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martes, 13 de abril de 2010

GERVASIO SÁNCHEZ Y LAS MINAS ANTIPERSONAS


Hoy en el Bazar de Jim nos ponemos serios. Éste es un tema que siempre, y tristemente, me ha impactado de manera especial.
A veces es necesario penetrar un poco en el espejo cruel de la verdad para vernos reflejados, aunque sea de perfil, dentro de él. Es también parte de la crónica más siniestra de la humanidad. Ni podemos ni debemos evitarla para conocer un poco mejor a la especie animal a las que nos ha tocado pertenecer.
Existen alrededor de 350 tipos diferentes de minas antipersonas fabricadas por 55 países. Es la muerte que todavía acecha cuando se firma la paz. Anualmente, 26.000 seres humanos- en su gran parte mujeres y niños, en busca de agua, comida o simplemente jugando- son víctimas de sus efectos. Todavía yacen enterradas y en activo unos 100 millones de minas antipersonas, más otros 100 millones de ellas que esperan ser colocadas para detonar a la más leve presión de un pie despistado.


Camboya, Bosnia, Afganistán, Angola, Mozambique... los ejércitos de mutilados se multiplican, y los costes hospitalarios y de rehabilitación(prótesis y demás) son imposibles de asumir para las víctimas de estos países pobres y en guerra. Supongo que no hace falta que os diga la calculada brutalidad que existe tras la fabricación de estos "guerreros ocultos", que buscan la mutilación parcial de un cuerpo humano y crear así un estado de pánico y terror en la población civil, sembrando sus caminos y vías de comunicación de semienterradas PSMK1(700 bolas de acero de carga), PM2 o la PFM1 o "Butterfly"(Mariposa), una mina antipersonas que se comercializa en tres vistosos colores-verde, blanco y café- para que atraiga el interés de los niños, a los que muchos confunden con un juguete.


En España Unión Española de Explosivos, Explosivos de Burgos, Fabricaciones Extremeñas o Explosivos Alaveses las han fabricado.
En el 2009 se ha firmado y ratificado el Tratado de Otawa sobre prohibición de Minas Antipersonas por un gran número de países, con la excepción de China, EEUU, India y Rusia que, por supuesto, representan casi en exclusiva el 100% de los países fabricantes.


Hace años compré "Vidas Minadas", de Gervasio Sánchez, un gran libro. Ahora mismo lo tengo delante del ordenador. Gervasio lleva media vida luchando, con su cámara al hombro, contra el horror de las minas antipersonas y ha hecho y contribuido muchísimo más que la mayoría de gobiernos para su desaparición, por lo que se merece un homenaje en este humilde espacio.
A continuación transcribo su emotivo discurso durante la entrega del premio Ortega y Gasset que le fue concedido, leído con la plana mayor de los políticos españoles de ambos bandos delante de sus narices... y por ahí os dejo algunas de sus impresionantes fotografías:


"Estimados miembros del jurado, señoras y señores:

Es para mí un gran honor recibir el Premio Ortega y Gasset de Fotografía convocado por El País, diario donde publiqué mis fotos iniciáticas de América Latina en la década de los ochenta y mis mejores trabajos realizados en diferentes conflictos del mundo durante la década de los noventa, muy especialmente las fotografías que tomé durante el cerco de Sarajevo. ….

Quiero dar las gracias a los responsables de Heraldo de Aragón, del Magazine de La Vanguardia y la Cadena Ser por respetar siempre mi trabajo como periodista y permitir que los protagonistas de mis historias, tantas veces seres humanos extraviados en los desaguaderos de la historia, tengan un espacio donde llorar y gritar.

No quiero olvidar a las organizaciones humanitarias Intermon Oxfam, Manos Unidas y Médicos Sin Fronteras, la compañía DKV SEGUROS y a mi editor Leopoldo Blume por apoyarme sin fisuras en los últimos doce años y permitir que el proyecto Vidas Minadas al que pertenece la fotografía premiada tenga vida propia y un largo recorrido que puede durar décadas.

Señoras y señores, aunque sólo tengo un hijo natural, Diego Sánchez, puedo decir que como Martín Luther King, el gran soñador afroamericano asesinado hace 40 años, también tengo otros cuatro hijos víctimas de las minas antipersonas: la mozambiqueña Sofia Elface Fumo, a la que ustedes han conocido junto a su hija Alia en la imagen premiada, que concentra todo el dolor de las víctimas, pero también la belleza de la vida y, sobre todo, la incansable lucha por la supervivencia y la dignidad de las víctimas, el camboyano Sokheurm Man, el bosnio Adis Smajic y la pequeña colombiana Mónica Paola Ojeda, que se quedó ciega tras ser víctima de una explosión a los ocho años.

Sí, son mis cuatro hijos adoptivos a los que he visto al borde de la muerte, he visto llorar, gritar de dolor, crecer, enamorarse, tener hijos, llegar a la universidad. Les aseguro que no hay nada más bello en el mundo que ver a una víctima de la guerra perseguir la felicidad.

Es verdad que la guerra funde nuestras mentes y nos roba los sueños, como se dice en la película Cuentos de la luna pálida de Kenji Mizoguchi.

Es verdad que las armas que circulan por los campos de batalla suelen fabricarse en países desarrollados como el nuestro, que fue un gran exportador de minas en el pasado y que hoy dedica muy poco esfuerzo a la ayuda a las víctimas de la minas y al desminado.

Es verdad que todos los gobiernos españoles desde el inicio de la transición encabezados por los presidentes Adolfo Suarez, Leopoldo Calvo Sotelo, Felipe González, José María Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero permitieron y permiten las ventas de armas españolas a países con conflictos internos o guerras abiertas.

Es verdad que en la anterior legislatura se ha duplicado la venta de armas españolas al mismo tiempo que el presidente incidía en su mensaje contra la guerra y que hoy fabriquemos cuatro tipos distintos de bombas de racimo cuyo comportamiento en el terreno es similar al de las minas antipersonas.

Es verdad que me siento escandalizado cada vez que me topo con armas españolas en los olvidados campos de batalla del tercer mundo y que me avergüenzo de mis representantes políticos.

Pero como Martin Luther King me quiero negar a creer que el banco de la justicia está en quiebra, y como él, yo también tengo un sueño: que, por fin, un presidente de un gobierno español tenga las agallas suficientes para poner fin al silencioso mercadeo de armas que convierte a nuestro país, nos guste o no, en un exportador de la muerte.

Muchas gracias."

Saludos de Jim y recordad siempre aquéllo que decía el gran poeta francés Paul Valery: "Las guerras son masacres entre gentes que no se conocen para provecho de gentes que sí se conocen pero que no se masacran".

1 comentario:

NO A LAS MINAS ANTIPERSONAS dijo...

Me encanta esa última frase, qué bien refleja esa realidad. Quienes las empiezan salen indemnes y quienes las padecen es la población civil a la que ni suele ir ni venir los conflictos armados.
Las minas antipersonas para niños...si pudiera decir lo que me parecen con todas las letras! Qué valientes, minas con colores llamativos para atraer la atención de los niños, los grandes enemigos...con el objetivo de matarlos o mutilarnos? y cuál es en verdad el daño que quieren hacer? lo pregunto porque no entiendo su fin.
Sólo puedo decir que es horripilante, deleznable, abominable, la maldad humana no tiene límite. Lástima que a los verdaderos culpables ni se les conozca.