielo, las sombras, sabemos que solamente puede ser domingo. Ningún otro día de la semana es así. Y pintar un domingo no debe ser fácil. Esa inquietante sensación de vacío, melancolía y desasosiego metafísico que producen los domingos. Grandísimo Hopper.

Saludos de Jim y mucho cuidad´´in con el virus de la doble tilde ´´ ´´ ´´.

miércoles, 10 de junio de 2009

QUE VUELVAN LAS LENTAS Y LA GUERRA DE LOS SEXOS


Buenas, estoy un poco liado con mis últimos exámenes- estoy en 5º de Sociología por la UNED y me quedan unas asignaturas sueltas para terminar la carrerita de los c_ _ _ _ _s- y la culpa es sólo mía, por comenzar una carrera a los treinta y pico, compaginándola con trabajos agotadores y demás cosas propias de adultos y adúlteros. Como tanta dedicación me satura y me impide dedicarme exclusivamente a mis aficiones( lectura, cine, guitarreo, mi colección de iconos bizantinos...) durante bastante tiempo al año, en ocasiones cuando la gente me pregunta sobre el tema digo que ya soy Sociólogo (algo de razón llevo, pues estoy en 5º) y punto, para que no me den la tabarra demasiado y para no tener que pensar en una cuestión que me fastidia íntimamente, como es tener cosas pendientes.
Manías que tiene uno.

Hoy he tenido un examen de Sociología de la Familia y una de las preguntas versaba sobre estrategias nupciales. Es cierto que hombres y mujeres tenemos distintos intereses frente al sexo y a la procreación y que son las mujeres las que invierten más esfuerzo y sacrificio en la tarea reproductiva, pero también tienen ventajas como hembras frente a los machos: pueden salir una noche, despechadas o no por un ex-novio o marido o acuciadas por la urgencia de ciertas necesidades muy humanas, y buscar consuelo y acción en "un aquí te pillo, aquí te mato"... y tienen 200 pretendientes de todos los tamaños, olores y colores cortejándolas y dispuestas a cubrirlas (el sexo en los machos tiene un menor coste de oportunidad y es barato) en la primera esquina.
Pero un macho estándar- si es un guaperas con muy buena planta o un futbolista cambia la cosa... o si tira de chequera y se va a esos pisos con lucecitas rojas y sábanas con lamparones- la tiene clara para hacer lo mismo. Si suena la campana esa noche lo recordará toda la vida y le pondrá una vela a la patrona de los coitos improbables.
Recuerdo que una discusión sobre estos temas la tuve hace tiempo una noche en un pub de esos del Orzán con un amigo, que de forma sorprendente me decía que en estas lides amatorias es el hombre el que decide, cuando yo considero que es todo lo contrario: es la mujer la que tiene que apartar en las boites a los que escrutinan de reojo con mirada depredadora mientras baila; la que tiene que decir NO a los chupópteros que quieren arrimarle cuanto antes la sardina, la que tienen, o no, que esquivar a los sementales con siete copas encima que quieren fertilizarla en el mirador de San Pedro de Visma, en el asiento trasero de su Seat León.

Y el mejor ejemplo de esto último lo tenemos en las lentas.
Cuando yo iba a Chaston (sí, ¿qué pasa? No soy precisamente un tipo glamuroso e IN o un urban chic de esos que llevan gafas grandes de espejo y se visten como Beckham o Guti, coño... ¡soy de barrio y aldea, para más señas y a mucha honra!) y ponían las baladas, las lentas, las hembras se quedaban quietas de pie o sentadas en los sofás estampados, esperando... y eran los machos los que comenzaban el cortejo, dando vueltas alrededor de la pista y de ellas y pidiéndoles un bailecico sin derecho, en principio, a roce extraordinario.
Y ellas, impertérritas, seleccionaban a los galanteadores, desechando con condescendiente diplomacia, uno tras otro, a los candidatos que no les hacían tilín-tilón.
Tengo que decir que yo solía pasar esos casting con holgura. Ejem, eran tiempos: el estilo A. Landa se llevaba por entonces.

Las féminas deciden. Ponen el dedo sobre uno y, generalmente, ya está hecho. Los machos compiten para fecundar a la hembra, el sexo caro, y ellas se saben conscientes de que están en posesión de un bien muy preciado y lo manejan a su gusto, ofreciéndoselo en el momento a quienes ellas desean (generalmente a los machos con más calidad, prestigio o estatus de la manada) o postergándolo hasta que el elegido se comprometa con la relación como ellas quieren.
Los anticonceptivos le han otorgado mucho más margen de maniobra a la hembra.

En definitiva, que las mujeres mandan y nosotros, cándidos e indefensos, obedecemos sus caprichosos designios, aunque después alardeemos en privado de que somos los más machos, los que las tenemos comiendo de la mano y los que no damos a basto.
Ah, y habría que volver a demandar las lentas en los pubs, discos y boites, pues los machos que no somos los de más calidad, prestigio y estatus de la manada todavía teníamos ahí nuestras pequeñas oportunidades.
Mientras sonaban "Nothing Gonna Change My Love For You" o "Purple Rain" ellas estaban más predispuestas a bailar y empatizar con el tosco pretendiente que las reclamaba. Tenían la guardia más baja.
Os lo aseguro yo, que de mujeres sé justo lo mínimo e imprescindible para no tener que pedirle a un experto las instrucciones de su funcionamiento( ¿ Por qué se ponen esos escotazos enormes y perturbadores si después parece que se molestan si se te escapa la vista allí de vez en cuando?)

Saludos de Jim a tod@s, machos, hembras y hermafroditas.

viernes, 5 de junio de 2009

EL DÍA EN EL QUE VI AL HOMBRE BLANCO DE COLÓN


Era verano del 82 o 83. Una de esas tardes de canícula de junio en las que a las agujas del reloj de pared de la cocina parece que les cuesta moverse el doble , sesteando sobre ese bochorno que hasta sofoca a las primeras moscas del verano, que acaban siempre repostando fatigadas sobre el hule, entre las migas de pan y los diminutos restos de azúcar.
Yo estaría viendo El Superhéroe Americano o Falcon Crest repanchingado en mi sofá estampado favorito cuando suena el timbre.
- Mari, Mari, sal a la ventana- era Pacucha, la vecina del tercero- ¡¡mira quiénes están abajo!!
Y salimos todos a la ventana y allí estaba, en medio de una numerosa comitiva de recibimiento formada de manera espontánea por los vecinos. Allí estaba El Hombre de Colón de los anuncios de la tv.
Y no sólo uno, sino dos Hombres Blancos de Colón que se habían bajado de una furgoneta blanca en la que se podía ver el logo del detergente.
Me ha quedado registrada en el celuloide de la memoria (siempre tan caprichosa y arbitraria) esa secuencia con una frescura tan nítida como si la hubiese presenciado ayer mismo.

Allí estaban Los Hombres Blancos de Colón- en mi calle, la Julia Minguillón, la "cuesta", donde nunca pasaba nada demasiado importante-; allí estaban los tíos del famoso y revolucionario anuncio de la tele que se metían en las casas ajenas y retaban a las amas de casa para ver quién lavaba más blanco, si ellas con su viejo detergente o ellos con el todopoderoso polvo mágico que contenía cada tambor de Colón. Cosas de la alquimia moderna.
Allí estaban, en mi calle y ante mis ojos, aquellos paladines de lo impoluto, los campeones contra la suciedad. Nunca había estado tan cerca de algo tan célebre y popular, así que bajé apresuradamente las escaleras en dirección a la calle.

La gente en las ventanas. Aquéllo parecía más importante que la llegada del hombre a la luna, más trascendental que una visita al barrio de aquel señor que cada noche cerraba la programación mientras ondeaba una bandera detrás de él y su familia. Me uní al cortejo que iba detrás de los pulcros visitantes. Ellos se pararon y sacaron un sobre de un bolsillo. Todos nos detuvimos y aguantamos la respiración. Abrieron el sobre, le echaron un vistazo al papel de su interior y buscaron con la vista el número afortunado.
Hay que recordar que la campaña de El Hombre Blanco de Colón repartía Dos mil pesetas por cada tambor de Colón que se encontrase en la casa elegida al azar. Dos Mil pesetas en el 82 daban para mucho, no como ahora, que te tomas un descafeinado y un donuts y si te he visto no me acuerdo.

Los Hombres Blancos llamaron a un timbre y se metieron en el portal número 3, justo enfrente del mío, entre Karpi y la tienda de Pepe. Tardaron una media hora en salir, coger su furgoneta alba y partir infatigablemente hacia otros horizontes que higienizar, al calor de otras gentes de la España mágica a las que contagiar la pasión y emoción del frotar, limpiar y blanquear como es debido.

La gente cerró las ventanas y se metió de nuevo en sus casas, la comitiva rompió filas. Nunca volví a saber nada de aquellos Hombres Blancos de Colón. Se acabó la campaña, se hicieron nuevos anuncios y algunos crecimos y nos volvimos más zopencos de lo que ya éramos.
Pero hay un amigo de aquellos tiempos con el que me encuentro de vez en cuando que alguna vez me tiene dicho:
- Luis, coño, ¿ te acuerdas del día en que vinieron a la calle los del anuncio de Colón y salimos todos detrás y...?

Y entonces respiro aliviado, al pensar que no soy el único cretino que todavía recuerda con insólito cariño aquel día especial en el que vi por primera y última vez al Hombre Blanco de Colón de la TV paseándose por nuestra pequeña y empinada calle.

Saludos de Jim. El frotar se va a acabar.

martes, 2 de junio de 2009

"GERRY", DESIERTOS Y METAFÍSICA

"Gerry" es una película inclasificable de Gus Van Sant del año 2002.
Hay solamente tres personajes en "Gerry": Gerry , Gerry( dos amigos que se llaman igual) y el desierto.
La trama es la siguiente: dos amigos salen a caminar por una ruta en pleno desierto y se extravían. El resto de la película es una sucesión de larguísimos planos secuencia con los dos amigos caminando día y noche sobre la tórrida arena del desierto.
Nada más y nada menos. No hay más historia ni argumento ni giro de guión efectista. Sólo dos seres humanos y un desierto. Secuencias de diez minutos contemplando a los dos amigos pérdidos caminar en silencio en mitad de la inmensidad de la agreste naturaleza. Solamente se oye el roce de sus zapatos sobre la arena, el ulular del viento al atardecer sobre las esfinges pétreas de los espacios vacíos.
Las dos figuras avanzan sin rumbo, entre bruscas confesiones personales y dilatados silencios metafísicos. Su única esperanza consiste en seguir siempre adelante.

Film telúrico( en ocasiones recuerda a la excepcional "Picnic en Hanging Rock", de P. Weir), metafórico y existencialista, Gerry está imbuido de un espíritu minimalista, despojado de elementos superfluos, construido sobre el andamio de un lenguaje narrativo mínimo que desvela mucho más, sin explicitar nada, que la inmensa mayoría de películas e historias que nos ofertan los vendedores del consumo cultural contemporáneo( lo que en literatura vendría a ser un Raymond Carver)

Quizás una metáfora sobre el desconcertante periplo vital humano o acerca del desencuentro del hombre moderno con la naturaleza, que se nos muestra en su indescifrable e inquietante plenitud... o un canto de cisne a los lugares deshabitados, a los últimos espacios vacíos, una forma de volver a re-pensar al ser humano, apenas sombreado y sin definir cuando se lo sitúa en un marco que lo desborda- por su asimétrica desproporción- y trivializa.

Más allá de sus posibles interpretaciones, Gerry, en definitiva, es un viaje sin rumbo por formas narrativas poco trilladas, un atajo que sugiere nuevas posibilidades con respecto al futuro del séptimo arte, un itinerario en el que se asoman con extraordinaria intensidad sonidos, silencios y sensaciones que resultan vigorosamente evocadoras, como el reencuentro con ciertos interrogantes fundamentales y primarios que forman parte de la naturaleza del ser humano desde la noche de los tiempos.

En esta sociedad en la que estamos sobreexpuestos al aturdimiento de lo inmediato, al vértigo de lo insustancial, al yo saturado, a la sobreinformación y la multiplicidad alienante de roles... no nos vendría nada mal de vez en cuando dedicarnos únicamente por unos días a caminar y caminar sin rumbo por esos lugares libres y despejados para volver a converger con esa parte de nosotr@s mism@s que dormita oculto dentro de la opaca vorágine del tiempo en el que nos ha tocado existir... o no.
Desandar un poco nuestro propio laberinto. O, por lo menos, reflexionar sobre el sentido del trayecto.

Por cierto, Matt Damon y Cassey Affleck firman el guión de esta hermosa película. Y también son sus únicos, junto con el desierto, protagonistas.

Saludos de Jim y si la queréis ver, sólo tenéis que decírmelo.