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martes, 2 de junio de 2009

"GERRY", DESIERTOS Y METAFÍSICA

"Gerry" es una película inclasificable de Gus Van Sant del año 2002.
Hay solamente tres personajes en "Gerry": Gerry , Gerry( dos amigos que se llaman igual) y el desierto.
La trama es la siguiente: dos amigos salen a caminar por una ruta en pleno desierto y se extravían. El resto de la película es una sucesión de larguísimos planos secuencia con los dos amigos caminando día y noche sobre la tórrida arena del desierto.
Nada más y nada menos. No hay más historia ni argumento ni giro de guión efectista. Sólo dos seres humanos y un desierto. Secuencias de diez minutos contemplando a los dos amigos pérdidos caminar en silencio en mitad de la inmensidad de la agreste naturaleza. Solamente se oye el roce de sus zapatos sobre la arena, el ulular del viento al atardecer sobre las esfinges pétreas de los espacios vacíos.
Las dos figuras avanzan sin rumbo, entre bruscas confesiones personales y dilatados silencios metafísicos. Su única esperanza consiste en seguir siempre adelante.

Film telúrico( en ocasiones recuerda a la excepcional "Picnic en Hanging Rock", de P. Weir), metafórico y existencialista, Gerry está imbuido de un espíritu minimalista, despojado de elementos superfluos, construido sobre el andamio de un lenguaje narrativo mínimo que desvela mucho más, sin explicitar nada, que la inmensa mayoría de películas e historias que nos ofertan los vendedores del consumo cultural contemporáneo( lo que en literatura vendría a ser un Raymond Carver)

Quizás una metáfora sobre el desconcertante periplo vital humano o acerca del desencuentro del hombre moderno con la naturaleza, que se nos muestra en su indescifrable e inquietante plenitud... o un canto de cisne a los lugares deshabitados, a los últimos espacios vacíos, una forma de volver a re-pensar al ser humano, apenas sombreado y sin definir cuando se lo sitúa en un marco que lo desborda- por su asimétrica desproporción- y trivializa.

Más allá de sus posibles interpretaciones, Gerry, en definitiva, es un viaje sin rumbo por formas narrativas poco trilladas, un atajo que sugiere nuevas posibilidades con respecto al futuro del séptimo arte, un itinerario en el que se asoman con extraordinaria intensidad sonidos, silencios y sensaciones que resultan vigorosamente evocadoras, como el reencuentro con ciertos interrogantes fundamentales y primarios que forman parte de la naturaleza del ser humano desde la noche de los tiempos.

En esta sociedad en la que estamos sobreexpuestos al aturdimiento de lo inmediato, al vértigo de lo insustancial, al yo saturado, a la sobreinformación y la multiplicidad alienante de roles... no nos vendría nada mal de vez en cuando dedicarnos únicamente por unos días a caminar y caminar sin rumbo por esos lugares libres y despejados para volver a converger con esa parte de nosotr@s mism@s que dormita oculto dentro de la opaca vorágine del tiempo en el que nos ha tocado existir... o no.
Desandar un poco nuestro propio laberinto. O, por lo menos, reflexionar sobre el sentido del trayecto.

Por cierto, Matt Damon y Cassey Affleck firman el guión de esta hermosa película. Y también son sus únicos, junto con el desierto, protagonistas.

Saludos de Jim y si la queréis ver, sólo tenéis que decírmelo.

2 comentarios:

TEMIS dijo...

Lo siento, pero a mi esto de estar sin hablar y solo andar, seguramente me da el sueño, entre otras cosas porque duermo poco y mal desde hace años y necesito algo que me estimule la neurona. No dudo de su calidad ni mucho menos, ni de su espíritu metafísico de encontrarse a uno mismo. Para superar dificultades, te recomiendo el libro " Milagro en los Andes" de Fernando Parrado, superviviente de aquel avión uruguayo que se estrelló en los Andes y estuvieron 72 días perdidos en la nieve. Si en el libro " Viven" la experiencia fue contada por un tercero, en éste, uno de los protagonistas describe la superación personal y la lucha del ser humano por la supervivencia de una forma impresionante. Que nunca nos veamos en una situación así, pero este libro hace que uno crea en la fuerza sobrenatural de la lucha por sobrevivir pese a la adversidad.

Jim Alegrías dijo...

72 días perdido en la nieve es para acojonarse un poco.
Habrá que leerlo.