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lunes, 19 de octubre de 2009

AQUELLOS HORRIBLES AÑOS 80 (I)



Hay una constante en el ser humano que consiste en mitificar, enmelar e incluso reescribir un tanto su propio pasado.
Quizá tenga que ver con la ascendente sensación de vértigo y fugacidad que vamos adquiriendo con el paso de los años, cada vez más conscientes de nuestra condición de productos perecederos, efímeros, breves.
Cuando uno es joven o muy joven, nuestro mundo parece eterno e inagotable, nuestro sentidos y sentimientos son traspasados cada día por mil nuevas revelaciones y descubrimientos que lo hacen parecer todo infinito, eterno, excesivo.
Y ese placer desbocado nos anega y desborda.
Hasta que claro, poco poco, nos vamos enterando de que la vida tiene otras caras menos dulces y a veces resta y siempre exige sus tributos y sacrificios.
Y entonces es cuando la memoria se atrinchera en ese tiempo feliz en el que nuestro mundo era nuevo- nuestros amigos, amores, el sexo, las calles, los olores...-, y realmente lo fue, allí, en esos precisos momentos, para siempre, como un tornasolado fotograma congelado.

Y a los que sorteamos la jodida adolescencia y el desajuste hormonal en los años 80 también nos pasa lo mismo que a los demás, aunque hay cosas- de esas de museo del horror- que nos deberíamos de comenzar cuestionar.
Por ejemplo, las toreras con hombreras.



- LAS TORERAS CON HOMBRERAS: Ver a un hombre con torera con guatas u hombreras es algo indescriptible, más terrorífico que un payaso en un callejón solitario a las dos de la mañana con un bisturí ensangrentado en la mano.
Miguel Bosé, Locomía y algunos modistos de esos de bigotito y pantalones bombachos fueron los instigadores de tal aberración.
Yo tenía un amigo que llevaba una torera roja, se ponía mechas en el pelo, los fines de semana se maquillaba y hasta llevaba abanico a la discoboite.
Y en su casa tenía un micrófono y nos cantaba a algunos amigos canciones de George Michael.
Ahora me doy cuenta, pero aquello era un poco... exótico, sobre todo entre la gente de mi barrio de hijos de pescadores, electricistas o tenderos.
Bueno, una estética perniciosa donde las haya esta moda torera de resonancias homoeróticas.
Recordemos que en los 80, aquel extraño y estampado universo, todo era recargado: las mujeres se maquillaban mucho, se hacían cardados de rizos imposibles, como Diana de V, e iban llenas de pulseras y cremalleras, mientras que los hombres llevaban náuticos sin calcetines, pantalones rosas, sudaderas de Amarras o Nudos y flequillos.





-LOS MEGAMIX Y MAX-MIX: Horrísonas recopilaciones de temas de moda, singles, que sacaban las discográficas en navidad o verano para arrasar moviéndose compulsivamente frente al árbol de navidad o en las boites modernas del pueblo.
Los había de dos tipos:
a) En versión extranjera- Conteniendo temas de Technotronic, Rick Astley, Black, Johny Hates Jazz, Pet Shot Boys...
b) En versión españolaza- La Unión, El Norte, Mecano, Danza Invisible, Duncan Dhu, Hombres-G, etcétera.
Lo de los Max-Mix era un regalo seguro, pues siempre, entre las 40 canciones que contenían los vinilos o casetes- solían ser dobles- te podía gustar uno o dos temas.
Durante los años ochenta en el 95% de los hogares españoles se podían encontrar, por este orden: cama, nevera, el Max-Mix 3, lavadora, televisión trinitrón, radio, mesa camilla, figura bailadora con toro, tapete ganchillo, etcétera.


- LA MODA DEL RADIOCASETE HOMBRERO: Las personas humanas y las que no lo son cogieron un día la costumbre de ir paseando por las calles o playas con un radiocasete gigante con altavoces sobre los hombros.
Cosa rara donde las haya, porque los tochos musicales estos pesaban un quintal y además consumían pilas de las grandes, de las gordas, de las LR20, que costaban una pasta y duraban alrededor de una hora, hasta que la voz de los Modern Talking cantando Geronimo´s Cadillac hacía geeeroonimuuus caaaadiiillllacc oooohhhh baaaaaabyyyyy y parecía la de unos chuzas tipo La Orquesta del Tío Honorio.
Hoy el radiocasete hombrero está en franca decadencia y extinción, sustituido por el mp3 e Ipod, aunque no apostaría nada por su recuperación por los proteccionistas de lo retro y vintage.
La cinta de casete se comentará en el siguiente artículo ochentero.





- LOS VÍDEOS SONY VHS: Pedazo de armatoste. Más grandes que la televisión. Igual de pesados que una tanqueta blindada. Y un poco menos ruidosos que un Boeing despegando. Las películas se deterioraban rápidamente y los primeros modelos tenían un mando a distancia, jor, ¡¡¡con cable!!!, como los coches de juguete.
Recuerdo que el formato VHS te condicionaba, cinematográficamente hablando, por lo menos en los videoclubes de principios de los ochenta: todo pelis de kung Fu, de chinos saltando y dando patadas voladoras, de acción de Bronson y Norris, cosas picantes tipo "El Erótico Enmascarado" o "El Fontanero, Su Mujer y Otras Cosas de Meter"... y mucha coproducción Hispano-Italiana del oeste, con Antonio Casas y Xan das Bolas disparándose por los desiertos Almerienses.
Ginger Linn, Tracy Lord o Julia Channel ya animaron un poco más tarde el catálogo disponible.
Recordemos que el Sistema 2000 nunca funcionó, pese a que se podía grabar por las dos caras.
Una pena.




- LOS SMILEYS: Lo confieso, quedé hasta los eggs de las dichosas sonrisitas amarillas. Llegaba un momento en que ibas al baño y veías smileys, en la sopa había smileys, las caras de tus amigos se estaban convirtiendo en smileys, cerrabas los ojos para dormir y contabas smileys... una pesadilla el estúpido acid house.

Y justo cuando ya había pasado la moda de gañanes con camiseta de smiley de rastrillo descalabrándose en la boite...¡ hala, llega la internet con más smileys por todos los lados!
Diossss noooooooooooo!!!!!!



- LOS PANTALONES ELÁSTICOS Y LAVADOS A LA PIEDRA: Con lo incómodos y antiestéticos que resultan, y que además ponen en peligro nuestra fertilidad al comprimir hasta lo irracional nuestras partes nobles- aunque de nobles tampoco tienen mucho estas partes, me da a mí-, los pantalones ceñidos y, por encima, lavados a la piedra o rotos se llevaban mucho por allá por los ochenta.
Pantalones ceñidos con yumas galaxia y una camiseta de Obús vestían los macarras en la temporada primavera-verano, mientras se paseaban por la pasarela del barrio con sus bolsas de pegamento en los morros.
Horterada en toda regla que, tarde o temprano, volverá. Ya se vuelven a ver los pantalones pitillos por ahí, entre los modernos, cuando hasta ahora sólo los hijos del metal los defendían con dignidad encomiable.
Los de cuero o piel y con muchas cremalleras o lacitos en los costados estaban ya en otro nivel superior de chabacanería, accesible solamente a los iniciados en la insigne orden cutremasónica de lo megaordinario y lo ultrapedestre.


- JOAQUÍN LUQUI: ¡¡ Qué cansino el tío!! Siempre estaba allí en la radio presentando algún nuevo disco de Michael Jackson o Prince y contándonos lo genial que era aquel último trabajo, mucho mejor que los anteriores, y de los anteriores con respecto a los otros decía lo mismo y así hasta el infinito.
Predecir con su conocida muletilla "tú y yo lo sabíamos, seguro, será tres, dos o uno" que un disco de Michael Jackson, que se promocionaba cada segundo en todos los canales del world, sería un gran éxito y ocuparía el Top Ten tampoco, digo yo, es una tarea tan complicada, ¿no?
No hace falta ser el jodido Nostradamus.


- SPECTRUM: Lo retro también se lleva en computadoras, pero ponte tú ahora a cargar un juego en cassete con el LOAD "" y a esperar 20 minutos a que funcione, si es que carga, que esa es otra. Y todo para jugar al Atic Atac, al Comando o a esos juegos de dos dimensiones en los que dos cowboys mal hechos se disparan a cámara lenta mientras una carreta pasa por el medio.
Adictivo, ¿no? Una montaña rusa de emociones y adrenalina y no el Gears Of War II... jojojo.
Joer, nosotros vivimos en el pleistoceno y ni cuenta que nos dimos.
Bueno, el Jet Pac y el Manic Minner no estaban tan mal.


- LA MODA MIAMI VICE: Sony y Ricardo Tubbs impusieron su concepto de la estética, elegante a la par que sport y moderneque, en las barriadas, centro urbano y viviendas de protección social de nuestras ciudades.
Todavía estoy viendo al maromo en la puerta de la discoteca Chaston, sesión de tarde, con sus zapatos de campanilla sin calcetines, su traje color siena de las rebajas de Cortefiel, su camiseta lisa azul prusia sin mangas y su pelo graso un poco largo a lo Sony, que más a que al puerto de Miami recordaba a una postal de las 3000 viviendas.
Duró lo que duró la serie y poco más.


- LOS RELOJES CALCULADORA: Icono ochentero en toda regla pero ¿alguien los usaba para algo más que ver la hora?
Hombre, los botoncitos en la muñeca no quedaban mal, parecíamos un poco más futuristas y galácticos aunque después fuésemos a la aldea en el Seat Málaga con radiocasete y perro moviendo la cabeza detrás de nuestros padres y no en la Enterprise.
Un compañero de clase lo tenía hasta con conversor de divisas y todo el mundo alucinaba pensando en qué sería aquéllo.
Los había metálicos, que representaban cierto estatus entre los chavales y, lo más importante, entre sus padres.

Eran casi todos Casio y la moda retro los ha devuelto a la actualidad. Mi sueño era un reloj para hacerme invisible a antojo y que tuviese sólo dos botones: visibilidad e invisibilidad.
Sigo trabajando en ello.




- LOS PÓSTERES DE SAMANTHA FOX E IRON MAIDEN: Harto, como con los smileys. Todo el mundo, varón, tenía estos pósteres en su habitación. Los malditos dibujos de Eddie de los Maiden y a la neumática de la Fox, supongo que con el único objetivo de tocarse en las noches solitarias mientras se escenificaba mentalmente un húmedo encuentro con la chica bajita de los dos globos aerostáticos por pechos.
Tenía una estética la Samantha muy clásica ochentera, pero bueno, tampoco me chirría tanto ahora como otras divas de la época. Continúa resultando extrañamente sugerente. Quizás tenga algo que ver su cara de niña buena que no ha roto un plato.






- BREAK DANCE: Los concursos de break de Tocata levantaron la veda de los bailaores estos que se ponían en las rotondas y aceras a girar sobre sí mismos como levógiros, pero sin marearse ni entrar en trance.
Un espectáculo de piruetas en el suelo y personas humanas haciendo el robot vestidas con cordones fluorescentes en los playeros y viseras en las que se podía leer la publicidad de "Neumáticos Aurelio, para cuando pinches sin remedio".
Yo ni pajolera idea de bailar esto ni ganas que tenía de dar vueltas en el suelo, como las mismas que tengo de tirarme en paracaídas o volar en ala delta, pero cuando bebo más de la cuenta me pasa como al protagonista de la tronchante serie ME LLAMO EARL: que me pongo a hacer el robot.


- EL CUBO DE RUBIK: Un clásico ochenta terrorífico, no porque estuviera mal el divertimento, que no lo estaba, pero sí porque me deprime mucho al pensar que lo máximo que llegué a conseguir fue a hacer dos únicas caras.
Si queréis saber más, ojear esta entrada que le dediqué al cubo en su momento: http://elbazardejim.blogspot.com/2009/03/el-cubo-de-rubik.html

¡¡¡ CAMPANA Y SE ACABÓ...!!! Hasta la próxima entrega de AQUELLOS HORRIBLES AÑOS 80( II)

Saludos de Jim, que nunca fue al cine a ver "El Lago Azul".

9 comentarios:

xan de couzadoiro dijo...

otro muy buen articulo. saludos

TEMIS dijo...

jajaja, ay que me parto, Jim. Yo tenia una camiseta Smile, y escuchaba a Rick Astley, el pelo cardado cual Diana de V, los pantalones que tenía que tumbarme en la cama sin respirar para abrocharlos, el "loro" encima del hombre escuchando " Livin´on a prayer" de Bon Jovi...pero aún queda el acid-house, el heavy metal, las pelis de Esteso y Pajares en el video club, las superguatas y los leggins con los botines, los pendientes enormes que rozaban el hombro, el coche fantástico y el estilo Michael Night, Fame, Falcon Crest...YO ERA DE LOS OCHENTA TOTAL! estaba abducida por ellos completamente, TODO TODO TODO lo que has escritos, es cierto. Doy fe. Tengo reportaje gráfico. Algún día te lo enseñaré!

Azra dijo...

Como siempre, sobresaliente!
Ochentera total, y eso que me pilló con helos!
Lo de Rick Astley muy acertado, yo además hubiera incluido a Madonna con su like a Virgin.
Los anuncios de la pepsicola. Las mirindas que por cierto en paises como Argentina se siguen vendiendo en la actualidad.
La sesión matinal dominial de cine, viendo bodriones como Buscando a Susan desesperadamente,las secuelas de Parchís, o la horripilante adaptación italiana de Zipi y Zape.
Sabrina dejando escapar sus atributos femeninos. El mundo de la parapsicología de Jimenez del Oso, o la caza del aguila imperial de Felix R. de la Fuente.Las chuches, cuando los lacasitos y los sugus los vendían a granel;sin olvidar los los chicles de fresa chewing.
Además de corrupción en Miami yo me vicié de mala manera en otras como Canción Triste de Hill Street, Luz de Luna y la innovadora Treinta y Tantos.
Samantha Fox para los chicos, yo especialmente caí rendida ante un guapísimo Andrew Macharty, "La chica de rosa", "San Telmo punto de encuentro".
Los salones de videojuegos dónde se descubrían los primeros vicios...aquella época dónde era cool dejar enseñar el logotipo de adidas en calcetines blancos vistiendo con deportivas, castellanos o naúticos.
Uff,,,esto da para mucho!
Saludos Jim.

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

Pues los relojes calculadora han vuelto :), y ahora los hay dorados y plateados.

Era una época hortera, pero sobre todo era una época para reirse de uno mismo, porque si no estabas perdido! jaja

Tengo un Max Mix en vinilo en casa, concretamente el 4, memorable!

Gran artículo!

Abrazos

Pablo Franco dijo...

Real como la vida misma. Sobre los casettes, en mi barrio teníamos un dicho: "no hay parto sin dolor ni hortera sin transistor".
Yo, que era un hijo del metal, iba a la tienda de discos portobello y allí le plantifiqué a Eddy de los maiden en la espalda de una cazadora vaquera.

Leiff Garret hacía películas sobre skate board antes de su afición a las drogas y Maradona hacía anuncios jugando al fútbol en la playa y diciéndole a los niños que jugasen al fútbol y no se drogasen.

Unos piques horrorosos entre los usuarios del spectrum y los del amstrad. (yo tenía un msx así que estaba por encima de esas menudencias) Y Jacques Cousteau soltaba cartuchos de dinamita para matar peces, que saliesen a superficie y poder estudiarlos.

que tiempos....

Pablo Franco dijo...

Por cierto, hablando de Rick Astley.....

http://thekickback.com/rickroll/rickroll.php?titlename=/my_pics_02/

rory dijo...

Muy buen artículo, Jim, sin duda los ochenta fueron peculiares. ¿Recuerdas aquellos paracaidistas de plástico que se vendían en los kioskos? ¿Y qué me dices de esa gran serie (El gran héroe americano)? Ah, por cierto! Yo me compraba la Tele-Indiscreta para tener las pegatinas de la serie "V". El día que regalaban la pistola de los invasores en cartón le rogué y rogué a mi madre para que me la comprara...
Tienes razón: Cuando pienso en todos esos recuerdos, durante una décima de segundo me siento un niño otra vez; sin problemas ni preocupaciones, sin dolor ni nada que se le parezca, disfrutando como un enano con cualquier tontería (como la pistola de "V")... y la verdad es que esa décima de segundo merece la pena.

Salub al club!

Jim Alegrías dijo...

V, Pajares y Esteso, leggins, Parchís, Buscando a Susan Desesperadamente, Leiff Garret, los paracaidistas de Plástico...
Buff, éste de los 80 creo que será uno de los temas recurrentes en el bazar y al que se aludirá constantemente.

Salub al club!!!! ( Rory, que bueno, che, veros por aquí, amigo mío)