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domingo, 21 de junio de 2009

LA GENERACIÓN DE LA YOGURTERA Y EL SÁBADO CINE

( Por petición popular y después de las miles de cartas llegadas a nuestra redacción solicitando su reedición, recupero este tema)

Yo soy de la generación de la yogurtera y el Sábado cine.
Nací en los 70, una época en la que si tomabas Colacao y eras deportista te hacías, casi seguro, el amo de la pista.Un tiempo en el todos los peluqueros eran calvos y tenían sobre la mesa de esperar unas tres Interviú atrasadas y dos Superpulgarcito, y mientras te trasquilaban el casco de pelo todavía hablaban de mujeres y de si Arconada debía o no de estar en la selección. Después, en los ochenta, fueron poco a poco suplantados por metropeluqueros (o estilistas) con mechas y toreras que hablaban de depilación láser y no sabían hacerte la raya al lado pero si esos peinados estratosféricos de los SIGUE SIGUE SPUTNIK.

Nuestro barrio era en cuesta y muy humilde( que es como los pobres llamábamos entonces a los barrios pobres en los que habitábamos para así desdramatizar un poco la situación) y mi padre era Técnico de T.V y mi madre una de esas amas de casa que esperaba peinada a las cinco de la tarde a que el hombre blanco de Colón llamase al portal - no teníamos timbre- para dejarnos dosmilpesetas y así poder salir a comer fuera, de "restaurant", el domingo. Éramos una familia humilde, pero siempre teníamos Tang para comer. Lo que no es poco.

En primavera las madres sacaban sus sillas de playa a las aceras y se pasaban las largas tardes de luz marujeando y haciendo jerseys-canguros con capucha y bolsillo de tubo para los hijos y el invierno. Los niños entonces olíamos a moras, a borreguito de Norit y a Tulicrem y llevábamos tirachinas y cromos de Satrústegui e Iríbar y soldaditos de plástico verde en los bolsillos y ya tomábamos decisiones de adultos: ¿ Bic Naranja o Bic Cristal? Uno escribía fino y otro normal. No era fácil decidirse.

El ciberespacio entonces era algo como sacado de los tebeos de Vértice de Los Cuatro Fantásticos o de los universos caleidoscópicos del Pumby. Allí no había nada virtual y todo se podía tocar, rociar o aspirar: las calles, las huertas, los descampados, los caminos de tierra, los perros, los gatos, las peonzas, los guás para las canicas...Nuestra primera "pleiesteixon" fue sin cables ni pantalla y ya jugábamos on-line al escondite, las tres esquinas, churromediamangamangaentera, al pañuelo, a policías y ladrones... eso antes de que los coches nos invadieran por sorpresa una mala noche, ocupando las ciudades para ellos y prohibiendo a los niños jugar en sus antiguas calles. "La tecnología arrinconó al ser humano", que diría O Doutor Who.

Lee!!- nos decía la Bruja Avería en la tele- si no quieres ser como ellos... pero yo, que ya leía las de Marcial Lafuente Estefanía y consultaba a menudo la Enciclopedia de Los Jóvenes Castores, sólo quería ser como Koyi Kabuto o Lin Chung( La Frontera Azul) o Baretta y su loro o como el inspector Rocky Chaparro, que resolvía los casos cantando.Todo esto fue antes del Cubo de Rubik y del Spectrum, que lo jorobó todo. Para quien no lo sepa y quiera situarse conmigo, decirle que estos eran los tiempos mesozoicos de los chicles Cheiw Extra que sabían a una inyección de campo de fresas en la boca; los tiempos de las huchas de Heidi, de los Bimbovision, de los papeles de flores en toda la casa, de la Xlomatic, de los sobres Montaplex de soldados para niños y de cocinitas para niñas, del Rondel verde Rondel oro, de la Guagua, la Clave y el pegamento Imedio que tan mal pegaba los cromos de cartón.La época en que todavía existía la Mirinda, y la Cocacola venía en botellas de cristal de litro con tapones de jugadores y, lo que es más importante, ¡ todavía tenía fuerza de verdad!

En la Radio te dedicaban alguna de Leif Garret o Modern Talking a ti y a toda la clase de 4ºC. En la tele salía la Ruperta y El Bosque de Tallac y anuncios de Okal y Manuel Luque( Busque, compare y si...) y los sábados podías ver los Monster por la mañana, a Tarzán por la tarde y a Heston perseguido por un montón de simios por la noche, si es que tu padre era progre y te dejaba acostarte tarde. Después vinieron los lagartos come ratones y la salsa rosa de Dallas, pero mucho después de los Ford Torino rojos con raya blanca, de la pareja de viejos chistosos de los Teleñecos o del ¿ cómmmmmmo eeeeeeestán usteeeeeeeedes?

Todavía no había caído la avioneta de Félix ni habían encontrado al Fugitivo ni Tonet había ahogado al niño en las aguas de la Albufera. Y yo, que me crié en ese mundo perdido de bolígrafos de diez colores, lechecacaoyavellanas, gruesos supositorios, caligrafías Rubio, álbumes amarillos de Danone, naranjitos, Don Mikis, Coñac 103, el tipo de las gafas de Schweppes, el vuelve a casa por navidad, los petazetas, el blandiblup, las muñecas de Famosa se dirigen al portal, el subir a casa a ver Eurovisión, chiripitiflaúticos, mansiones de los Plaff, jerseises caseros y cuatro esquinitas tiene mi cama y vamos a la cama que hay que descansar... creo y pienso que tampoco era tan mala la vida antes de la TDT y de la plaisteixon 5.

Otro día hablaré de las yogurteras y de Sábado Cine.
Saludos de Jim.

9 comentarios:

TEMIS dijo...

...y había un programa de radio que se llamaba " Música y estrellas" donde la locutora leía las doscientas dedicatorias y nos ponía la canción de " Top Gun" mientras mi primo las grababa en un cassette y hacía los mejores éxitos del ochenta y...
Yo jugaba en la calle, los veranos duraban una vida, los días eran largos y te cundían y las tardes en la playa eran inolvidables. SIn embargo, lo que más echo de menos de aquello es el olor,la calle olía distinto, el mar olía distinto. A lo mejor es que cuando uno es niño hasta los sentidos son distintos. Menos mal que nos queda tu blog y los recuerdos de tiempos aquellos donde la gente disfrutaba de los días y las noches, las personas eran más sencillas y menos ostentosas, y los niños eran niños y se relacionaban con otros niños...aun a costa de hacer guerras entre calles. reinvindico el tirachinas, las carreras y los patines. Y por supuesto, Los Jóvenes Castores y la brújula que traía de regalo, a alguno, en estos tiempos, no haría falta.

Domingo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Domingo dijo...

Creo que actualmente la vida va demasiado deprisa y los chavales no tienen tiempo de descubrir las cosas y apreciarlas. Hay indigestión de estímulos por todos lados.

Yo también echo de menos primera sesión los sábados. O durante aquellas tardes notando el calor estival mientras acababas de ver el coche fantástico, y después salías toda la tarde a correr en bicicleta mientras tu madre o tu abuela te preparaban un bocadillo de pan con chocolate (¡¡Dios, que rico sabía!!, confieso que siempre he sido muy goloso). la verdad, fuí más un chico de pasar todas las vacaciones en la aldea de mis abuelos que en la ciudad. Y creo que pocas cosas recordaré con más cariño que cuando me sentaba a la sombra en cualquier sitio tranquilo y me ponía a leer un libro de Los Cinco, Los Hollister o cualquier otra serie de este tipo.

Hoy en día todo va demasiado rápido.

Anónimo dijo...

Yo todavía tengo la enciclopedia de los Jóvenes Castores ^^

Gran post

A TEMIS:

Recuerdo que en la enciclopedia te enseñaban que ya no hacía falta brújula; con el reloj y las sombras de los arboles, un buen joven castor sabe encontrar el norte.

Ahora que lo pienso, a alguno le hacía falta volver a leer aquella enciclopedia..

Un saludo.

TEMIS dijo...

Pero Miguel, lo que más te gustaba del primer número era la brújula!! ya sabes que los niños son facilmente sobornables cuando hay un obsequio por medio.
No obstante, reinvindico la brújula, muchos han perdido el Norte...en sentido real y figurado.
Me gustaba leerlos antes de acostarme, me relajaba mucho y me parecía tremendamente curiosos esos libros. Soy de la generación de los Jóvenes Castores, la reinvindico!!! Eso y la música de los 80. Lo siento, quiero una máquina del tiempo...

Anónimo dijo...

Uno de mis números favoritos era el que hablaba sobre las bondades del chocolate :), explicaba la historia del cacao y terminaba recomendando llevar siempre unas tabletas en la mochila si ibas al monte.

Unknown dijo...

Buenos días, Luis. Por influjo del "TANG" que mencionabais en la noche de ayer, cumplo mi compromiso y me asomo por tu blog. Me alegro de ser el visitante número "005555". Me hubiera asustado ser el número "006666". Mejor no mentar a la Bestia...
Enhorabuena por los textos. Son divertidos, frescos, tiernos... e inteligentes. Reparar en los detalles que por obvios pasan comúnmente desapercibidos exige un talento y unas cualidades por las que te aplaudo. No te lo creas y sigue con esa chispa.
Prometo seguir aumentando los dígitos del contador de visitas del blog.
Un fuerte abrazo socialista.

TEMIS dijo...

Sííí, lo del chocolate!! tendré que recuperarlos, me encantaban las cosas tan curiosas que contaban. y eso que a mi lo de sobrevivir en el campo no va conmigo que soy más de ciudad que el asfalto. Una pena que no haya libros como aquellos, confio en que varios de mi generación los haya guardado para sus hijos.
Y Jim, ya te lo he dicho siempre, te sales del mapa con tus historias, no sé por qué no envias lo que escribes a una editorial, me pido ser tu representante y negociar tus contratos!!

Jim Alegrías dijo...

Temis: a Música y Estrellas me refiero con lo de Leif Garret.
Además, siempre ponían Moonlight Shadows o la de la Historia Interminable de Limahl( se la quiero dedicar a Piluca, Jaime, María y Carlos de la clase de 4º C de los padres Salesianos de)...
Entrañable, muy entrañable.
De los jóvenes castores hablaré otro día.
Se merecen un artículo entero en el bazar de Jim.


Domingo: Los bocadillos de pan con chocolate antiguo, de ese gordo de hacer, o de mantequilla con azúcar mientras veías Los Autos Locos o Los ángeles de Charlie...
Nos llegaba tan poco para ser tan felices!!!

Miguel: El que ha sido un joven castor alguna vez lo será siempre. Y eso se nota a leguas. Somos legión.

Jose Manuel: Encantado de que te unas de vez en cuando a este selecto club de marcian@s y gentes exóticas y de mal vivir que se cruzan por unos momentos en la inmensidad infinita de la noche ciberespacial para hablar de lo suyo... y de lo que no es suyo también, que yo una vez cogí prestados unos libros en un quiosco y todavía no los he devuelto.


"Pasa la vida y Tus ilusiones y tus bellos sueños, todo se olvida,
tus ilusiones y tus bellos sueños, todo se olvida"

Aquí vamos a intentar que no sea así.

Saludos de Jim.