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lunes, 27 de abril de 2009

NACHO VEGAS, DEEP IN A DREAM Y 24 HOUR PARTY PEOPLE


Tres días hay en el año que relucen más que el sol: Jueves Santo, Corpus Christi y el Día de la Ascensión.
El tres es un número cabalístico y mágico, que cierta numerología asegura comporta cualidades "divinas" y metafísicas: los 3 reyes magos, las triadas, los tríos (2 mujeres y un hombre es lo sano y lo que recomiendan l@s asesores conyugales para una vida sexual salutífera y para que el hombre recupere la ilusión), la santísima trinidad, las tres gracias, la resurrección de Cristo al tercer día, los tres cerditos...
La carga simbólica del número tres tiene que ver con un principio creador y fecundo, con un impulso de equilibrio de la existencia.
Como cantaban Vainica Doble en los 70:
"Tres eran tres las hijas de Elena
Tres eran tres y ninguna era buena
Tres eran tres y ninguna era buena
Julia, Paloma y Elena
Tres eran tres y ninguna de las tres era buena
Rubia, castaña y morena
Tres eran tres y ninguna de las tres era buena
Julia, Paloma y Elena
Tres eran tres y ninguna era buena
Rubia, castaña y morena"

Bueno, pues todo este surrealista preámbulo no es nada más que para presentar las tres cosas sobre las que quiero comentar algo (hoy va de música):

CONCIERTO NACHO VEGAS: El viernes asistí en el Teatro Colón, A Coruña, al concierto de Nacho Vegas, en el que presentaba su último trabajo: EL MANIFIESTO DESASTRE, uno de los mejores discos que yo he escuchado en los últimos años. Sin un sólo minuto de desperdicio.
Y el concierto excepcional. De presencia muy frugal y sobria, y acompañado de una banda muy compacta y orgánica, viva, que recrea unas atmósferas crudas y contundentes, Nacho lo bordó.
Todo perfectamente engrasado en el directo, pero es que, claro, las magistrales composiciones de Nacho Vegas ya se venden solas.
Esa sonoridad arrastrada de Nacho, ese folk aletargado y moribundo a lo Gram Parsons o Elliot Brood, esa presencia solitaria y desgarbada que llenaba todo el recinto en canciones como " Ocho y medio" o " El ángel Simón".
Es difícil describir determinadas sensaciones al escuchar maravillas como Miss Carrousel (la versión que hace de "Fare Thee Well, miss Carousel", del cantante country Van Zandt), " El hombre que casi conoció a Michi Panero" o " Matar o morir".
Casi dos horas de intensidad y emoción abisal, reflexiva e intimista. Historias de prostitutas, drogas, depresiones, suicidios y desamores no aptas para sensibilidades apesebradas sobre karaokes OT o el feliz y estúpido universo de las radiofórmulas.
Lástima de asistencia de público, pues en la parte de arriba, principal, estábamos casi solos.

Tengo que entonar cierto mea culpa porque hace unos años yo puse a parir a Nacho por culpa de un doble, " Cajas de música difíciles de parar", que me había parecido un coñazo pedante y monótono.
Quizá no era mi momento para los abismos de Nacho. Ahora sí.
Os recomiendo su último disco, El Manifiesto Desastre, porque es una auténtica maravilla. Incluso tiene un aire de ranchera.

DEEP IN A DREAM: Toca libro. "Deep in a dream o La larga noche de Chet Baker" es una biografía sobre este cantante y trompetista jazz-cool escrita por James Gavin y editada por Mondadori en España.
Parte de la vida del mundillo jazz está en estas páginas. La pasión de Chet, además de la música, fue toda su vida la droga. Fue un junkie toda su vida. En este libro se cuentan anécdotas como aquella en la que le rompieron en un callejón toda la dentadura unos camellos y Chet le tuvo que poner una embocadura adaptada a su trompeta.
O las historias de cuartetos jazzísticos de los que formó parte Chet en los que todos los miembros de la banda eran adictos a la heroína.
Chet fue y es grande, muy grande. Para mí una de las mejores voces del jazz de todos los tiempos, una de las más sugerentes y personales, irrepetible. No cantaba mejor que nadie, pero sí diferente y nadie cantó después como él lo hizo.
Y grandísimo trompetista, el más cool que ha existido.
El jazz, las drogas, el desencanto, los camellos, las mujeres, la depresión, la indiferencia vital, la noche... todo está entre estas páginas.
Una verdadera y oscura aventura, equiparable en clave jazz a ese Viaje al Fin de la Noche ,de Céline: La larga noche de Chet Baker.

24 HOUR PARTY PEOPLE: Llegamos a la película. Michael Winterbottom( Código 46, Camino a Guantánamo). Factory records. Tony Wilson. Happy Mondays. Joy Division.
No soy yo demasiado aficionado a los sonidos ingleses ni a la música de baile, pero esta historia de la génesis de la Factory records y del Sonido Manchester- que cambió el rumbo de la música popular del siglo XX- por Tony Wilson y sus colegas... tiene algo especial, fascinante, que imanta y atrapa.
Muy buen cine. Con una narración sólida, exuberante, Winterbotton borda una película que es una crónica muy bien documentada de aquellos locos años de sexo, anfetas y pop en que lo que ahora conocemos como el Sonido Manchester se gestó y consolidó. Lo que ahora conocemos como house o rave ya estaba allí.
Tony Wilson y su gente revolucionaron la forma de pensar y hacer música en los 70-80.
Ascenso y decadencia de una manera de hacer las cosas absolutamente innovadora y rupturista.
Y están los Happy Mondays y el gran Bez ,infatigable, saltando sin parar durante las dos horas de cada concierto con unas maracas. Yo lo vi en los jardines de Méndez Nuñez cuando inauguraron la Fnac y el cabronías no paraba, pese a tener ya sus añitos y efectos secundarios encima.

Saludos rítmicos de Jim.

2 comentarios:

Pablo Arangüena dijo...

24 hour party people, gran película sobre una época musicalmente mítica. A mí sí me encanta el brit pop, el sonido manchester, etc: happy mondays, stone roses, inspiral carpets, joy division, etc, etc.
Eres el mejor crítico cultural del noroeste de España. A seguir así. Monstruo.

Jim Alegrías dijo...

Pablo, yo soy más de sonidos americanos tipo Gram Parsons, Dylan, Neil Young o Van Zandt.
Soy muy fan del folk de raíces y del country-rock. Y de lo que desde hace unos años se llama Americana, que es el folk americano de toda la vida filtrado por el tamiz de los nuevos tiempos.

Aunque si hablamos de actitud rock-pop, a los hijos de la Gran Bretaña no hay dios que les gane.

Saludos, Pablo.