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lunes, 21 de julio de 2014

ESTÉTICAS REVIRADAS




Tengo que confesar que siempre he sido muy fan de eso que denominaba mi madre como gentes con "estéticas reviradas", y que tiene que ver con la asimetría de lo estrafalario y con la descoordinación estética más creativo-aberrante.
Y también, y sobre todo, con la inconsciencia febril y el más espeluznante mal gusto, claro.
Desde hace años que admiro en silencio estupefacto a todas esas personas humanas que veo desfilar por delante de mis ojos mientras me doy un paseo por la urbe; esos seres humanos y urbanos que todavía visten como recién salidos de un catálogo de Cortefiel del año 1981 o de una convención de Horteras Sin Fronteras después de pasar por el Corte Inglés de Altamira para adquirir todos aquellos engendros con guatas y remaches metálicos que les quedaron sin vender desde hace treinta y ocho temporadas.
También reconoceréis conmigo que la inconsciencia más absoluta es una conditio sine qua non para llegar a ser un top máster en esto del horterismo. Por ejemplo, ¿quién no ha asistido con una mezcla de espanto y fascinación al paso espectacular de una de esas hembras hipervoluminosas que van embutidas en vestidos ceñidísimos mientras menean sin sonrojo un trasero inabarcable de mamut o que portan minitops luciendo esos pliegues de carne que se le quedan suspendidos, y basculantes, alrededor de la cintura del pantalón? ¿No es un prodigio asistir, con la llegada del estío, a esa exhibición de los machos alfa que circulan por los paseos marítimos de las ciudades(con mar) enseñando pecho negro e hirsuto poblado de pelos sudorosos y rizados y torso desarrollista al estilo de Pepe Sacristán?
De los depilados e hipertrofiados muchachotes vigoréxicos que ruedan por las calles tensando hasta la extenuación sus tríceps bajo camisetas de canalé tres tallas menores ya mejor ni hablar, que dentro de un poco meriendo y se me quita el apetito.



Esto del horterismo militante o el desconcierto existencial que demuestran algunos en el vestir no es nada nuevo ni exclusivo de nuestra idiosincracia nacionalcatolicista, como ya nos demostraron desde hace décadas esos alemanes que desembarcaban en las playas del litoral español- para ponerse rojos como tomates- sin desprenderse de sus sandalias con calcetines incorporados.
Por ejemplo, ¿quién no ha vivido la experiencia nuestra, patria, de encontrarse en la tienda del barrio, pidiendo laurel, a esas señoras en zapatillas, con bata de andar por casa azul y pijama o salto de cama por debajo? ¿Tiene algo de malo el chándal de táctel rosa combinado con zapatos y tacones y con una riñonera colorista? ¿Y qué me decís de esas parejas que parecen jóvenes y "hasta normales vistiendo" pero que llevan a sus tres hijos conjuntados con sus jerseicitos rosa palo y sus pantaloncitos de cuadros verdes... o que emperifollan de tal barroca forma y vestimentas arcaicas a las pobres criaturas que parecen salidas de un retratro ecuestre del París del siglo XVIII?

Yo, a grandes rasgos, clasificaría en tres las escuelas esenciales de horterismo que distingo por las urbes:

1ª- ESCUELA CLÁSICA O TRADICIONAL: Ese horterismo clásico de camisa de fiesta estridente o, lo que es parecido, de camisa recta de raya diplomática bien metidita por dentro de un pantalón subido hasta el ombligo(en su forma más asilvestrada o ruralizada)... y su versión complementaria femenina de cardados imposibles, joyas de oro y blusas de leopardo.
Todos niquelados que parecen un potosí. Lo mejor del barrio. Los más atildados de Peruleiro.

En los divorciados y divorciadas la estética clásica revirada se hace mucho más marcada y acusada y adquiere un renovado aire retro-juvenil, ya que a la hora de regresar al mercado erótico-sexual sénior para ofrecer de nuevo sus encantos- el tradicional target o nicho de consumidores del otro/mismo sexo, tan descentrados y desplazados como lo pueden estar ellos... los están aguardando- el ser divorciado vuelve a desarrollar antiguas estrategias de seducción que los lleva a vestirse de forma similar a la de hace veinte años, cuando triunfaban en los guateques del instituto y las boites... y así van apretando chichas y marcando bíceps en proceso de deconstrucción como si el tiempo se hubiese congelado en aquellos juveniles días de magreo en los sofás de Green o La Real.

La escuela hortera clásica también tiene un espejo donde mirarse en programas de tertulia política como los de 13tv y demás carcunda televisiva de la TDT, donde señores a los que se les ve el cartón desde hace años se dejan cuatro pelos ensortijados cayendo sobre la nuca mientras desempolvan sus trajes cruzados con dos botones dorados abrochados que compraron en el año 1993 en la tercera planta de El Corte Inglés.
Algunos hasta suelen llevar mariconeras de cuero. Lo que llevan dentro mejor no saberlo.
A eso, en su extraña e inquietante dimensión cavernaria, casposa y puticlanesca, ellos lo denominan "Elegancia".


2ª- ESCUELA CHONI-POLIGONERA: Lo peor de lo peor, lo más profundo, lo más denigrante en cuanto a horterismo es esta escuela cani que se alimenta de horrores de épocas pretéritas: chándales con riñoneras, pendientes de perla, plataformas, esclavas de plata con el nombre grabado(La Yesi) de la gachí de turno, sellos y cadenas de oro, piercings en las cejas y en la lengua, tatuajes con chorradas en japonés y demás aberraciones propias de estos macarras asnales y pintarrajas tuneadas por un Dios que trata de vengarse así de la especie humana.
Son como hijos de un Dios menor, pero en peor.


3ª- ESCUELA MODERNA Y HIPSTER: La última tendencia descerebrada y colectiva de esto de las modas rebañiles: flequillos, pantalones pitillo arremangados para ir a pescar lorchos, la camisa abotonada hasta arriba aunque estemos a 39º a la sombra, gafas de pasta negra sin cristales, etcétera. Se visten así en plan modernointeresante mientras hacen que tienen gustos alternativos a lo subterfuge y practican la ambisexualidad o lo que sea eso que hacen que practican dentro de los antros que frecuentan.
Se dejan todos a la vez barba y se suben a bicicletas como si fuesen modernos Noés y se fuese a acabar el mundo.
Los blogueros estos de las tendencias y los modistos modernequis son unos caraduras de cuidado, pues han vuelto a poner de moda las camisas de cuadros, las bicicletas y las barbas que llevaban nuestros abuelos y se las han vendido a estos panolis como si fuesen lo último en ultramodernidad vintage-retro-helicoidal.
Unos truchos, en definitiva, que pican en todo y van mucho por la Fnac.

Volveremos en otra ocasión a continuar tratando este fascinante tema de las estéticas reviradas, pero no quiero irme sin antes recordar a uno de esos referentes, ya fallecido, en el mundo del horterismo coruñés y que recordamos todos como el mítico "El perchas", al que una vez vi- con unas gafas de espejo y su ilustre chepa velluda al aire- tratando de ligar en la playa con unas menores mientras iba pertrechado únicamente de un tanga de leopardo con un peine prendido en uno de sus lados y una cajetilla de ducados en el otro.
Esas inquietantes visiones me han llevado hasta aquí y me han convertido, para bien o para mal, en lo que soy.

Saludos a todos y feliz estío!!!