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viernes, 27 de agosto de 2010

YO TAMBIÉN SOBREVIVÍ A LAS MODAS MÁS IDIOTAS



No es nada fácil sobrellevar la modernidad galopante, y mucho menos pretender ser moderno a cada instante, estar trendy, ser fashion, poseer los objetos más in, parecer chic, desprenderse de lo out de la temporada pasada.
Estar a la última requiere pasión, esfuerzo, sacrificio y mucho mucho tiempo actualizándose, recabando información, comparándose con los otros, gastando los cuartos; intentando ir un pasito más allá que ellos, que los demás, los otros, que a fin de cuentas son nuestro mejor y más valorado espejo, pues nos evaluamos respecto a las pautas y coordenadas que nos ofrecen los demás y ante todo nos importa y moldea su opinión. La dichosa comparación social, todo un arte. Tenemos que sentirnos reconocidos y valorados por los otros, somos una construcción social determinada por el medio ambiente-adjudicando a los objetos significados propios- en el que estamos insertos. Y no hay más, amiguitos y amiguitas.

Porque al final, no vamos a engañarnos a estas alturas, ¿ir a la moda no es lo más paradójico que existe?: pretendemos distinguirnos de los demás adoptando sus gustos y pareciéndonos a ellos, reclamamos nuestra libre expresión y libertad uniformándonos, nos creemos distintos por poseer, escuchar, ver, leer, productos que la sociedad de consumo fabrica en masa para nuestra alienación más ociosa, etcétera.
Modas retros, looks urbanos, este año se llevan los gatos persas, los descapotables, los wonderbra, el siguiente los pantalones con pata de elefante, el color ocre, las novelas policíacas, ser fan de la serie Perdidos, comprarse la Wii Fit para ponerse en forma, asistir a los conciertos de Raphael que antes era de carcas y ahora es de modernos, etcétera.
Pues vamos a repasar pero ya ,de forma somera, algunas de esas modas idiotas y más prosaicas- los productos y las tendencias más populares, de las de andar por casa- que a casi tod@s nos ha tocado o nos está tocando vivir.
¡¡Más madera!!

- BULLDOG FRANCÉS- En los ochenta fueron los doberman de "Los Niños del Brasil" y los Pastores alemanes. En los noventa los Rottweiler,los pitbull, bull terrier y demás perros de quinquis, tuneros y dealers del barrio. Ahora todo el mundo tiene un bulldog francés feo, extenuado y rechoncho que pasea tres veces al día por el barrio.
Ya casi hay más bulldog franceses que seres humanos por las calles. Una plaga que ni los de la NASA o el Cesid saben cómo se ha extendido. Es como lo de los conejos en Australia.
No me extrañaría nada que llegara un momento en el que estos perros dominen el mundo y nos acaben paseando a nosotros.
Tremebundo lo de estos feos chuchos.



- CUADROS DE A. HEPBURN A LO WARHOL- Asqueado de esos carteles, láminas y cuadros que se pusieron de moda hace unos años de la Hepburn-también de Marilyn- serigrafiada por Warhol. Escaparates, cafeterías, boutiques, urinarios, prostíbulos, periódicos, casas, jardines... todo lleno de ese rostro de la protagonista de "Sabrina" en offset y colores brillantes.
Hasta le cogí algo de grima a la actriz anoréxica de ojos grandes por culpa de la puñetera moda de meterla a calzador en cualquier sitio donde se pudiera apuntalar un cuelgafácil.
Ya no veo ni sus películas. Maldita sea, la sociedad de consumo empalaga e incita al odio.


- PULSERAS MAGNÉTICAS DE LA SALUD, CHINITOS DE LA SUERTE... - La moda más estúpida jamás inventada. Que si un chinito colgado de la pulsera del reloj para aprobar el examen de Inglés, que si otro para enamorar al chico guapo de jersey rosa, que si una pulsera magnética de la salud para curar la lumbalgia, otra para el equilibrio psicofísico, otra para la gonorrea, etcétera.
¿Y qué pasa siempre al final?
Pues lo de siempre, ni más ni menos: que se carga el examen de Inglés, que el chico guapo de jersey rosa se te beneficia un día que no tiene nada que hacer y después ya no quiere saber más de ti, que si mucha pulsera magnética de titanio pero ahora, además de la lumbalgia, tienes eczemas y llagas del contacto por culpa de la merdada de la hojalata de la pulsera...
El ser humano, por norma general, más que supersticioso, es rematadamente imbécil.




- MINIMOTOS, MOTOS DE AGUA Y QUADS- Se pusieron de moda estas cosas con motores hace unos veranos. Otra excusa para que los gilis de siempre acabaran haciendo el indio por mar, tierra y aire.
Pero cuando algunos se estamparon contra un árbol y otros contra una roca o el casco de un yate, pararon.
Se acabó la moda.
Cada vez que veía a uno de esos pataliebres ridículos subidos a una minimoto, me recordaba al grandullón de Maguila Gorila sobre la suya.
Muy triste.


- NOVELA HISTÓRICA Y/O RELACIONADA CON EL VATICANO- Como churros. De repente todos los escritores de España y del universo intergaláctico querían ser y vender como Ken Follet o Dan Brown.
Que si los cruzados y los templarios, que si los misterios más misteriosos estaban en abadías custodiadas por clérigos orates, que si un cuadro oculto que revelaba que Cristo era gayer, que si el Cáliz de la Última Cena estaba en una cueva de Soria guardado por cuatro osos bizcos... todo eran confabulaciones masónicas o de la Santa Madre Iglesia, códices y manuscritos prohibidos(ocultos en los sótanos más recónditos de la misteriosa Biblioteca Vaticana) del siglo V en los que se afirmaba que la Virgen María era tan doncella como Tracy Lords o que debajo de un parchís que había pertenecido a Isabel la Católica se encontraba la fórmula alquímica para convertir la arena en gofres de chocolate y nata.
De repente, todo era tan medieval y tan misterioso y lleno de tantas conjuras y conspiraciones que hasta acabé mirando de reojo a mis padres a la hora de la cena, por si me ocultaban algo muy importante que cambiaría mi vida detrás del cuadro de los ciervos o de la pintura del niño triste portugués.
Lo pasé muy mal, la verdad, con tanta confabulación venida de la Edad Media.


- DEPORTES EXTREMOS- No me dan demasiada pena cuando a los tunantes estos se les rompen las cuerdas elásticas haciendo puenting o cuando chocan con rocas en los descensos de los rápidos del peligroso río... ni cuando se caen mientras bajan la ladera de una montaña helada con un patinete.
Como decía mi abuela: ¿Quién les manda ir con lo bien que se está en casa?
Pues eso. ¿Para qué rodar Jackass pudiendo hacer Negro sobre Blanco, que es mucho más tranquilote?
Que lo de los chutes de adrenalina y la testosterona está muy bien y tal pero que después no se quejen. Mis deportes más extremos y peligrosos son la lectura de alguna novela policíaca, en la cama, la siesta con babilla, una visita al Ikea un sábado por la tarde, ver el debate político de La Noria en Telecinco, un baño en el jacuzzi o un par de películas antiguas un domingo aburrido.
Yo me hago completamente responsable si me caigo del sofá mientras duermo o si justo sale la Esteban mientras hago zapping.
Pues ello lo mismo con lo suyo. Aunque dicen que los aventureros también les dan de comer a los sepultureros.


- VINOTECAS- Los manguzas y las chotiflojas más cool del barrio dejaron de frecuentar un buen día las tascas y cafeterías y se pasaron a, tachán tachán, ¡¡¡LAS VINOTECAS!!!!
Sonaba hasta guay. Se vestían mejor y todo. Dejaron de comprar en C&A y se pasaron a Zara. Los trabajadores de sucursales bancarias, los jefes de planta del Corte Inglés y esos encargados de algo que antes se cogían las curdas con tazas de a 50 céntimos y acababan tajados en cualquier puticlub, se refinaron milagrosamente.
Pasaron de ser simples borrachuzas a encantadores enólogos. De trasegar tazas a saborear caldos. Te hablaban de bouquet, de los tipos de fermentación, de las mejores uvas y cosechas, del porcentaje de acidez recomendable del caldo para acompañar un pescado...
Vinotecas climatizadas, con armario y bodega, y con las mejores añadas y patés, y todo para meterle el sablazo a los pobres curdas dosmileuristas de traje y corbata, que cada viernes se creían Los Albertos.
Los taberneros listos del barrio no perdieron el tiempo viendo la posibilidad de hacer caja con este timo nuevo y se limitaron a cambiar el cartel de "La Tasca Del Antonio" por "Vinoteca Antoine" y palante.

- PILATES Y VIGOREXIA- Ellas a comprar los vídeos de Pilates al kiosco y ellos a conseguir la tableta de chocolate en el banco inclinado. El culto al cuerpo de forma compulsiva es la tendencia desde hace unas temporadas.
Fuera michelines, lorzas, barrigas abultadas por culpa de las natillas Danone, que se bajan de dos en dos, como en el anuncio. A la basura esos 200 gramos de más de la cintura. Así que estos cuerpos perfectos se complementaron de forma admirable con una súbita devoción por los tatuajes y los piercings, que para ser realzados y lucir como es debido, pedían a gritos un rasurarse el césped antes.
Personal training, tatuadores, franquicias de depilación láser, todos haciendo su agosto. Ésta sí que ha sido una confabulación judeomasónica para forrarse.
Que si las abdominales de Ronaldo, que si los tatúas chulos de Guti o del ídolo del Rock, que si la cintura y el trasero de la actriz que sale en la portada del Cosmopolitan o en la peli de Transformers(o en cualquier otro estúpido blockbuster yanqui de consumo tipo fast food).
Las portadas de revista y el photoshop dominarán el mundo.
Una cosa es hacer un poco de gimnasia, que siempre viene bien para no oxidarnos y como forma de cuidar un poquito la salud, y otra muy distinta es esa compulsión paranoica por tener un cuerpo "perfecto". Otra ideología superficial que se ha instalado en el subconsciente de la sociedad moderna.
En el siguiente nivel estarían las operaciones de cirugía estética para rellenar pechos o quitarse arrugas del pubis, pero esa ya esa es otra historia, todavía más patética.


- TAMAGOTCHIS, FURBYS- Las mascotas virtuales hicieron furor. Los furbys eran una especie de muñecos similares a los Gremlins que se balanceaban un poco mientras decían: "Sueño" "Hammmbre" "Miedo" "Acaricia".
Los Tamagotchis eran unos llaveros con una pantalla que incluía un dibujo mal pixelado de no se sabe bien qué al que había que alimentar o sacar a pasear o sino se moría.
Y poco más que decir, a no ser mencionar que el Corte Inglés agotó en su momento las existencias de Furbys y que las masas enloquecidas con el juguete estúpido pidieron más y más... o que los tamagotchis se vendieron a millones durante un par de años.
Y es que ya sabéis que "todos los cerebros del mundo son impotentes contra cualquier estupidez que esté de moda"(Jean de la Fontaine)





- MTV Y LOS 40 LATINOS- Si el Cine ha podido sobrevivir a basura blanca tipo "Moulin Rouge" y las películas de John Woo(ambos engendros claramente influenciados por la estética , ritmo compulsivo y contenido insustancial del videoclip made in MTV), la música también podrá hacerlo ante la moda bochornosa que promocionan estos mal llamados emporios "musicales".
Piscinas, fiestas jolgorrio en mansiones, miles de planos por segundo, hembras moviendo las cachas, perreos, black eyes peas, cultura latina, cadenones de oro, macarrada, automóviles lujosos con cinco tunantas subidas enseñando carne en bikini, fraseos hip-hop, imágenes sin sentido de gente haciendo el zulú o simulando coitos en una cama mientras suena alguna bazofia sincopada para sordos... todo esta nada envuelta en el celofán aparente e insufrible del vértigo del vacío, de la artificialidad esquizoide de lo frenético.
Las posibilidades del formato del videoclip hechas pulpa por la estulticia de la industria.
Por fin que siempre nos quedarán para recordar, y dignificar de paso el género, videoclips como el "Henry Lee", de Nick Cave & Pj. Harvey.


Y acabamos por hoy todo esto de las tendencias y modas a las que hemos sobrevivido sin haber hecho mención a Hello Kitty y a Bob Esponja, a los horteras pantalones por las rodillas-enseñando calzoncillos o bragas de Calvin klein- que visten los jovenzuelos más pazguatos; también nos queda en el tintero esa moda de hacerse todos fans de la Fórmula 1 o del Tenis porque el simpático del tipo ese de Asturias corre dentro de uno de esos autos locos o el robot de Mallorca pelotea a 180 km/h y gana millones por torneo.
O la moda del "Yo soy español, español, español" y de la roja, que duró un día.

Yo es que al final opino como el amigo Oscar Wilde: "Nada tan peligroso como ser demasiado moderno. Corre uno el riesgo de quedarse súbitamente anticuado".
El Bazar de Jim, vuestra más fiable revista de tendencia.

Saludos de Jim.

lunes, 23 de agosto de 2010

"LA JORNADA SERÁ RUDA", POR ROBERT DAMIENS


Camus decía que "en el hombre hay cosas más dignas de admiración que de desprecio".
Éste puede ser el resumen, a grosso modo, de su excelente radiografía de la condición humana plasmada en "La Peste".
Yo considero, a título personal(mis valoraciones íntimas son más bien antropológicamente negativas), que la balanza entre excelencias y miserias de la especie humana está muy nivelada, y que G.Elliot tiene aquí más razón que el existencialista francés cuando afirma : " La crueldad, como cualquier otro vicio, no requiere ningún motivo para ser practicada, apenas una oportunidad".

Vamos a contar otra vez una pequeña historia de un pequeño hombre llamado Robert Damiens, porque creo que se merece un recuerdo y un homenaje.

Luis XV fue un rey francés que se comportaba como todos los reyes conocidos en la Historia, franceses o no. Así, Luis XV, al que la política y el pueblo(sólo su dinero y bienes) no le interesaban demasiado, organizaba suntuosos bailes de máscaras, lujosas bacanales y se construía nuevos palacetes mientras el pueblo francés se debatía entre hambrunas, pestes y muertes, sumidos en un descalabro fiscal y crisis interna que las caprichosas guerras, sobre todo las de sucesión, les habían causado.
Así, mientras Luis XV y sus cortesanos se perseguían desnudos(pero con máscaras y antifaces adornados con brillantes) por palacio tirándose unos a los otros los restos de comida sobrante, 200.000 hombres, mujeres y niños morían en los campos europeos defendiendo la dignidad de la Corte de Versalles y de la patria francesa que otros les decían que representaban.
Y así pasaban los días en la bella campiña francesa hasta que un miércoles de febrero de 1757 un bajito pero corpulento ex-jesuita llamado Robert Francoise Damiens se abalanzó sobre el rey francés apasionado de los suntuosos bailes de máscaras y le acuchilló entre la cuarta y quinta costilla del flanco derecho con su navaja de dos filos.
El rey francés ordenó que no se le matará al instante.
Robert Damiens juró que él no había sido(un pobre hombre seguramente trastornado) y, para que confesara, le aplicaron en el talón de Aquiles unas pinzas al rojo vivo.

Damiens fue condenado a muerte el 26 de marzo por la gran Cámara del Parlamento. Intento de regicidio. Luis XV en un principio abogó por su perdón, aunque más tarde escribió en su sentencia: "Los sentimientos religiosos nos invaden y los movimientos de nuestro corazón nos inducen a la clemencia. Pero nuestro pueblo, al que pertenece nuestra vida más que a nosotros mismos reclama, de nuestra justicia, venganza de un crimen cometido contra la vida que nos deseamos conservar para vuestra felicidad".

"La jornada será ruda", exclamó Robert después de escuchar la sentencia.
Robert había sido condenado a tortura y suplicio público.
Cronología del suplicio a que fue sometido Robert Damiens, extraído del volumen de Beccaria " De los delitos y de las penas":

1) Tormento de los borceguíes. Se le sujetaron las piernas entre cuatro tablas y se le introducen cuñas a martillazos, de forma que los huesos le saltan por la presión.

2) Se tendió a Robert sobre el cadalso con aros de hierro, colocándole el arma del crimen en la mano derecha y quemándosela con fuego de azufre.

3) Se le arrancaron con tenazas al rojo la carne de las partes más carnosas del cuerpo("un ayudante, arremangado por encima de los codos, tomó unas tenazas de acero hechas para el caso, largas de un pie y medio aproximadamente, y le atenaceó primero la pantorrilla de la pierna derecha, después el muslo, de ahí pasó a las dos mollas del brazo derecho, y a continuación a las tetillas. A este oficial, aunque fuerte y robusto, le costó mucho trabajo arrancar los trozos de carne que tomaba con las tenazas dos y tres veces del mismo lado, retorciendo, y lo que sacaba en cada porción dejaba una llaga del tamaño de un escudo de seis libras")

4) Se vertieron sobre sus llagas una mezcla hirviente de plomo, aceite, pez, cera y azufre fundidos.

5) Se ataron a sus miembros cuatro caballos para descuartizarlo. Como los caballos no estaban acostumbrados a tirar, se le pusieron dos más. Como tampoco así se procedió a la desmembración completa, el verdugo Samsón procedió a cortarle los nervios y destrozarle a hachazos las coyunturas, hecho éste que detalla un testigo con pelos y señales: "Después de dos o tres tentativas, el verdugo Samson y el que lo había atenaceado sacaron cada uno un cuchillo de la bolsa y cortaron los muslos por su unión con el tronco del cuerpo. Los cuatro caballos, tirando con todas sus fuerzas, se llevaron tras ellos los muslos, a saber: primero el del lado derecho, el otro después; luego se hizo lo mismo con los brazos y en el sitio de los hombros y axilas y en las cuatro partes. Fue preciso cortar las carnes hasta casi el hueso; los caballos, tirando con todas sus fuerzas, se llevaron el brazo derecho primero, y el otro después...Una vez retiradas estas cuatro partes, los confesores bajaron para hablarle; pero su verdugo les dijo que había muerto aunque la verdad era que yo veía al hombre agitarse, y la mandíbula inferior subir y bajar como si hablara. Uno de los oficiales dijo incluso poco después que cuando levantaron el tronco del cuerpo para arrojarlo a la hoguera, estaba aún vivo. Los cuatro miembros, desatados de las sogas de los caballos, fueron arrojados a una hoguera dispuesta en el recinto en línea recta del cadalso; luego el tronco y la totalidad fueron en seguida cubiertos de leños y de fajina, y prendido el fuego a la paja mezclada con esta madera"

6) Se quema su tronco palpitante y sus cenizas se esparcen al viento.

7) Se confiscan sus bienes en provecho del rey.

8) La casa de Robert Damiens es arrasada y se prohíbe contruir en ese solar.

9) Su mujer, su hija y su padre son deportados bajo prohibición de volver a Francia o serán colgados sin proceso judicial alguno.

10) El resto de la familia tiene prohibido usar su apellido en el futuro o serán ajusticiados.


Más de dos horas duró el suplicio de Robert Francois Damiens. Al espectáculo gratuito de tortura y descuartizamiento de aquel pobre hombre asistieron muchas damas y caballeros de Versalles y numerosos espectadores del pueblo llano, que disfrutaron de la jornada entre vítores, risas y aplausos.
Robert gritaba: "Dios mío, tened piedad de mí". Y la vez que el verdugo Samsón y su ayudante le extraían la carne de los muslos con unas tenazas de acero, el párroco de Saint Paul y demás confesores le ponían el crucifijo en la boca para que lo besara. Esa fue toda la piedad que Robert recibió.

El Siglo de las Luces. Después vendría la Revolución y el reinado de la Guillotina. Pensadlo. No hace tanto tiempo, poco más de dos siglos. Casi es ahora. ¿Hay tanta diferencia entre esto y el asesinato en Bagdag en 2007 de dos periodistas de Reuters y un grupo de civiles bajo el fuego de un helicóptero norteamericano? Los de wikileaks colgaron el vídeo de la matanza en su página en el que se oyen las risas de los soldados estadounidenses mientras masacran a estos inocentes.

Robert Damiens, querido anarquista, tenías razón, la jornada fue ruda y Camus se equivocaba.

Saludos de Jim.

miércoles, 18 de agosto de 2010

DE QUÉ HABLAMOS CUANDO HABLAMOS DE CARVER


Dicen que algunos libros y autores cambian un poco tu vida.
Y es cierto. Aunque sea lo justo, lo imprescindible, sólo medio grado en tu dirección, en tus emociones y en tus ideas. Yo creo que en mi vida hay un antes y un después de "Crimen y Castigo", de "Madame Bovary", de Ray Bradbury y Lovecraft, de "Cinco horas con Mario", de Richard Ford y John Cheever, de Bukowski y Pedro Juan Gutiérrez, de "Nuestra Señora de París" y "El Anticristo", de los cuentos de Ignacio Aldecoa... y, como no, de Raymond Carver.

Raymond nace en mayo de 1938 en Oregon y muere de cáncer de pulmón a los 50 años. Demasiado temprano para cualquiera, y más para un gran escritor como Carver, con talento y tiempo de sobra por delante para continuar fabricando el resto de su enorme obra durante esos sus años perdidos, que ya nunca fueron.
Así que Carver se especializa en el relato, en el cuento breve, en su mejor tradición norteamericana-O´Connor, Faulkner, Capote...-, después de renegar de los grandes novelones ampulosos, con pasajes gratuitos e hinchados hasta el aburrimiento( "Aun a riesgo de parecer trivial, el escritor debe evitar el bostezo, el espanto de sus lectores") de los escritores del momento que se aventuraban por los senderos mitólogicos del subconsciente norteamericano en la búsqueda de lo que ellos llamaban "la gran novela americana", una especie de contenedor omnisciente que resumiese absolutamente todo lo fundamental, lo esencial de la cultura y cosmogonía norteamericana(algunos críticos consideran que esta "gran novela americana" ya está escrita: "Moby Dick", "El ángel que nos mira", "La hoguera de las vanidades"...)



Mientras los demás escritores de su generación buscan el dorado, la gran novela, Carver cuenta cada una de las palabras que escribe. Utiliza solamente las imprescindibles. Pura economía narrativa. Opera por sustracción. Lenguaje directo, desnudo, crudo. Pulsa las palabras con encomiable precisión de cirujano. Radiografía en tres líneas- con la maestría absoluta del fabulador nato que no necesita más que dos palmos de papel para moverse- las tormentas cotidianas, las motivaciones y los sentimientos más profundos de los personajes, esas telarañas ocultas que nos crecen por dentro y por las que corretean nuestros fantasmas, fobias, dudas, obsesiones, miedos...
Sus relatos lo tienen. Tienen la magia, , la capacidad de revelar lo insólito y extraordinario bajo el barniz de las apariencias y lo cotidiano. Un fugaz chispazo en mitad de un relato que consigue que nosotros, asombrados lectores, nos convirtamos en testigos privilegiados de algunas de esas naturalezas ocultas, de los interrogantes que nos zarandean sin piedad, de los mimbres apenas vislumbrados o verbalizados de nuestras almas, si es que tal cosa es posible.
Esa capacidad para recrear atmósferas, climas, hurgar en nuestras latitudes más recónditas, atravesar el alma de los personajes con la delicadeza del orfebre que suelda una filigrana al aire... no se aprende en ninguna universidad.
No hay ninguna carrera que enseñe a comprender, asimilar y poder verbalizar el tedio, el equilibrio entre la levedad y el peso, la trascendencia de lo cotidiano, la incredulidad ante la existencia o la profunda alegría de estar vivo.

Roberto Bolaño("Los Detectives Salvajes") dijo de Carver que era, quizás, el mejor cuentista del siglo XX.
Altman rodó "Vidas Cruzadas" a partir de varios cuentos de Carver.
Me gusta mucho esa definición de V.S. Pritcher de que "el cuento es algo vislumbrado con el rabillo del ojo".
Detrás de esa realidad implacable de los personajes de Carver, de parejas que se ponen a hablar de sus temores y enfermedades en cama a las tres de la madrugada, de hijos que buscan a sus padres, de tipos solitarios y sin trabajo en barras de bar, de secretos familiares que se revelan cuando menos se los espera... detrás de todo esto contamos solamente con un par de certezas:

1) que lo invisible pesa y que por mucho esfuerzo y raciocinio que le pongamos a la cosa, la vida continúa siendo un gran misterio.

2) que sin leer "Catedral", "De qué hablamos cuando hablamos de amor", "Si me necesitas, llámame", "¿Quieres hacer el favor de callarte?" o "Tres rosas amarillas"... no sabremos nunca hasta qué punto Raymond Carver nos puede haber cambiado un poco la vida.
Aunque sea un simple grado de conocimiento y felicidad.

"Me gusta hacerlo así cuando siento que una nueva historia me amenaza. Y siento que de esa propia amenaza puede surgir el texto. En ella se contiene la tensión, el sentimiento de que algo va a ocurrir, la certeza de que las cosas están como dormidas y prestas a despertar; e incluso la sensación de que no puede surgir de ello una historia. Pues esa tensión es parte fundamental de la historia, en tanto que las palabras convenientemente unidas pueden irla desvelando, cobrando forma en el cuento. Y también son importantes las cosas que dejamos fuera, pues aún desechándolas siguen implícitas en la narración, en ese espacio bruñido (y a veces fragmentario e inestable) que es sustrato de todas las cosas"(Carver)

Saludos de Jim. Y sin heroísmos, por favor.

martes, 10 de agosto de 2010

CUANDO ÉRAMOS LA ROJA

Eran, más o menos, los tiempos en los que tener un balón, algo esférico y que botara lo suficiente,(aunque fuese una pésima simulación de plástico del famoso Tango)significaba ser casi el más popular del barrio.
Jugar al fútbol con calcetines viejos enrollados unos sobre otros era algo habitual en nuestra calle de padres fontaneros y madres amas de casa.
Tomábamos cualquier portalón de garaje y montábamos un "rebumbio"(ruido retumbante), que le llamábamos al asunto de colonizar la entrada de los autos, poner un guardameta(generalmente Enrique) delante y coserlo a pelotazos.
En lo único que estábamos federados por aquel entonces era en molestar a nuestros queridos vecinos a base de "punteirolos".

La idea se le ocurrió a alguien una gloriosa tarde de pipas y portal:
- ¿Y si nos hacemos unas camisetas con un número y nuestro nombre? Ninguna calle del barrio las tiene... ni la Páramo, ni Peruleiro, ni los de los Patios... vamos a arrasar.
Así que nos pusimos a ello. Éramos sobre unos 9 ó 10 amigos de la calle. Vendimos tebeos, sisamos a nuestras madres en la compra de los sábados en la tienda de Pepe, forzamos huchas de cristal del Banco Pastor para sacar 50 pesetas...

En la mercería de la señora Pilar compramos las ansiadas camisetas rojas una mañana. Las llevamos a un taller que estaba cerca de la Plaza del Comercio a que nos pusiesen un número y el nombre. Yo era el 6 y Luis. Javi el 4. Rober el 3. Arturo el 7, etcétera.
Recuerdo perfectamente el día que nos dieron las camisetas serigrafiadas y nos las pusimos encima. El orgullo y la felicidad que se reflejaba en nuestras caras de niños de 10 años era tan evidente e intenso que casi se podía haber moldeado como el barro para hacer figuras de algo.
Una de esas sensaciones de plenitud que siempre permanecen frescas en el interior, independientemente de todo el tiempo que nos haya empujado por detrás hacia el ahora.

Aquellos sábados eran sagrados. Las camisetas rojas tenían que estar limpias y lavadas. Todas. No podía faltar una sola. No podíamos desafinar. Esa era nuestra gran preocupación: estar presentables, pues casi siempre jugábamos contra otras calles de los alrededores en las pistas del Calasanz o Masculino. Perdíamos tantas veces que ya ni nos importaba. No éramos demasiado buenos pero tampoco excesivamente malos, aunque los demás solían ser mejores.
Pero eso nos daba igual a Javi, a Rober, a Alejandro, a Arturo, a mí... nosotros lucíamos con orgullo y dignidad nuestra camiseta roja con número y nombre serigrafiado a la espalda y ellos no. Ya no éramos una banda. Éramos un grupo más o menos organizado. No, mucho más, muchísimo más: un equipo ordenado que sabía encajar y gestionar con deportividad sus victorias y derrotas. Un equipo ordenado con una camiseta para cada jugador con su número y nombre a la espalda, lo que ya era bastante para aquellos tiempos y aquel barrio.

Nunca ganamos un Mundial.
Nunca nos dieron un solo duro por habernos dejado la piel en un partido.
Nadie vino a vernos jugar, y menos a aplaudirnos.
Nunca salimos en los periódicos ni besamos a una hermosa novia de ojos verdes después del partido para regocijo de los telespectadores.
Nunca fuimos héroes de nada ni representamos a nadie más que a nosotros mismos... pero éramos la roja de nuestro barrio. Una sola camiseta para cada uno. Recién lavada cada nuevo sábado.
Lo que sí os aseguro es que si hubiésemos apelmazado y modelado convenientemente aquella felicidad de niños de 10 años que sentíamos entonces con nuestra camiseta roja encima, podríamos haber llenado de radiantes y sinceras estatuas sonrientes cada esquina de la ciudad.

Y que, por favor, nadie vuelva a preguntarme si me gusta el fútbol. Sacad vuestras propias conclusiones.
Y que nadie me diga que no se puede ser feliz con casi nada. O que casi nada no es casi siempre la verdadera y mejor fórmula para correr en paralelo a la felicidad.

Saludos redondos de Jim.
Corred siempre en paralelo o transversal, pero corred.

martes, 3 de agosto de 2010

ALBERTO MARTÍ Y LAS MALETAS TRISTES

Una maleta es un recipiente con asa que sirve para transportar ropa y otros enseres.
Las hay con cremallera, de piel, blandas, rígidas, con cerradura, de cartón, plástico, polipropileno, nailon, con ruedas, sin ruedas, grandes, pequeñas...
En la Edad Media los nobles transportaban sus pertenencias en arcas y baúles de madera mientras el pueblo llano lo hacía en maletas. Era un signo de distinción. Igual que hoy en día lo son tantos otros.
En el Siglo XX la cosa se universalizó y la comodidad y el sentido de lo práctico escaló puestos. La maleta despuntó y fue adoptada, sin distinción, por todas las clases sociales.
Cada maleta encierra en su interior una historia. Los objetos y prendas que contiene son una especie de radiografía de la persona que la acompaña y, como no, también de su destino.
Hay maletas serias y cargadas de trabajo, maletas breves de fin de semana, maletas ilusionadas y cálidas en viaje de novios, maletas cargadas de aromas a lejanos países, maletas manchadas de sangre, maletas de triple fondo para ocultar nuestros vicios y virtudes, maletas fatigadas de tanto polvo y tantas cicatrices acumuladas, maletas repletas de arena y sol, maletas perdidas que nunca aparecen, maletas tristes inundadas de lágrimas y despedidas...

Alberto Martí Villardefrancos es el cronista oficial de estas últimas maletas tristes. El fotógrafo coruñés que inmortalizó las despedidas entre lágrimas, los adioses sin retorno entre padres e hijos, los barcos para América abarrotados de seres humanos despidiéndose para no regresar jamás.
Alberto Martí es el retratista del tango aciago de aquellos puertos en blanco y negro, de la niebla de los abrigos roídos y la lluvia imperiosa de la necesidad, de las maletas de cuero con cinturón y los baúles enmohecidos de tanta pobreza y pan duro a la búsqueda de alguna oportunidad en otro continente.
Alberto Martí Villardefrancos nació en 1922 en A Coruña. Y vive todavía. Y vivirá para siempre entre esos rostros compungidos de hombres despidiéndose de sus hijos, de niños con boinas encaramados sobre viejos baúles y de esas maletas tristes que contenían las últimas esperanzas y sueños de gentes que emprendían un viaje a ninguna parte tras haberlo perdido todo y más.

Sus fotografías estarán visibles estos días en la Fundación Barrié de la Maza, en A Coruña.

El que avisa...

















Saludos de Jim, gente divergente.