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lunes, 3 de mayo de 2010

GONZALO JUANES, DE PROFESIÓN FOTÓGRAFO.



Nietzsche dejó escrito que "nuestras herramientas de escritura trabajan también sobre nuestros pensamientos".
Y es cierto. Solamente hay que ver la incidencia que el uso de las Nuevas tecnologías y sus derivados tienen en nuestra bioquímica cerebral y en la estructura de nuestros pensamientos para entender que el filósofo prusiano había realizado un diagnóstico de nuestra naturaleza muy certero.
¿Quién es Gonzalo Juanes y por qué sus fotografías despiertan cierto cosquilleo de gozo en mi núcleo accumbens(núcleo neuronal del encéfalo que juega un papel determinante como centro de placer y también tiene que ver con esos rasgos de personalidad propensos a las adicciones)?
Pues bien, Gonzalo Juanes es uno de esos tipos que me gusta recuperar en este vuestro rincón porque creo que su obra fotográfica no siempre ha tenido el reconocimiento que se merecía, pese a ser uno de los mejores fotógrafos españoles del siglo XX.
Nace en Gijón en 1923 y estudia para perito industrial. Le apasiona la fotografía y por las noches se dedica a revelar las imágenes que toma de día con su vieja Leika. En los años cincuenta y sesenta escribe ensayos sobre teoría fotográfica, forma parte del grupo AFAL(Agrupación Fotográfica Almeriense) y sus fotografías comienzan a interesar ya a cierta parte de la crítica especializada del país.


¿Por qué me gusta tanto Gonzalo Juanes?
El mismo Gonzalo contesta a esta cuestión perfectamente durante una de sus entrevistas: "... coge la cámara y sal a la calle a fotografiar lo que te dé la gana, pero no te empeñes en hacer arte...".
Ésta forma de hacer arte sin empeñarse en hacer arte transmite cierta actitud vital e inmediatez plástica, conceptual, que define la obra de gonzalo: verosimilitud, integridad, honestidad.
Su conocida y apreciada serie de fotografías en color de la madrileña Calle Serrano y sus gentes no tiene más misterio que un Gonzalo Juanes sentado con su Leika en una terraza mientras toma una cerveza, disparando su cámara durante un par de horas a las personas que por delante de él se cruzaban.
Gonzalo Juanes es lo cercano, algo muy próximo a nosotros que ya se ha ido con el tiempo, como nos pasará a todos. Una radiografía de calles, rostros y ancianas de luto tan familiares que podrían o debieran haberse cruzado con nosotros alguna vez. A veces hay una cama de un hijo deshecha, como la de nuestro hijo recién levantado... o una mano de anciano enfermo en un hospital que podría ser la mano de alguien muy querido.
Ese retrato de un hombre durmiendo la siesta al lado de su coche es demasiado familiar, nos trae ecos, sabores, olores tan próximos y,a la vez, tan lejanos de un tiempo y unas gentes que se han ido pero se empeñan en permanecer... igual que esos manteles de cuadros de un restaurante en los que hemos comido docenas de veces. Hay una brutal honestidad en ese anciano cansado e inclinado con su café y cigarrillo sobre el mármol de un bar; una sinceridad sencilla y absoluta en la mirada con que el fotógrafo mima y comprende con su objetivo esa fugacidad instantánea del momento, las prisas, el ajetreo en las calles, los rostros reconcentrados sobre su íntima cotidianeidad, las sonrisas vueltas hacia la cámara que continuarán congeladas en una mirada-imagen cuando ya el tiempo se haya cobrado su previsible tributo.
El Arte despojado de artificios, apariencias fatuas y disfraces. Con una plasticidad directa, sin manipulación, impresionista. Una técnica atemporal porque siempre milita y militará en la vanguardia más trascendental, que no es otra que la vanguardia, la avanzadilla, de lo auténtico, de aquéllo que no se aferra a las modas y tendencias del momento.

Con todos ustedes, Gonzalo Juanes, cronista de un tiempo, época y alma que les resultará muy familiar. Hermosos fragmentos de nuestra verdad.




















Saludos de Jim y cuidado con las comisiones regresivas de los Bancos, que siempre cobran al que menos ingresos tiene. Denunciadlos, no os dejéis avasallar.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

La primera imagen parece un cuadro de Hopper. Me gusta.

Olga dijo...

Qué mejor fotografía, que al mirarla te surgen multitudes de recuerdos y palabras, sin buscar el enfoque perfecto que nunca es perfecto para alguien. Ver la foto del anciano en un café, recuerdos de cuando iba al pueblo de mi padre y veía a mi gente. Gracias Jim.

Pedro Incio dijo...

A mí me gsuta porque es siniestro; tiene ese punto de maldad que te evita, que te dice que podría hacerte daño pero te obvia. Y es peor...
Como vemos en ese retrato de familia con hijos.
Pedro

Jim Alegrías dijo...

Me alegro que por una razón u otra os hayan gustado.
Creo que es un tipo a reivindicar. Muy interesante.

Saludos de Jim.