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lunes, 31 de mayo de 2010

MIQUEL FUSTER, 15 AÑOS EN LA CALLE


Miquel Fuster es un dibujante que trabajó para la editorial Bruguera en los años 70 y 80, en aquellos maravillosos libros de la línea "Selecciones Ilustradas", con los que todos hemos disfrutado alguna vez de infantes, y que por determinados accidentes de la existencia( se le quemó la casa en la que vivía, depresión por una ruptura amorosa, posterior adicción al alcohol...) acabó viviendo en la calle durante 15 años.
Hoy tiene ya 65 años y acaba de escribir y dibujar una novela gráfica relatando su experiencia y las crueles peripecias de la gente sin techo que malvive en las aceras de nuestros calles, duerme en los cajeros automáticos y además de soportar el frío y la soledad tienen que aguantar nuestras miradas de desprecio, el cruel vacío de la indiferencia ajena e, incluso, la violencia de esos "jóvenes" que se divierten-la gratuita ultraviolencia de los drugos en "La Naranja Mecánica"- humillando y apaleando a los más indefensos.

Él nos lo cuenta mejor que nadie porque está hablando de todo lo que ha vivido en primera persona:
"Cuando se vive con la constante aprensión de que cualquier noche puedes sufrir una agresión que te deje malherido o muerto, el aire que nos rodea se torna hostil. Los días que esa sensación se me hacía más insoportable lograba una inexplicable percepción de mí mismo: “Yo estoy en un lado del mundo y vosotros en el otro”; y conseguía crear un abismo entre mí y todos los demás. Necesitaba firmemente que la otra gente no existiese, que yo no reparara ni tan siquiera en presagiarles.
Ya había sufrido demasiado y debía desterrar de mí todos los brotes de dolor o de rencor que surgieran. Y algunas veces lo conseguía".

Miquel sufrió varias agresiones en la calle. Una noche dos "chicos muy bien vestidos, con ropa de marca y aspecto de pijos" se le acercaron y uno de ellos, riéndose, le golpeó con un adoquín que llevaba en la mano en todo el rostro y le rompió la nariz.
En otra ocasión otro grupo de jóvenes "en busca de diversión" estuvieron golpeando los cristales del cajero -a patadas, puñetazos y botellazos- en el que dormía durante más de media hora para entrar con la intención de agredirlo sin que se hubiese mediado ninguna palabra o acción previa.
Algo falla en la naturaleza humana cuando suceden estas cosas, es evidente.

El cómic se llama "15 años en la calle" y está editado por Glénat. Mi recomendación de esta semana.
Habla Miquel de su obra con la sabia lucidez del que ha sufrido tanto y se ha desprendido de tantas cosas triviales que ya sólo le queda la verdad, por muy dura y descarnada que nos resulte:

" Si este álbum tiene algún mérito es que es la fiel confesión de mi intento en estos años, de analizar los motivos de mi caida; el porque he aguantado tantos años en la calle siendo consciente siempre -a pesar de mi dependencia del alcohol-, de que con mi alma anclada en el pasado, cada vez me sería mas difícil saltar el abismo que me separaba de la vida que corría paralela a mi, y terminaría siguiendo errante y desorbitado por el resto de mi vida.
Esperando ese dia, ansiaba que llegara el momento, que al fin, yo consiguiese unir los lazos que me ligasen a todos los seres vivos del presente.
Hago este trabajo porque no quiero -ni querré mientras viva- que estos quince años que he pasado en un derrumbe y desconsuelo permanentes, queden solamente como un desgraciado y trágico episodio de mi vida.
Calles, carreteras, plazas, parques, cajeros, portales, centros de rehabilitación, hospitales, iglesisas, ocasionalmente pensiones inféctas y mas peligrosas que la misma calle, pisos compartidos con marginados como yo, tejados, túneles de tren, casas deshabitadas en ruinas…hasta que decidí, que ya que me consideraba sólo en el mundo, y aunque sabía que el frio que pasaría haría que me arrepintiese de haber nacido y que surgirían peligros diferentes a los de la ciudad, pero necesitaba sentirme libre de toda presencia humana, decidí pues irme cada noche a refugiarme en el bosque.
Y también hago este trabajo por todos los desdichados hermanos en la indigencia y nuestras familias y amigos. Para intentar sanar o al menos aliviar las heridas que hemos causado en las personas que nos amaron, pidiéndoles humildemente perdón; ya que añadido al dolor que nuestar situación les producía se han sentido injustamente culpabilizados ante la imposibilidad y la impotencia de no poder ayudarnos. Ha sido así como he podido llegar a comprender que solamente podemos llegar a entender el dolor, cuando, además de sufrir nosotros, sentimos como propio el sufrimiento que hemos causado a las personas que más nos amaban.
Hago este álbum por todos los hermanos indigentes que, de momento, hemos logrado salir de la calle y por las personas que nos han ayudado a conseguirlo. Por los indigentes, que por las razones que sean, deciden seguir aguantando en la calle. Por los que se quedaron tirados en cualquier lugar o se extraviaron por esos mundos de dios.
Y por encima de todo, por todos los indigentes que fueron vilmente asesinados en la calle, a quienes mataron solamente por mostrar sus llagas y apartarse del rebaño de sus semajantes. Les mataron cobardemente por eso: Eran simplemente unos pobres e indefensos indigentes.
Y recuerdo con tristeza queridos amigos mios, que se quedaron ingresados en cualquier centro de rehabilitación o en centros de salud mental de donde ya no tengo la esperanza de que jamás regresen"(Miquel Fuster, http://miquelfuster.wordpress.com/)



Escuchando una entrevista de Miquel en la radio el otro día, él comentaba esto a la pregunta de la entrevistadora:

- ¿Qué es peor para un indigente que está pidiendo unas monedas en la calle, Miquel... que te digan lo de siempre, que no tienen suelto o que no te digan nada?
- Lo peor es esa gente que ni si quiera te mira o te dice unas palabras, como si no existieses para ellos... llegas a pensar que eres invisible. Si alguien te dedica una sonrisa o te dice unas palabras, aunque te diga que no lleva suelto, lo agradeces profundamente porque en tu interior tienes la sensación de que te ven, de que te tienen en cuenta... pero la gente que ni te mira y sigue para adelante como si fueses la última escoria te hace sentir muy mal...

Lo que Miquel cuenta es tremendamente valioso y esclarecedor: " Además de la largueza caritativa de muchas personas que te iban sacando de apuros, existía la otra parte; la que por un momento te permite no sentir un porvenir tan lúgubre; ya que en esos días, en las miradas desaparece el desprecio para aparecer una mueca de tolerante comprensión. Y los niños, al no ser apartados desabridamente por sus padres de nosotros los indigentes, como si sus inocentes ojos estuvieran contemplando la más monstruosa obscenidad; al no hacerles notar nuestra presencia, los niños nos miran con el mismo interés con el que mirarían un disfraz; nos miran con simpatía.
Pero la mirada de los niños es una de las mas dolorosas alambradas de espinos que puede cruzarse en el camino de un indigente.
Es la culminación cruel e inexorable de un proceso. Una condena sin veredicto.
Una condenación definitiva".

Ya sabéis. "15 años en la calle", Editorial Glénat, Miquel Fuster.
Merece la pena. Después de leer a Miquel igual miramos a los demás con los mismos ojos pero con una mirada algo diferente, más comprensiva, valorando de paso como se merecen a esas personas que, por las razones que hayan sido, viven en la calle y quieren ser tenidas en cuenta y que se les dedique, por lo menos, una pequeña sonrisa, gesto o unas palabras para dejar de ser invisibles.


Saludos de Jim.

viernes, 28 de mayo de 2010

LA CONVERSACIÓN


Yo soy el narrador y nunca me meto en una conversación que no existe entre dos mujeres de un cuadro, aunque ahora mismo le estés contando a tu mejor amiga, delante de un té verde con limón, que ya tienes casi cuarenta, que te acabas de comprar a muy buen precio esta mañana ese abrigo naranja que cuelga del perchero y que a veces también la soledad te provoca un sentimiento físico de frío, por eso duermes en primavera con dos edredones nórdicos y una gruesa manta por encima.

Le dices-sin apenas mover tus labios rojos- que no es sexo lo que quieres, que eso es lo de menos, pues si sales a buscarlo cualquier noche la mayor parte de los hombres estarían demasiado dispuestos, incluso, a consolarte durante esos diez o quince minutos de precipitada y húmeda intimidad. Encontrar un hombre simplemente para eso no tiene ningún valor o mérito añadido. Ya los tuviste así y sabes que es una de las cosas más fáciles de llevar a cabo en este puñetero mundo para una mujer, le susurras... y ella, tu amiga, asiente porque te entiende perfectamente.
Más sencillo casi que abrir un libro, limpiar una ventana empañada o hacer sonreír a un niño con una bolsa de golosinas en una mano y algo de colores moviéndose en la otra.

Por eso te encargas de dejar muy claro que lo que buscas es tan sencillo y tan complicado a la vez como tener alguien a quien abrazar y que te abrace cuando te levantas tarde ese sábado que no trabajas.
Alguien con quien desayunar café con tostadas de mermelada de albaricoque mientras te agarra por detrás y te dibuja caricias en la nuca con las que te hace sonreír por dentro y por fuera.
Alguien que te lea un cuento o se invente cualquier historia mientras te abraza en las gélidas noches de lluvia de noviembre.
Alguien con quien quedarte dormida mientras habláis de las infinitas combinaciones de futuro que, de repente, surgen al ser dos-uno-dos-uno-tres y compartir los mismos miedos y sueños que probablemente nunca se cumplirán del todo, aunque casi-a lo mejor-es posible que sí si os lo proponéis seriamente.
El futuro siempre es más llevadero entre dos, le dices. Tanto la alegría como la tristeza se divide en partes iguales. Si algo define al amor, digan lo que digan los científicos y los poetas, es esto precisamente. Esta asignación de recursos, esta distribución equitativa de pesos y levedades a lo largo de la vida.

Y sabes perfectamente que a tu mejor amiga su marido la engaña con otras mujeres mucho peores que ella e incluso llegó a ponerle la mano encima en alguna ocasión. Por eso, piensas, siempre se pone de espaldas en este nuestro cuadro, para que nadie le pueda notar en el rostro esa mirada de infinita tristeza y desesperanza que les queda a las personas cuando lo pierden absolutamente todo menos los zapatos empapados por los charcos en las aceras rotas por las que circulan a toda velocidad sin mirar nunca para abajo.

- ... mejor sola que mal acompañada, ya sabes- se lamenta la mujer que siempre está de espaldas y que es tu mejor amiga.

Y ella sabe muy bien de lo que habla. La intentas animar, pese a que la has acompañado en dos ocasiones a altas horas de la madrugada a algún solitario hospital, mientras se inventaba alguna excusa contra sí misma para volver a casa temblando al amanecer.
Él la esperaba despierto entre súplicas y viejas promesas que se incumplirían un par de semanas después, contagiado durante unos momentos de ese remordimiento liviano que tienen los niños cuando cogen un caramelo que no es suyo.
Un arrepentimiento tan llevadero que cabe en medio bolsillo.

Ella habla y tú la escuchas. Ese jersey verde manzana de escote en V te queda muy bien. Te lo digo sólo como narrador.

- ... desde que era niña, siempre me gustó leer en la cama... por eso yo sólo quería a alguien que me quitase con delicadeza el libro del pecho cuando me quedase dormida y me diese después un beso en la frente... nada más... eso es lo que yo entendía por respeto, compromiso y cariño...¿era esto pedir demasiado?

No, le contestas, no era pedir demasiado.
Sí, piensas sin decírselo a la cara, sí es pedir demasiado, porque tú sabes que en este mundo la mayor parte de los hombres que conoces no saben cómo retirar con delicadeza un libro del pecho. Nadie se ha preocupado por enseñarles este tipo de cosas. No lo hacen con el cariño y la ternura suficientes para evitar que la soledad o su compañía no te provoquen ese sentimiento físico de frío que en ocasiones sientes que te gatea por el estómago.
Pero, sin embargo, compadeces sinceramente a tu mejor amiga- la que siempre está de espaldas en el cuadro y a la que acompañas a hospitales de madrugada- aunque en tu interior planea todavía la esperanza de no acabar como ella y que pese a tus casi cuarenta y al abrigo naranja que cuelga del perchero todavía puedas encontrar a alguien que sepa cómo retirar con delicadeza un libro de tu pecho dormido y darte un beso en la frente después para quitarte de golpe esa sensación de frío que te deja algunas noches la soledad...

Y aquí podría daros un consejo a ambas, pero es que yo soy el narrador y nunca me meto en una conversación que no existe entre dos mujeres de un cuadro.
Atardece. Acabad sin prisas el té verde con limón y no os olvidéis de coger vuestros abrigos naranjas para protegeros del frío de la noche mientras no se descuelga sobre vosotras la primavera.

Saludos de Jim, mujeres del cuadro. Ha sido todo un placer.

lunes, 24 de mayo de 2010

EL OCIO MODERNO: DEL SPACE INVADERS AL GEARS OF WAR III



Hace mucho tiempo, en una galaxia muy, muy lejana, en un período en el que todavía existían únicamente dos cadenas de televisión con Carta de Ajuste en la sobremesa... una extraña dimensión en la que el Himno de España con banderita bicolor ondeando al viento y el careto solemne del Juanca cerraban la programación a eso de la una de la noche... llegaron a nuestro mundo las máquinas recreativas o el génesis de lo que hoy conocemos como modernidad multimedia y virtual(con los primeros chips, memorias ROM, circuitos electrónicos integrados...) El Imperio tenía planes para rediseñar nuestro ocio y recaudar nuestros cuartos, y así lo hizo con encomiable eficiencia.
Estas máquinas recreativas se solían ubicar en un rinconcito del bar del barrio, en las tascas con serrín en el suelo, las pulperías y en esos locales exclusivos para regocijo y esparcimiento de la juventud y macarrada de la barriada que se llamaban "Salas de Juegos".
Pero comencemos esta épica historia por el principio, que así nos entenderemos todos un poco mejor.


EL OCIO PREMODERNO

Lo tradicional en la expansión del ocio entre los infantes embrutecidos de la clase trabajadora y más popular hasta la irrupción de las máquinas recreativas tenía que ver con la diversión en forma de peonzas, heridas en la cabeza producidas por esas armas infantiles y contundentes conocidas como tirachinas, canicas y guás y tres castres, tebeos de Bruguera, el escondite inglés, paloma blanca-paloma negra, los sobres sorpresa Montaplex, el Un-Dos-Tres los viernes noche, el brilé o jugar a papás y a mamás y a enseñar la huchita a los niños en el descansillo de las escaleras.
Estamos hablando del concepto ocio en el mundo no-moderno, el mundo antiguo, una existencia sin la "racionalidad teleológica"(dictada por la razón y la previsibilidad) del posterior mundo moderno, ordenado y organizado alrededor de la incontestable lógica tecnológica.
Si la televisión había sacado en su momento de las calles y tabernas a los adultos y los había recluido en casa frente a la caja tonta-lista, las máquinas recreativas y las videoconsolas portátiles para el entorno doméstico consiguieron el mismo efecto con los más pequeños.
De lo social y comunitario a lo individual y liberal.



LOS PRIMEROS MATAMARCIANOS. LOS ORÍGENES.

No vamos a hablar aquí de esos entretenimientos mecánicos de las barracas y ferias del siglo XIX, sino de la parte que a nosotros nos ha tocado vivir.
Todavía estábamos jugando a las muelas con pelota saltarina y a policías y ladrones cuando aterrizó la inicial y sutil invasión en nuestras calles de estos maquiavélicos y adictivos engendros mecánicos que no tenían forma de vaina pero que trastornaban y duplicaban nuestra bioquímica cerebral de idéntica manera (volver a ver "La invasión de los ladrones de cuerpos" de Donald Siegel).
Llegaban de EEUU- como casi todo lo que existe, bueno y malo, en el mundo moderno en el que ahora estamos instalados- y llegaron para quedarse. El Pong( http://elbazardejim.blogspot.com/2009/04/en-el-principio-fue-el-pong.html) , el Asteroids, el de los dos tanques que se disparaban en un laberinto o aquel de los dos vaqueros que se tiroteaban mientras pasaba una carreta por el medio fueron de los primeros.
Algo después llegarían el Space Invaders, Moon Cresta, Breakout, Galaxian, Pacman... el motor fundamental del ocio moderno se estaba poniendo en marcha delante de nuestras propias narices: saturación, dictadura de la tecnología, multiplicidad de realidades, individualidad extrema y banalidad a partes iguales. Un presagio del ocio futuro.



TIPOS DE MÁQUINAS RECREATIVAS: MATAMARCIANOS Y TRAGAPERRAS.

Unas orientadas a los niños y jóvenes que se basaban en algo tan simple como en disparar a todo bicho viviente y/o pasar pantallas cada vez más complicadas, y otras dirigidas a los adultos, consistentes en meter monedas de cinco duros con la ilusión de que te los devolviese, a poder ser multiplicados exponencialmente.
Bingo, tragaperras, cataratas...
En las tragaperras tenían que salirte tres melones o campanas juntos para que te soltasen 500 pesetas, aunque tengo que reconocer que mis favoritas fueron siempre las cataratas, con ese alud casi en el aire de monedas de a duro que parecían que iban a caerse en cualquier momento.
Aunque luego nada, que tenían imán y que ya podías mover la máquina con una grúa que de allí no caía nada, que estaban a mejor recaudo aquellas pesetas que las monedas de la piscina del Tío Gilito.



SALAS DE JUEGOS

Uno de los hábitats más hostiles para el joven de barrio. Las Salas de Juegos de máquinas recreativas eran en su mayoría antiguos billares reconvertidos para estos usos modernos, por eso todavía convivían las consolas recreativas electrónicas con equipamientos de ocio popular más artesanales y tradicionales como los futbolines, mesas de ping-pong, flippers, billares...
Estos sobrios locales tenían una zona reservada para el adictivo juego con vocación de amasar dinero en el que participaban los mayores de 18 años(tragaperras, cataratas, bingos...) y otra para los niños y jóvenes en que los que apretar botones compulsivamente para dar patadas, puñetazos o ametrallar a virtuales enemigos.
Un sueño hecho realidad para los macarras del barrio, que vivían en estos espacios cerrados a tiempo completo, pidiendo cinco duros al incauto pardillo, chuleando a conocidos, paseándose bravuconamente con sus Yumas Galaxia y pantalones pitillo mientras te pedían que les dejases una vida en el Moon Cresta o acabar alguna pantalla.
¿Quién nos devolverá todas aquellas horas perdidas entre camorristas, pipas Facundo y fantasmas persiguiendo a tu Pacman? ¿Adónde se han ido todas las monedas de cinco duros que metiste por esas ranuras con la esperanza de que el GAME OVER no llegase nunca?
¡ Y es que en ocasiones fuimos tan felices en aquellos antros sucios e inmundos!





LOS CLÁSICOS

Los incunables como el Pacman, el Moon Cresta, el Kung Fu Master o el Space Invaders, con esas cuatro casitas verdes bajo las que refugiarse de los bastardos extraterrestres... o esos 25 puntos que te daban cuando le acertabas al ovni que surgía por la parte superior de la pantalla.
Después vinieron grandes juegos adictivos como el Bomb Jack, el Tetris(lo del Tetris fue una auténtica moda social y global) o el Arkanoid. Formalmente sencillos, pero muy amenos y entretenidos y sin ser el típico matamarcianos de toda la vida. Productos más elaborados. El Super Mario Bros o el Donkey Kong fueron todo unos hitos en esto de los videojuegos.
Mis favoritos y con los que más he jugado y disfrutado han sido el Kung Fu Master, el Tekken y el Puzzle bubble, ese de juntar tres bolitas de colores para que explotasen.
Me enganché a este juego de las bolas de colores durante mucho tiempo y lo sorprendente era que siempre estaban esperando detrás de mí en la Sala de Juegos de la calle Barcelona (para que yo acabase y poder jugar ellas), un nutrido grupo de mujeres. Nunca hombres. Serán los colores, que a las mujeres les van más que a los hombres.

Y, ¡cómo no!, ese fantástico artilugio que no todos recordaréis que consistía en meter una peseta por una ranura superior y conducirla con un volante, sin que se cayese por los lados, hasta el final con el premio de... ¡¡la misma peseta!!





LAS CONSOLAS DOMÉSTICAS

Era inevitable. La ficción tecnológica penetra en los hogares y en la vida íntima de las personas. El triunfo del individualismo y de la deconstrucción del ocio gregario, compartido y socializador en las calles, a imagen y semejanza del ideario liberal y capitalista yanqui.
Atari, las Game & Watch de Nintendo, la Supernintendo o esas videoconsolas que se comercializaban disfrazadas de Computadores(Spectrum, Amstrad...) con manuales de Código Máquina y Basic pero que solamente servían para poner cassetes, teclear Load "" y ponerse a jugar al Atic Atac, Comando o al Jet Pac como desesperados.
Nunca conocí a nadie que programara algo en Basic o en ceros y unos. ¡Vaya coñazo!!
Con ellas llegó la alienación moderna. Yo una vez me cabreé tanto cuando estaba a punto de pasar una pantalla en el Lunar Moon que cogí mi Spectrum 48k de teclas de goma y lo metí debajo de la pata de la silla y comencé a saltar sobre ella como si tuviera vida propia, nervios, y lo estuviese torturando.
Me quedé sin ordenador, claro, pero lo pasé en grande destruyendo aquel engendro del diablo.


EL OCIO MODERNO


Las salas de juegos, como los videoclubs, no han sobrevivido al reciclaje en esta sociedad de ocio competitivo y vertiginoso. La Xbox, la Playstation o las consolas portátiles ya no tienen rival. Está pasando como con el universo del Cine en casa, con la comodidad que supone asistir a la función en directo con tu pantalla de 50", tu blu-ray y home cinema inalámbrico sin molestias ajenas ni tener que compartir codo con nadie o escuchar el soniquete del móvil de algún idiota que no sabe la diferencia entre el salón de casa y una sala de Cine.
Así, que si nos ponemos un poco sociólogos podemos incluso sostener que perdemos interacciones físicas y socializantes, permutando ritos comunitarios en pos de la exclusividad solitaria del confort íntimo, a cambio del disfrute en soledad-compartida-virtual que nos proporcionan las nuevas tecnologías. Estamos solos en nuestros cuartos y habitaciones pero a la vez esta tecnología recrea la sensación y percepción de estar en comunicación constante con nuestro entorno, aunque vivamos permanente instalados en una especie de ficción de tránsito con los demás en el limbo virtual de nuestra propia soledad tecnificada.
Cada vez nos resultará más extraño tocar a alguien, nos molestará más su presencia física, sus olores... una perspectiva metanarrativa, donde el espejismo y la caverna de la ficción suplantará lentamente a la presencia de la realidad de las cosas.
Ya hemos conseguido jugar sin tocarnos y sin la presencia de los otros. Y nuestros hijos reproducirán más y mejor, de forma natural y sin ningún tipo de trauma, estos esquemas y comportamientos.

Volviendo a las máquinas recreativas, hay que decir que los gráficos y argumentos cada vez más elaborados nos pueden hacer pasar cientos de horas enfrascados en el mundo virtual y oscuro del Gears of War III o del Final Fantasy XIII; o dentro de esas recreaciones milimétricas de escenarios y conflictos bélicos que nos abducen de tal manera que el tiempo vuela mientras avanzamos por mundos recreados por infografía... y todo en nuestro hogar y por 300 euros, nada que ver con aquéllas máquinas recreativas de cinco duros e Insert Coin primitivas en las que teníamos que golpear ladrillos con una pelota o encajar piezas en puzzles.
La simulación de la realidad es cada vez más perfecta y casi cabe ya en el interior de un circuito integrado, y los adultos ya se han incorporado a esta nueva industria de ocio industrial. Las formas de relacionarse con el mundo y los demás han cambiado, se han multiplicado mientras a su vez se anulaba la vertiente social más contingente, más circunstancial y casual de las relaciones humanas.
El discurso de si las nuevas tecnologías nos han hecho seres más pragmáticos, con una ideología más individualista y productivista, más encerrados todavía dentro de nosotros mismos todavía está en boga.

Es bueno recordar a McLuhan de vez en cuando: “Después de tres mil años de explosión por medio de técnicas fragmentarias y mecánicas, el mundo de Occidente entra en implosión. Durante las eras mecánicas prolongamos nuestros cuerpos en el espacio. Hoy en día, después de más de un siglo de técnica eléctrica, hemos prolongado nuestro propio sistema nervioso central en un alcance total, aboliendo tanto el espacio como el tiempo, en cuanto se refiere a nuestro planeta. Estamos acercándonos rápidamente a la fase final de las prolongaciones del hombre, o sea la simulación técnica de la conciencia, cuando el desarrollo creador del conocimiento se extienda colectiva y conjuntamente al total de la sociedad humana, del mismo modo en que ya hemos ampliado y prolongado nuestros sentidos y nuestros nervios valiéndonos de los distintos medios”

Saludos de Jim y viva el mame 32, el mejor emulador de la aldea global.

martes, 18 de mayo de 2010

EL CINE DESPUÉS DE CASSAVETES



John Cassavetes ha sido, si no el primero, sí uno de los fundacionales y más influyentes cineastas en esto del Cinema Independiente. Películas de escaso presupuesto, con margen para la improvisación del actor, con secuencias con desconcertantes cadencias y métrica(me viene ahora mismo a la memoria la secuencia del bar en "Maridos"), una forma de rodar arriesgada y audaz siempre en la periferia de Hollywood más convencional.
De ascendencia griega, a Cassavetes quizá una gran parte de los espectadores lo conocen por su faceta de actor más que en la dirección. Películas como "Doce del Patíbulo", "Código del Hampa" o "La semilla del diablo" hicieron de John un rostro mundialmente reconocible.
Pero como director en bastante menos conocido, pese a ser uno de los grandes renovadores del cine norteamericano. En su primera película, "Shadows"(1959), aborda el tema de racismo en pleno apartheid norteamericano con una jazzística(Banda Sonora de Charles Mingus) y cautivadora veracidad. Sorprende esa impronta novedosa, underground, de un tipo de aspecto clásico y serio como Cassavetes.
Después vendrían maravillas como "Así habla el amor", "Una mujer bajo la influencia" o "Gloria", siempre rodeado de grandes amigos como Ben Gazzara, Peter Falk o la mujer que fue su musa(también vale al revés): la espléndida Gena Rowlands.
La metodología de escritura y rodaje de Cassavetes dejaba un enorme margen para la aportación y reescritura del guión por parte de los actores, que solían ser amigos de John o incluso gente que se encontraba por la calle y a los que convertía de la noche a la mañana en parte fundamental del reparto de sus films. Esa frescura y verismo espontáneo que exhalan los nos profesionales, en las antípodas de las maquinales y automáticas interpretaciones de carrerilla de algunos profesionales( Johnny Deep, por hablar de uno de los de ahora, cada vez resulta más peripatético).
Al Ruban nos lo cuenta muy bien: "Si ocurría algo no planeado, alguna emoción espontánea, John inmediatamente quería explorarla, ir a lo más profundo, porque verdaderamente quería conocer a fondo a esa persona. Y cuándo él quería saber, se convertía en un espectador. Realmente le interesaban las personas y, sobre todo, el tema del amor. El amor hace que las personas hagan lo que hacen en la vida, ya fuere intentar conseguirlo o alejarse de él. Es el motor más fuerte en la vida de la gente y él quería explorar todas sus variaciones".
Hay un antes y un después del cine de Cassavetes. No utilizaba a sus actores de forma funcional, mecanicista, como era y es moneda común en la mayor parte del cine y de sus directores . En sus películas queda radiografiado con total naturalidad- en los rostros, en los pequeños gestos o silencios de los personajes- ese mundo interior y atormentado de los deseos no satisfechos, de las pasiones no consumadas, del tiempo que se escapa entre los dedos sin habernos siquiera percatado. Por ejemplo, entre el humo, el alcohol y las risas de "Maridos" se puede intuir a esos tres adultos que se han negado a crecer y a asumir las responsabilidades de su edad, con sus miserias a cuestas expuestas y medio exorcizadas en mitad de la orgía de alcohol tras la muerte del amigo de la juventud. O esa Gena Rowlands desquiciada y al borde de otra crisis en "Una mujer bajo la influencia".
La temática de Cassavetes tiene que ver en gran medida con la búsqueda del amor, de la felicidad, de esas dignas aspiraciones humanas que casi siempre acaban siendo conceptos truncados, o un tanto inasibles e incomprensibles que Cassavetes se encarga de rodar en largas secuencias y primeros planos fijos y congelados, con un lenguaje cinematográfico innovador e inequívocamente "de autor"... con vocación intelectualizada e intelectualizante.
Esa periferia en la que Cassavetes sobrevivió con dignidad y actitud encomiable parece que nos queda revelada a la perfección en la siguiente anécdota que nos vuelve a recordar Ruban:
–"Porque John no era una persona que pudiera tolerar los condicionamientos de Hollywood. En el caso de Un niño espera, fue contratado como director, no escribió el guión ni eligió al elenco: Burt Lancaster y Judy Garland en los papeles principales y, en segundo lugar, los niños del asilo, que realmente tenían un retraso mental –exceptuando al protagonista–. Un día, John tenía que filmar una escena importante con los chicos, quienes le interesaron tanto como para tomarse tres días para filmarla. Y también, porque no quería alejarse de ellos. Para él, los chicos eran mucho más interesantes que Burt Lancaster y Judy Garland. John entendió claramente que estos niños tienen un lugar en la vida, no se puede encerrarlos en un edificio, y así hacer de cuenta que no existen. Pero Kramer le dijo que la película era, fundamentalmente, la historia de amor entre Burt Lancaster y Judy Garland. ¡Y ahí ya teníamos un conflicto! Por eso, John fue despedido en la post-producción. Quizás eso fue algo bueno, porque reforzó sus propias convicciones sobre lo que realmente quería hacer".


Cassavetes militó y continúa militando en la vanguardia de esto que entendemos por Cine Independiente: bajo presupuesto, peso sustancial de guiones y diálogos, actores no profesionales, naturalismo, audacia, crónicas de lo cotidiano, narraciones de hechos y situaciones transversales al cine mainstream aderezadas con toda suerte de personajes colaterales y/o marginales, etcétera.
Yo lo resumiría en las sabias palabras de Diderot: "En el momento en que el artista piensa en el dinero, pierde el sentimiento de lo bello".

Con que su hijo Nick,( "John Q") heredase la tercera parte de su talento yo ya me daría con un canto en los dientes.
Hay que volver a desempolvar a Cassavetes para comprender un poco mejor lo que hoy entendemos como Cine Independiente o underground.

Saludos de Jim y nunca dejéis de ver películas. Suelen poseer, las buenas, más vida que la propia vida.


miércoles, 12 de mayo de 2010

UNA SIMPLE CUESTIÓN DE FE


Lo confieso: aquella primera noche arrollé a un perro sin querer. No iba a demasiada velocidad pero el perro solitario salió de la nada y se cruzó en mi camino sin darme ni siquiera un par de segundos para maniobrar el coche y poder esquivarlo. Sentí el impacto de la carne y los huesos sobre el parachoques por primera vez y no me gustó nada. Más tarde me acostumbraría, aunque nunca lo llegué a disfrutar del todo. No soy un psicópata.
Bajé del automóvil y comprobé que la masa sanguinolenta que se movía espasmódicamente sobre el asfalto era un viejo perro vagabundo de raza indefinida. Un cruce de mil padres. Me miraba profundamente con la típica mirada confiada de los perros, que parece que suplican algo que nunca les podrás dar del todo y que siempre me hizo sentir algo incómodo. Como algo muy importante que ellos saben y te intentan transmitir con sus ojos inocentes pero tú no acabas de pillarlo.
Volví al coche y lo dejé allí. Había comprado mi nuevo automóvil- con todos nuestros ahorros- hacía tres semanas y no era plan de estrenarlo embadurnando la tapicería de sangre seca y el resto de fluidos que supura un cuerpo herido y casi moribundo.
- ... Elena me mata si mancho el coche nuevo- pensé mientras veía al animal convulsionarse por el retrovisor.

A partir de aquella noche las cosas, extrañamente, me comenzaron a salir bien. Muy bien. A mí, que nunca había tenido suerte en casi nada en esta cochina vida. Un inesperado ascenso y nuevo destino en el trabajo, mi mujer se quedó embarazada tras llevar dos años intentándolo con distintos tratamientos de fertilidad, nos cambiamos a un apartamento a muy buen precio y mucho más grande, céntrico y luminoso... incluso mis constantes migrañas mejoraron de la noche a la mañana hasta el punto de casi llegar a resultar inexistentes.
Todo nos iba tan bien que llegó un momento en que casi me vuelvo loco pensando que algún día aquella vida feliz podría desaparecer. Es verdad que me volví un poco maniático. No sé cómo se me pudo ocurrir lo de salir a buscar perros solitarios cada noche para atropellarlos, pero así fue. Me había salido bien la primera y casual vez y tenía que mantener esa buena racha a toda costa.

También tengo que decir a mi favor que la vida cada vez nos iba mejor a Elena y a mí, instalados como estábamos en nuestro nuevo y confortable mundo, y, si he de ser sincero, he de reconocer que no sentía ningún tipo de justificada culpabilidad por este nuevo hobby o imprevista superstición que me había inventado.
Yo lo llamaba "mi nueva fe", pues había vuelto a creer en algo desde que a los quince años sufrí mi primera y última crisis de fe y dejé de creer en Dios después de que mi madre muriese de cáncer de útero entre dolor y sufrimiento.
Por supuesto, Elena no sabía nada de esto de los perros.

Pasó bastante tiempo. Mi hija cumplió los cinco años y yo llevaba dos semanas saliendo por las noches a buscar perros solitarios pero nada, no aparecía ninguno. La oscuridad se los había tragado. Resultaba ingenuo pensar que ahora que lo sabían y se lo habían contando, ladrado, unos a otros, estarían todos escondidos en sus guaridas y callejones. Parecía una conspiración. Mi paranoia aumentaba. Últimamente las cosas no nos iban del todo bien y necesitaba recuperar la confianza, cumplir con el ritual de ofrenda y volver así a sentirme bien abrazando mi nueva fe.
Cero víctimas. Otra noche en blanco. Volvía a casa contrariado e inquieto, atajando por las callejuelas del polígono industrial vacío, cuando un hombre que empujaba un carrito de supermercado comenzaba a cruzar por el paso de peatones a paso muy lento. Barbudo y harapiento, con un gorro verde de lana cubriéndole la cabeza. Parecía un perro vagabundo.
Aceleré instintivamente. Mi nueva fe se había convertido en una verdadera obsesión. Sin perros, tenía que continuar alimentándola. Me había acostumbrado a la crueldad, si es que se le puede llamar así, y no sentía absolutamente nada por aquellas pérdidas que consideraba irrelevantes en comparación con la felicidad de los míos.
El impacto fue brutal. Salí de allí a toda velocidad.

Lo que nunca pude sospechar era que alguien me pudiera haber visto, pero así fue. Identificaron mi coche y tuve que reconocer la verdad: que dentro de mí había arraigado el convencimiento de que para disfrutar de una existencia más llevadera había que efectuar a cambio algún tipo de sacrificio, de enérgico ritual, para así mantener satisfecho al azar, a Dios o a lo que fuese.
Pero lo cierto es que perdí mi trabajo, Elena se divorció y se llevó a mi hija, le cuento cosas al psicólogo en la habitación... y me vuelve a doler la cabeza. Me dan bien de comer, tengo tiempo para leer y y reconozco que muchas noches tengo ese sueño recurrente y perturbador de unos enormes e inocentes ojos abiertos que me miran sin pestañear y me preguntan cosas que no sé responder.
Y yo sólo les puedo contestar que lo único que deseaba era ser feliz a cualquier precio y volver a creer en algo, lo que fuese.
Una simple cuestión de fe, como les digo yo siempre a mis cuidadores.

Saludos de Jim.

jueves, 6 de mayo de 2010

LAS COSAS DEL HOTMAIL



Las cosas que a uno le suelen llegar a su correo(hotmail, yahoo...) pueden llegar a ser muy variadas y disparatadas.
Hace unas semanas abro un correo enviado por un compañero que se titulaba algo así como "Un día en el campo", y lo que me encuentro no es un tornasolado vídeo de una familia haciendo picnic una tarde de domingo entre bromas y alborozo, sino a una especie de hippie lanudo y desnudo copulando con un asno que estaba pastando tan tranquilamente.
Algo parecido en su desbarre psicótico y/o pésimo gusto a ese de los chinos que estaban devorando un cuerpo de otro ciudadano muerto todos felices y sonrientes. Otro fake, seguramente. O no, que esto de la internés a veces lo carga el diablo.
Y uno al final acaba pensando con cierta preocupación: ¿de qué tipo de gente me estoy rodeando yo últimamente?¿ A quién coño le gusta ver cosas así? ¿ Es que la gente que envía correos a los demás no lo hace pensando en sus gustos, sensibilidad e intereses y sólo le dan al ratón y hala...?¿ Por qué me arrasan cada día con el mismo estúpido spam de siempre?


Pero no, he llegado a la conclusión, como el sabio estoico, de que el universo de los correos es así y que tiene sus propias inercias y coordenadas virtuales y hay que tomarlo como viene, con lo bueno y lo menos bueno y lo grotesto añadido. Antes se decía que si algo no lo encontrabas en New York es que no existía. En estos tiempos creo que ya podemos sustituir N.Y por Internet.
Al asunto, pues: los antiguos griegos diseccionaban al ser humano en cuatro fluidos o humores corporales: sangre, flema, bilis vitelina y bilis negra. Yo ahora voy a vestirme de griego antiguo y a intentar clasificar también esos correos que nos suelen llegar a diario, más o menos, según sus humores esenciales:


- CATASTROFISTAS: Los abres, los lees y te dan ganas de encerrarte en casa y tapar las ventanas con tablones como los Hikikomori japoneses. O de tomar un batido de vainilla con unas gotas de arsénico. Y es que, de repente, el mundo exterior y cada una de las cosas que nos rodean se ciernen amenazadoramente sobre nosotros, seres vivos despistados y sumidos en el mismo epicentro del caos devorador y más negro del universo.
Seguro que os suenan. Son del tipo el Red Bull puede ser mortal y lo han prohibido en Dinamarca porque acelera el ritmo cardíaco y te predispone para un infarto fulminante. O te avisan de que las bombillas de bajo consumo son peligrosas porque contienen mercurio... y después está el correo-testimonio del tipo anónimo que trabajó en Danone y dice que el actimel y la l-casey inmunitas son nocivos para nuestra salud y que los evitemos a riesgo de padecer obturación en las arterias.
O esos que te dicen que sólo puedes consumir yogurt en abundancia antes de la estación de la polinización para mejorar el tránsito intestinal o tendrás problemas digestivos muy gordos.
Uno de los más terribles que he leído es el de la investigación de un grupo de científicos de Princeton que alimentaron durante meses a varios ratones con comida que tenían en una nevera con adornos de imanes y a otro grupo con alimentos de una nevera sin imanes y descubrieron que los de los imanes morían antes, pues aumentan la fuerza electromagnética del campo eléctrico del aparato.
Y eso sin hablar de los de la Coca-Cola, de los que hacen palomitas con los móviles o nos recomiendan no utilizar papel albal porque provoca cáncer, diarreas, fimosis, etcétera.
Y lo del test de la muerte ya no tiene nombre: ¿qué pasaría si supieras cuánto tiempo te queda de vida? Entra y haz con nosotros el test de la muerte.
Oye, que acojona y uno se siente un poco intimidado aunque no quiera, cabronías. No son para abrir un día soleado de mayo, no.


- LAS CADENAS SOLIDARIAS PIDIENDO DINERO Y/O SOBRE CÓMO ALCANZAR LA FELICIDAD EN 5 MINUTOS: Esas que comienzan muy bien, con nocturnos de Chopin sobre puestas de sol mientras en la pantalla se sobreimpresiona un consejo chino-zen lapidario del tipo: " El sabio no acapara. Cuanto más vive para otros, más plena es su vida"... que parece que te lo está diciendo Pat Morita de Kárate Kid( "Dar cera, pulir cera")... pero acaban como el rosario de la aurora, avisándote de que si no le envías eso a cinco amigos se te caerá un albañil gordo con bocadillo de chopped encima cuando pases delante de una obra y la palmarás en siete días con el bocadillo incrustado en el tracto intestinal.
Y después están esos fakes estafadores típicos pidiendo pasta para una niña de Oregón que padece una deformación de miocardio y que se llama, por ejemplo, Amy Bruce.
Por lo menos, yo de quedarme con alguno me quedo con el de "hay, por lo menos, dos personas en el mundo que morirían por ti" o "Cada noche, antes de acostarse, hay alguien que piensa en ti". Te dejan bien, con la musiquita de piano de fondo engolada y todo.
Somos humanos y nos gustan estas cosas noñas de vez en cuando, claro.
A mí también.


- ERÓTICOS: Esos powerpoints de calendarios sexys o sesiones de fotitos con tipas perfectas en todas las posturas imaginables retocadas por Photoshop me cansan. Me fatiga y aburre ese simulacro de perfección vacío y estúpido de cuerpos y rostros impostadamente sugerentes y sensuales. Me gusta la gente de la calle con sus granitos, canas, cinco kilos de más, pechos caídos, arrugas de lo vivido, imperfecciones en la epidermis... odio el rollete de actores y actrices y modelos y cantantes megafashion de la megamuerte y a toda esa su cohorte de groupies insustanciales e inmadur@s que se pirran por un autógrafo o mirada de la tontuna yanqui que canta hip-hop o del actor pésimo pero guaperas de turno.
Aprensión a tanto vacío aparente y a ese rally de superficialidad sin sentido ni dirección. Si los mastuerzos volaran, no se vería el cielo, que decía no sé que sabio chino o japonés o portugués.


- SPAM: Éste tiene tela. Ahora mismo tengo en mi correo artefactos bizarros de la publicidad del tipo de curso para Diseñador Web. Y otro curso de Autocad para diseñador técnico en 2D, que manda carajo, que yo soy de letras de toda la vida y que en 2º de BUP me dieron a escoger entre Informática y Hogar y elegí Hogar pensando que la Informática no tendría futuro. Que en el Spectrum que me regalaron en reyes apenas ponía otra cosa que Load ""... ¡ y a cargar el juego!
También tengo el de cómo perder cuatro kilos al mes gracias a Le Diet y el de las pulseras de Germanio que emiten iones negativos, rayos infrarrojos lejanos y fuerza magnética para curar todo tipo de enfermedades, desde depresión hasta lumbalgias varias(¿Para qué gastarse una pasta en Sanitas si con una pulsera hippie de 20 euracos ya estás más sano que Chuck Norris?).


- CONOCIMIENTOS INÚTILES: Yo soy de la escuela que considera que hasta los conocimientos más inútiles, por poco prácticos que nos resulten en lo cotidiano, sirven para algo: para ejercitar la mente, mejorar o mantener nuestras capacidades intelectuales y proteger nuestras neuronas contra el envejecimiento. Hay que estar mentalmente activo siempre, con nuevos desafíos y un afán de superación en constante crecimiento.
Aunque sea con emails que te informan de que las mujeres tienen menos vasos sanguíneos y menos glándulas sudoríparas que los hombres, por eso los hombres tienen mejor la piel.
Tampoco es muy importante conocer que Krungthepmahanakhon Amonrattanakosin Mahintharayutthaya Mahadilokphop Noppharatratchathaniburirom Udomratchaniwetmahasathan Amonphimanawatansathit Sakkathattiyawitsanukamprasit es el nombre más largo del mundo de una ciudad, en este caso sita en Tailandia.
Tampoco va a cambiar mucho tu vida saber que un japonés de 93 años, Tsutomu Yamaguchi , ha sobrevivido a las dos bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki; que en Zimbaue el precio del rollo de papel higiénico es de 1400 dólares zimbauenses, por lo que limpiarse el traserillo con billetes es mucho más rentable... o que el pescado hervido o asado aporta más Omega 3.
Pero son cosas que están ahí circulando por medio mundo y que nos ayudan a mantenernos mentalmente jóvenes.



- EL RESTO: Pues de todo. Una ensalada o cóctel molotov, según se mire. Desde el pps simpático sobre humor femenino hasta el fake que aparece de cuando vez asegurando que Hotmail pasará a ser de pago. O el vídeo de la monja contra la industria farmacéutica; el termómetro del amor para medir la temperatura de tu relación amorosa. El recurrente de los gazapos en los exámenes de COU, aquel de cómo de mal conducen las mujeres, los vídeos tiernos con perros y gatos, los powerpoints sobre las maravillas de la Patagonia Argentina, los de caídas y trompazos, los de animales y calabazas gigantes... hay verdaderas maravillas que nos llegan a través de esto de la internet que nos perderíamos si hubiésemos nacido hace apenas medio siglo antes.


Mi abuela decía: - Es verdad si lo dice el parte de la radio.
Mi madre dice: - Mira si era cierto que hasta lo dicen en el telediario de Antena 3.
Nosotros decimos: - Eso no puede existir... a mí no me lo mandaron al correo...

Hala, abrid una plantilla de word, escribid =RAND(1,1) y pulsad Intro y ya veréis qué comen los murciélagos hindús. ¡¡¡Viva la internet, la www y la madre que nos parió a tod@s!!

Saludos de Jim, gentes divergentes.

lunes, 3 de mayo de 2010

GONZALO JUANES, DE PROFESIÓN FOTÓGRAFO.



Nietzsche dejó escrito que "nuestras herramientas de escritura trabajan también sobre nuestros pensamientos".
Y es cierto. Solamente hay que ver la incidencia que el uso de las Nuevas tecnologías y sus derivados tienen en nuestra bioquímica cerebral y en la estructura de nuestros pensamientos para entender que el filósofo prusiano había realizado un diagnóstico de nuestra naturaleza muy certero.
¿Quién es Gonzalo Juanes y por qué sus fotografías despiertan cierto cosquilleo de gozo en mi núcleo accumbens(núcleo neuronal del encéfalo que juega un papel determinante como centro de placer y también tiene que ver con esos rasgos de personalidad propensos a las adicciones)?
Pues bien, Gonzalo Juanes es uno de esos tipos que me gusta recuperar en este vuestro rincón porque creo que su obra fotográfica no siempre ha tenido el reconocimiento que se merecía, pese a ser uno de los mejores fotógrafos españoles del siglo XX.
Nace en Gijón en 1923 y estudia para perito industrial. Le apasiona la fotografía y por las noches se dedica a revelar las imágenes que toma de día con su vieja Leika. En los años cincuenta y sesenta escribe ensayos sobre teoría fotográfica, forma parte del grupo AFAL(Agrupación Fotográfica Almeriense) y sus fotografías comienzan a interesar ya a cierta parte de la crítica especializada del país.


¿Por qué me gusta tanto Gonzalo Juanes?
El mismo Gonzalo contesta a esta cuestión perfectamente durante una de sus entrevistas: "... coge la cámara y sal a la calle a fotografiar lo que te dé la gana, pero no te empeñes en hacer arte...".
Ésta forma de hacer arte sin empeñarse en hacer arte transmite cierta actitud vital e inmediatez plástica, conceptual, que define la obra de gonzalo: verosimilitud, integridad, honestidad.
Su conocida y apreciada serie de fotografías en color de la madrileña Calle Serrano y sus gentes no tiene más misterio que un Gonzalo Juanes sentado con su Leika en una terraza mientras toma una cerveza, disparando su cámara durante un par de horas a las personas que por delante de él se cruzaban.
Gonzalo Juanes es lo cercano, algo muy próximo a nosotros que ya se ha ido con el tiempo, como nos pasará a todos. Una radiografía de calles, rostros y ancianas de luto tan familiares que podrían o debieran haberse cruzado con nosotros alguna vez. A veces hay una cama de un hijo deshecha, como la de nuestro hijo recién levantado... o una mano de anciano enfermo en un hospital que podría ser la mano de alguien muy querido.
Ese retrato de un hombre durmiendo la siesta al lado de su coche es demasiado familiar, nos trae ecos, sabores, olores tan próximos y,a la vez, tan lejanos de un tiempo y unas gentes que se han ido pero se empeñan en permanecer... igual que esos manteles de cuadros de un restaurante en los que hemos comido docenas de veces. Hay una brutal honestidad en ese anciano cansado e inclinado con su café y cigarrillo sobre el mármol de un bar; una sinceridad sencilla y absoluta en la mirada con que el fotógrafo mima y comprende con su objetivo esa fugacidad instantánea del momento, las prisas, el ajetreo en las calles, los rostros reconcentrados sobre su íntima cotidianeidad, las sonrisas vueltas hacia la cámara que continuarán congeladas en una mirada-imagen cuando ya el tiempo se haya cobrado su previsible tributo.
El Arte despojado de artificios, apariencias fatuas y disfraces. Con una plasticidad directa, sin manipulación, impresionista. Una técnica atemporal porque siempre milita y militará en la vanguardia más trascendental, que no es otra que la vanguardia, la avanzadilla, de lo auténtico, de aquéllo que no se aferra a las modas y tendencias del momento.

Con todos ustedes, Gonzalo Juanes, cronista de un tiempo, época y alma que les resultará muy familiar. Hermosos fragmentos de nuestra verdad.




















Saludos de Jim y cuidado con las comisiones regresivas de los Bancos, que siempre cobran al que menos ingresos tiene. Denunciadlos, no os dejéis avasallar.